Emilio O De La Educacion
Enviado por danielperez • 29 de Enero de 2012 • 336 Palabras (2 Páginas) • 632 Visitas
tado de la infancia! No comprenden que la raza humana habría perecido si el hombre no hubiera empezado por ser niño.
Nacemos débiles, necesitamos fuerzas; nacemos desprovistos de todo, necesitamos asistencia; nacemos estúpidos, necesitamos juicio. Todo cuanto no tenemos en nuestro nacimiento y que necesitamos de mayores nos es dado por la educación.
Esta educación nos viene de la naturaleza, o de los hombres o de las cosas. El desarrollo interno de nuestras facultades y de nuestros órganos es la educación de la naturaleza; el uso que nos enseñan a hacer de tal desarrollo es la educación de los hombres; y la adquisición de nuestra propia experiencia sobre los objetos que nos afectan es la educación de las cosas.
Así, pues, cada uno de nosotros es formado por tres clases de maestros. El discípulo en el que sus lecciones diversas se oponen se halla mal educado, y nunca estará de acuerdo consigo mismo. Aquel en quien todas ellas coinciden en los mismos puntos y tienden a los mismos fines, va solo a su meta y vive consecuentemente. Sólo éste se halla bien educado.
De estas tres educaciones diferentes, la de la naturaleza no depende de nosotros; la de las cosas sólo depende en ciertos aspectos; la de los hombres es la única de la que somos realmente dueños; todavía no lo somos más que por suposición, porque ¿quién puede esperar dirigir por entero las palabras y acciones de todos cuantos rodean al niño?
Dado que la educación es un arte, resulta casi imposible que triunfe, puesto que el concurso necesario para su éxito no depende de nadie. Todo lo que puede hacerse a fuerza de cuidados es acercarse más o menos a la meta, pero se necesita suerte para alcanzarla.
¿Cuál es la meta? La misma de la naturaleza, como acabamos de probar. Dado que es necesario el concurso de tres educadores para su perfección, hay que dirigir hacia aquella sobre la que nada podemos las otras dos. Pero quizás esa palabra, naturaleza, tenga un sentido demasiado vago. Trataremos de fijarlo aquí.
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