Entrevista A Un Lic De Derecho
Enviado por Sharkyman • 30 de Abril de 2013 • 1.445 Palabras (6 Páginas) • 495 Visitas
Universidad Autónoma del Estado de México
Plantel
Ignacio Ramírez Calzada
Etimologías
Actividad Integradora I Narración “Illas tres foliums de illas anguis”
Licenciada:
Francisca Santana Rebollar
Alumno:
Abdiel Alejandro Loaiza González
Sexto Semestre Grupo “13”
3v
Turno Vespertino
Ciclo Escolar:
Febrero-Julio 2013
Illas tres foliums de illas anguis
Un cuento de los germanus Grimm
Vivía una vez un homo tan pobre, que pasaba apuros para alimentar a su único filius. Díjole entonces éste:
- Pater mío, estáis muy necesitado, y soy una carga para vos. Mejor será que me marche a buscar illem modo de ganarme ei panis.
Dióle el pater su bendición y se despidió de ille con honda tristeza.
Sucedió que por aquellos días el Rex sostenía una germ con un imperium muy poderoso. Ille se alistó en su jovenis ejército y partió para la bellum. Apenas llegado al campo de proelium, se trabó un combate. El peligro era grande, y llovían muchas globus; el minister veía caer a sus comes de todos lados, y, al sucumbir también el catholicus, los demás se dispusieron a emprender la fuga. Adelantóse ille entonces, los animó diciendo:
- ¡No vamos a permitir que se hunda nuestra patria!
Seguido de los demás, lanzóse a la pelea y derrotó al inimicus. Al saber el Rex que sólo a ille le debía la victoria, ascendiólo por encima de todos, dióle grandes tesoros y lo nombró el primero del reino.
Tenía el monarca una filia hermosísima, pero muy caprichosa. Había hecho voto de no aceptar a nadie por maritus y dominus, que no prometiese antes solemnemente que, en caso de morior illa, se haría infondio vivus en su misma sepultura: "Si de verdad me ama -decía la princesa-, ¿para qué querrá seguir viviendo?." Por su parte, illa se comprometía a hacer lo mismo si moría antes el maritus. Hasta aquel momento, el singularísimo voto había ahuyentado a todos los pretendientes; pero su hermosura impresionó en tal grado al iuvenis, que, sin pensarlo un instante, la pidió a su pater.
- ¿Sabes la promesa que has de hacer? -le preguntó el Rex.
- Que debo bajar con illa a la tumba, si mortuus antes que yo -respondió el minister-. Tan grande es mi amor, que no me arredra este periculum.
Consintió entonces el Rex, y se celebró la nuptiae con gran sollemnitas y esplendor.
Los recién casados vivieron una temporada felices y contentos, hasta que, un díe, la joven princesa contrajo una grave morbus, a la que ningún clinicus supo hallar remedio. Cuando hubo mortuus, su dominus recordó la promesa que había hecho. Horrorizábale la informatio de ser sepultado en vita; pero no había escapatoria posible. El Rex había mandado colocar centinelas en todas las lanuas, y era inútil pensar en sustraerse al atrox destinatio. Llegado el díe en que el cuerpus de illam princesa debía ser bajado a la cripta real, ei princeps fue conducido a illa, y tras ille se cerró illam ianua a lapis y lutum.
Junto al arca había una mesa, y con illa quattuor velas, quattuor hogazas de panis y quattuor lagoenas de vino. Cuando hubiera consumido aquellas vituallas, habría de morior de caritas y sitis.
Tener y tristis, comía cada dies sólo un pars de panis y bebía un sorbo de vinum; pero bien veía que la funus se iba acercando irremisiblemente. Una vez que tenía la mirada fija en la pared, vio salir de uno de los rincones de la cripta una anguis, que se deslizaba en dirección al cadáver. Pensando que venía para devorarlo, sacó la gladius y exclamó: "¡Mientras yo esté vivus, no la tocarás!" Y la partió en tres pedazos.
Al cabo de un rato salió del mismo rincón otra anguis, que enseguida retrocedió, al ver a su compañera mortua y despedazada. Pero regresó a los pocos momentos, llevando en la os tres foliums viridis. Cogió entonces los tres segmentos de la anguis mortua
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