Ensayo maltrato Animal.
Enviado por tronospaulina • 15 de Septiembre de 2016 • Apuntes • 1.227 Palabras (5 Páginas) • 604 Visitas
EL MALTRATO ANIMAL, OTRO RESULTADO DE LA MALA EDUCACIÓN
Ensayo
Por
Paulina Gallego Patiño
“Se imagina que tuviera que trabajar expuesto al sol y al viento;
con una carga laboral más fuerte de la que puede soportar;
que al pasar las horas no pudiera recibir la alimentación adecuada;
y que su cuerpo se viera cansado, lacerado, maltratado...”
Esto decía una cuña publicitaria que desde la radio promovía una campaña “por la dignidad de los que no tienen voz”: los animales. El programa La Hora del Regreso, del sistema W Radio Colombia, llamó a la reflexión de sus escuchas difundiendo que “ningún ser vivo merece estar en una situación laboral de abuso”, para dar un NO contundente al uso de vehículos de tracción animal. Ésta fue una entre muchas otras iniciativas que procuran concienciar a las personas sobre lo perverso que es el maltrato animal, que tampoco se resume en la explotación de su fuerza para el trabajo, como es el caso los caballos utilizados para el transporte de personas y bienes, sino que por el contrario, y tristemente, parecen innumerables la formas de maltrato animal que existen.
Históricamente el hombre se ha situado en una posición dominante con respecto a los demás seres vivos, esto sin duda por estar dotado de raciocinio y en consecuencia ejercer imperio sobre los animales y la naturaleza que le rodea; además ha fundado corrientes del pensamiento que le dan sustento e impulso a la idea de su superioridad frente a los animales.
Sin embargo la idea no es abrir la discusión alrededor de la superioridad del hombre, lo que hay que cuestionar es si esa supremacía le da derecho a explotar a su antojo su entorno y por consiguiente a los animales, que como nosotros experimentan dolor y sufrimiento físico. No hay que ir muy lejos para saber que el dolor es un padecimiento que humanos y animales compartimos, sólo basta con reflexionar cómo exteriorizamos éste, y sin mayor esfuerzo nos será evidente que tenemos una reacción común, precisamente porque ambos sentimos. Reacciones como los retorcijones, la agitación, las quejas, los alaridos y la transpiración, entre muchas otras, no son exclusivas del hombre frente al dolor, los animales se manifiestan exactamente igual ante éste, porque también tienen sistema nervioso.
Biológicamente está comprobado pues que los animales están dotados de sistema nervioso, y depende de la complejidad de éste la experimentación en mayor o menor grado que se tenga del dolor; así se establece una jerarquía del dolor, en la que los vertebrados mamíferos están arriba, les duele más, y en ese sentido habría que condolerse más con quienes comparten esta línea con nosotros: perros, vacas, caballos, gatos…y el sinnúmero de semejantes que sufren como nosotros. Ahora, que no sea esta una oportunidad para que los contradictores de esta tesis, o los listos, quieran extremar el asunto al punto de que no se puede ni matar un zancudo por consideración a su dolor, pues bien, es por eso que se mencionó una jerarquía del dolor, y los zancudos, cucarachas, moscos y similares están debajo de este orden, porque sus sistemas nerviosos no están tan desarrollado y distan por mucho de los que se señaló con mayor vulnerabilidad y sensibilidad.
Como se dijo antes, los hombres hemos instituido grandes y poderosas corrientes que avalan y resaltan las diferencias guardadas con los animales, a la vez que favorecen su discriminación al considerarlos especie inferior. Pensamientos de toda clase han concurrido en lo mismo, desde lo religioso hasta lo cultural. El catolicismo, el judaísmo y el islamismo por ejemplo, las más grandes religiones, han resaltado la falta de alma de los animales y en consecuencia su inferioridad, su no importancia, nunca han sentado una posición en contra de su maltrato, más bien lo han acolitado en tanto se relatan sacrificios de estos a los dioses, culpabilidades relacionadas con la existencia del pecado o condiciones impuras en sus seres, que en los creyentes aflora cierto desprecio y una actitud permisiva para irrespetar a los animales, pues no están llamados desde los mandatos divinos a darles un buen trato.
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