Ensayo corto

El ensayo corto

Tradicionalmente, a los estudiantes se les ha solicitado la elaboración de ensayos que oscilan entre las cuatro y las seis páginas, incluso algunos docentes los exigen de mayor extensión. No obstante, lo que se propone a partir de este semestre es la construcción de ensayos cortos (de aproximadamente cinco párrafos, máximo unas 400 palabras). El objetivo es disminuir la ya de por sí pesada carga de los estudiantes de FIGRI y, a su vez, la de nosotros, los profesores: si queremos que aquellos aprendan a escribir un ensayo debidamente estructurado, inteligible, coherente, cohesionado y con una sintaxis y ortografía correctas, los docentes debemos entregarles una retroalimentación detallada, sustentada, clara. Y si los textos entregados son extensos, seamos sinceros, en el mejor de los casos la evaluación tomará demasiado tiempo; en el peor, la retroalimentación será muy general, sin ofrecerle al estudiante indicaciones y explicaciones precisas, sobre todo de sus fallas y de cómo corregirlas.

Asignar ensayos cortos no implica una disminución de la calidad. Al ser cortos, su autor debe procurar al máximo no caer en digresiones, en la especulación; al contrario, debe ir al grano, ser conciso y preciso —que no son lo mismo—, ser sumamente cuidadoso en el planteamiento de cada argumento, en cómo lo hilvana con el siguiente, en la presentación de la información de contexto, en la elección de los conectores, de las palabras, en la construcción de cada párrafo, en cómo atrapará al lector desde las primeras ideas o en cómo realzará su tesis en el cierre del ensayo. A su vez, al ser corto, como docentes podremos enfocarnos en dar la retroalimentación pormenorizada que tanto necesita y reclama el estudiante, y que difícilmente podemos brindar si seguimos exigiendo trabajos extensos. Cuanto más breve, más exigente. Este ejercicio ayuda a organizar el pensamiento y prioriza los procesos de análisis y de síntesis, habilidades que se requieren para la elaboración de informes ejecutivos en el futuro cercano de los estudiantes.

Tengamos en cuenta las siguientes consideraciones:

• La presentación del ensayo debe ser bajo las normas APA: márgenes de 2,54 cm; espacio interlineal de 1,5; tipo de letra: times new roman (12 ptos.), o arial (11 ptos.).
• La extensión del ensayo debe oscilar entre las 400 y las 700 palabras (aproximadamente de una a dos páginas; lo cual puede variar según el tipo de letra. Por ello, es preferible exigirlo por número de palabras y no de páginas).
• Dicho lo anterior, el ensayo comprenderá cuatro o cinco párrafos:

• Primer párrafo: breve contextualización, formulación de la tesis que se pretende defender. La pregunta estaría sobreentendida.
• Segundo párrafo: aquí empieza la argumentación. Una recomendación del profesor Luis Fernando Vásquez es que se elijan argumentos por autoridad, porque ayudan a persuadir al lector.
• Tercer y/o cuarto párrafo:  se recomienda, en particular, que se emplee un argumento por analogía, que permite comparar lo planteado en la tesis, con otra “realidad equivalente” (Vásquez, F. 2020, párr. 6). Esto no quiere decir que solo se pueda acudir a este tipo de argumento; podría ser, también, uno por ejemplificación.
• Párrafo de cierre: Esta no es una recapitulación de lo expresado, sino es la oportunidad de subrayar la tesis con otras miradas, con otros argumentos.  

Ejemplo:

        Esta es una adaptación del ensayo realizado por Luisa Carranza Báez, estudiante FIGRI, titulado: “Geishas: más allá del arte, una representación de la cultura patriarcal de Japón”

La geisha, en rasgos generales significa, literalmente, “persona dedicada a las artes” (Calvo, P. 2016, p.38). Pues tradicionalmente sus representantes han sido expertas en la música, la danza, la literatura o la conversación en el Japón. Ahora bien, un aspecto no tan positivo son los comentarios sexistas contra las mujeres, que llamaron la atención de comentaristas y críticos en los Juegos Olímpicos en Japón 2020: “Las mujeres tienen el espíritu de competición. Si una levanta la mano (para intervenir), las otras creen que deben expresarse también. Es por eso, que todas terminan hablando" (Los comentarios sexistas de Yoshiro Mori, 2021, párr.6). Lo anterior lleva a pensar que las mujeres japonesas, en particular las geishas, han sido educadas para tener un papel secundario en la sociedad, como resultado de una filosofía patriarcal imperante en este país.

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