Epistemología y diseño en la arquitectura
Enviado por ckranneo • 28 de Septiembre de 2011 • Tutorial • 4.809 Palabras (20 Páginas) • 574 Visitas
EPISTEMOLOGÍA Y DISEÑO EN LA ARQUITECTURA
Dr. Xavier Vargas Beal
2DO Coloquio virtual (13 Junio 2006)
El mundo no es uno, son muchos. Tantos como personas, grupos y sociedades se encuentren en él y se pregunten por él. De ahí que la formulación y fundamentación epistemológico-teórica de una disciplina cualquiera resulte más y más difícil conforme más y más aspectos humanos y sociales se vean involucrados en el análisis y la reflexión. Así, en este sentido, menos complicado habrá de resultarles a las ingenierías, tomar posturas epistemológico-teóricas respecto de los problemas que se les plantean, que a las distintas psicologías (clínica, educativa, social, etc.) a propósito de los suyos propios. Hay pues, de disciplinas a disciplinas, y es debido a ello precisamente que también haya distintas maneras de encarar el problema del conocimiento que les es relevante a cada una de ellas.
La arquitectura en concreto y debido a su indefinición ontológica (¿qué es la arquitectura?)[1], además de enfrentarse a las dificultades propias de cualquier disciplina (puesto que sea lo que sea que la arquitectura es, ésta se ejerce profesionalmente de forma bastante análoga a toda disciplina), se enfrenta –además de aquellas a las que se enfrentan todas las otras disciplinas- a una construcción de conocimiento muy específica y necesaria para su ejercicio profesional que no cuenta con una epistemología propia: nos referimos a la dimensión estética; misma que, en el caso de la arquitectura, no puede ser abordada como la abordan los artistas que no están exigidos casi de ningún modo a tomar en cuenta la función y la estructura de su obra, asunto éste que la arquitectura no puede ignorar en ningún caso por más que haya por ahí algunos arquitectos desorientados pensando en esculturas habitables. Aún en estos casos, la obra no está sostenida estructuralmente de manera gratuita, ni puede diseñarse para una función universalmente útil.
En este contexto epistemológico-teórico disciplinarmente complejo y frente a una realidad multi-interpretable desde los distintos sujetos individuales y colectivos existentes en el ámbito de la profesión, la arquitectura se ve hoy más que nunca en toda su historia, obligada a enfrentar responsablemente lo que por razones que ya no importa seguir analizando y enunciando, constituye un enorme rezago respecto de las demás disciplinas humanas y sociales. Todas las demás (antropología, sociología, psicología, educación, etc.) han desarrollado marcos epistemológico-metodológicos propios en lo que se ha dado en llamar la revolución epistémica. Mientras esto sucede en prácticamente todos los campos del conocimiento de las muy diversas disciplinas, la arquitectura, en una gran medida, se sigue resistiendo a la búsqueda de una fundamentación epistemológica propia aferrándose fuertemente al pasado: Manuel Gausa detecta esto con toda precisión cuando afirma: “seguimos todavía utilizando los restos de una concepción moderna y determinista (pre)determinada –de la idea de orden- posicional, lineal, esencial, del mismo modo que seguimos usando leyes científicas antiguas –como las de la gravedad, e incluso las de la relatividad- todavía ‘funcionales’ a grandes rasgos pero que resultan, ya, apenas operativas a la hora de medirse a la auténtica complejidad de los fenómenos que, sabemos hoy, definen nuestro entorno”.[2]
Ahora bien, una vez sistematizadas en categorías más finas las participaciones de los distintos investigadores durante el 1er coloquio virtual de nuestro proyecto “arquepisteme”, nos hemos encontrado al menos con seis mundos distintos que inciden en el acto de diseñar y construir arquitectónicamente una obra. Estos seis mundos son los siguientes:
1) El mundo interno del propio diseñador
2) El mundo externo de las demandas
3) El mundo real (como quiera que por ahora se entienda la realidad)
4) El mundo de la teoría (y en él la historia)
5) El mundo del proyecto (que incluye el diseño y al composición)
6) El mundo de la construcción de la obra
Estos seis mundos, fueron analizados por separado y podrían ahora ser presentados cada uno con sus elementos e interrelaciones sistémicas (tal vez, incluso, ello sería didáctico para los alumnos), sin embargo hemos preferido evitar por ahora la filigrana de explicaciones a detalle buscando más bien avanzar sólo hacia la comprensión de la dimensión epistemológica de la arquitectura y del diseño arquitectónico como un acto disciplinar que exige ya otros modos de ser ejecutado.
Con esto en mente, hemos trabajado en la dirección de elaborar algunas síntesis parciales de estos seis mundos, a fin de mostrar ahora nuestros hallazgos, concentrándolos, –por decirlo de algún modo- en dos de los mundos antes señalados: el mundo real y el mundo del proyecto arquitectónico. Al final, comprometidos con las implicaciones de nuestras reflexiones, haremos un último comentario que bien podría mostrar nuestra propia expectativa –utópica tal vez- de lo que esperamos que sean los alcances de esta nueva forma de aproximación a la realidad en el que hacer de la arquitectura.
El mundo real
En primer lugar: las mezclas paradigmáticas y un posible meta-paradigma
Como ya hemos afirmado antes en nuestra participación anterior (1er Coloquio virtual), los paradigmas epistemológicos clásicos de Habermas no son suficientes. Al menos una dimensión epistemológica que Habermas no contempla está presente en la arquitectura sin que ésta se haya hecho explícita ni se haya buscado una construcción seria de los constitutivos que la justifican como tal. Nos referimos a la postura epistemológica cuya finalidad sería dar cuenta de aquellas construcciones del conocimiento estético por un lado, e intuitivo por otro.
Sabemos ya de sobra, y no hemos encontrado en los distintos investigadores, ninguna dificultad en asumir y aceptar, que la arquitectura –cualquiera que sea su naturaleza ontológica- no puede sustentarse únicamente en una epistemología, sea ésta positivista, hermenéutica o pragmática. Como ya lo señalamos antes en nuestra pasada participación, no es posible determinar para un edificio las dimensiones de sus miembros estructurales sustentándonos epistemológicamente en la pura construcción interpretativa de un cierto “sentido” de proporciones y formas, sino que es menester calcular positivistamente y bajo los principios de la ciencia física (estática y dinámica), las características y medidas, los materiales a usar en tal elemento estructural; de la misma manera que no nos es posible construir por
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