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Ensayo Valentina Rodriguez Montoya


Enviado por   •  7 de Octubre de 2019  •  Ensayo  •  1.279 Palabras (6 Páginas)  •  81 Visitas

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 “Cada vez soy más un arquitecto de mí mismo. Soy libre de querer y elegir. Puedo, a través de aceptar mi individualidad… ser más de mi singularidad, más de mi potencialidad”. (Rogers) Carl Rogers, psicólogo humanista y uno de los padres de esta escuela de la psicología, concibe al ser humano como capaz de todo aquello que se proponga y es por ello que nace esta frase, para demostrar cómo, con una perspectiva holística de la persona, se puede describir sus potencialidades en función de lo que realmente puede llegar a ser. Ahora bien, ¿en realidad el ser humano es libre de elegir?

La palabra libertad para Jean Paul Sartre, hace alusión a las acciones particulares y a la elección del perfil de cada persona, es decir, de cómo quiere ser percibido por el otro y de su proyecto fundamental de existencia. Es por ello que las metas que persigue el ser humano no vienen dadas ni de sí mismo o del entorno, sino que es la propia libertad la que elige lo que desea. (Olleta) Ambos autores concuerdan con el planteamiento de Fernando Savater, al concebir al hombre como el único responsable de su vida y las elecciones que realiza con la libertad que le es otorgada por el solo hecho de existir.

Y es que, al hablar de antropología de la libertad humana, Savater (2015), expone parte de la esencia de la persona, la libertad, desde lo imperativo, la condición humana. Parte de la premisa  que el ser humano, en tanto especie, cuenta con todas aquellas herramientas, no especializadas y por ello adaptables a cualquier medio, para moldear su entorno, basado en el uso de lo que delimita la humana conditio: la razón. Es mediante esta, propia del ser humano, gracias a su órgano más importante, el cerebro, que el hombre se encuentra en ventaja respecto a las demás especies, puesto que, a diferencia de los animales, el hombre se encuentra en permanente aprendizaje gracias a que es capaz de cometer errores y aprender de ellos. (Savater, 2015) Trias (Chacobo, 2000) en su texto Ética y Condición humana, propone que es mediante el uso de la razón, que se llevan a cabo elecciones propias de cada persona y estas la conducen a actuar de manera que logre la finalidad de la ética propuesta por muchos filósofos como Aristóteles: La buena vida (eudaimonia).

Pero estas acciones tienen un limitante, para Savater es el llamado azar, que resulta de la combinación de la incertidumbre y la fatalidad, pues a diferencia de las especies animales, el hombre no basa sus acciones en la supervivencia ni en el instinto, sino en el convivir con el otro, (2015, p.40) este quien lo limita pero quien lo hace ser sí mismo y le permite realizar acciones de acuerdo a lo que es aceptable culturalmente, pues la naturaleza humana es un concepto que propone en el hombre el fracaso y es por ello que debe ser significado, mediante la inserción del hombre a la cultura, allí deja de ser naturaleza simple para transmutarse en lo conocido como condición humana. (Chacobo, 2000) Es en esta cultura, que la persona desarrolla la capacidad de trazar planes a futuro, pues frente al cambio de su entorno, debe tomar decisiones frente a elecciones que le permitan adquirir conocimientos y fomentar su imaginación frente a lo incierto de lo que se encuentra rodeado y aprovecharse de ello. De esta se desprende la voluntad del ser humano, pues la acción se transforma en accidente por medio del azar y él debe adaptarse a estos condicionantes y reflexionar sobre ellos. (Savater, 2015)

Toda acción, accidente o no, tiene un propósito y una intencionalidad, pues sin estas, no puede existir la acción misma y es en las respuestas del “¿para qué?” y “¿por qué?” que se encuentra la intención del actuar humano. (Savater, 2015, p.45) La ética desde Aristóteles, muestra a la praxis o acción como medio, a través de disposiciones o hábitos, que predisponen al ser humano hacia la buena o mala vida, argumentada en las elecciones propias del individuo. (Chacobo, 2000, p.2) Pero esta “buena o mala vida” no debe ser moralizada, pues al ser vista de este modo, se transforma en juicio y este condiciona al máximo la libertad de elección propia de la ética. Por consiguiente, el hombre, en condición de sujeto, es protagonista de la escena que forma en base a la libertad de elección que su cultura le permite pero le impone, y como protagonista, debe hacerse responsable de todo aquello que envuelve su actuar, en la película que el mismo nombra: su existencia.

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