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Equidad Educativa


Enviado por   •  21 de Febrero de 2012  •  2.062 Palabras (9 Páginas)  •  785 Visitas

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Introducción

Las desigualdades que en el ámbito de la educación padecen amplios sectores de las sociedades iberoamericanas y su tratamiento a través de diversas políticas de equidad, constituyen el tema monográfico de este número de la Revista Iberoamericana de Educación.

Iberoamérica parece vivir una situación paradójica en relación con dicha cuestión.

Si bien la evaluación de los resultados obtenidos de la aplicación de programas puntuales dirigidos a corregir las situaciones de desigualdad educativa en sectores con graves déficit sociales y económicos resulta muy positiva y esperanzadora, los indicadores macroeducativos siguen empeorando en cada nueva medición.

Aun cuando el concepto de equidad educativa se encuentra ineludiblemente relacionado con el de calidad de la educación, en esta oportunidad hemos intentado realizar un análisis individualizado de sus componentes, dejando a los autores invitados la tarea de vincularlos con la condición cualitativa cuando lo creyesen necesario.

Muchas son las variables que componen, describen y explican la condición sociológica que en los últimos años venimos llamando equidad educativa, y que se relaciona con conceptos más tradicionales como los de igualdad de oportunidades y justicia social.

Algunas de esas variables formaron parte importante, de manera más o menos aislada, de las políticas públicas que se ejecutaron desde los primeros momentos de la consolidación de la mayor parte de los Estados de Iberoamérica.

La cobertura total de la población en edad escolar por parte de los servicios educativos sigue siendo, a pesar de los importantes logros alcanzados en la segunda mitad del siglo XX, la meta que garantice la igualdad de oportunidades de acceso a los sistemas educativos.

Los desarrollos pedagógicos y los conocimientos más recientes sobre las formas y las condiciones del aprendizaje, introducen en el análisis de la equidad la perspectiva de una atención diferenciada que facilite la retención y equipare las condiciones de éxito entre todos los sectores sociales.

Por otra parte, si se entiende la educación como facilitadora de competencias y habilidades para el desempeño social y especialmente económico, las políticas de equidad apuntarán a la generalización de los resultados que aseguren actuaciones socialmente responsables y económicamente productivas entre los individuos de todos los estratos socioeconómicos.

Está claro que sobre tales variables —acceso, proceso, resultados— pueden actuar quienes administran los sistemas educativos y también algunos de los que intervienen en ellas, como es el caso de los docentes.

Sobre ellas se definen y ejecutan, así mismo, distintas políticas, que van desde la construcción de edificios escolares a la aplicación de nuevas estrategias pedagógicas, pasando por la adecuada capacitación docente a las nuevas circunstancias o la evaluación de los aprendizajes.

En esas políticas se inscriben igualmente los programas ‘compensatorios’ y de ‘discriminación positiva’, que procuran eliminar o al menos disminuir algunos de los aspectos más negativos de la desigualdad educativa que afecta a los sectores con mayores carencias.

Una interpretación de la educación como ‘mercado económico’ en el que se demandan y ofrecen servicios educativos, permite entender y atender a la equidad mediante la introducción de nuevas variables. En realidad, y de acuerdo con esta posición, la única variable sobre la que se tendría que operar sería la económica. Procurar a las familias los apoyos que les permitan ejercer sus derechos como consumidores en igualdad de condiciones con los restantes demandantes, debería ser suficiente para garantizar la equidad educativa. La libertad de elección, los intereses y preferencias del usuario, los elementos diferenciales del servicio ofrecido, la competencia entre distintos oferentes, son elementos que deberían bastar para obtener una educación de calidad al alcance de todos.

Otros analistas han llegado a la conclusión de que las variables propias de los sistemas educativos no resultan suficientes para explicar las sensibles diferencias que se producen entre grupos de distinto estrato socioeconómico, en indicadores tales como niveles de acceso, rendimiento, repitencia, permanencia, abandono, éxito, fracaso. Por tal motivo sus trabajos proponen incorporar variables ‘extraescolares’ que tendrían una influencia negativa sobre aquellos indicadores. Este es un campo en permanente investigación, aunque se afirma que existen algunos factores suficientemente contrastados como para plantearse actuar sobre ellos.

La presencia o ausencia de estimulación temprana; la edad en que el niño comienza su ‘educación’; el nivel de instrucción alcanzado por los padres (en particular por la madre); el trabajo de la madre; las condiciones socioambientales; el estrato social y económico de pertenencia, son algunas de las variables que se consideran asociadas a los indicadores antes mencionados, y que se han ido incorporando a casi todos los estudios de este tipo que se vienen realizando en los últimos tiempos.

Las variables consideradas hasta aquí pueden ser definidas como ‘educativas’, socioeconómicas, ambientales o culturales. Sin embargo, existen otras características de las personas que históricamente han sido fuente de prejuicios, marginación y, consecuentemente, de desigualdad tanto educativa como de otros órdenes. Entre estas variables las más significativas siguen siendo el género y la pertenencia étnica. Dado que no se puede actuar sobre ellas con intención de eliminarlas, las políticas públicas apuntan a reparar el agravio comparativo sufrido por estos sectores sociales desarrollando programas de discriminación positiva, educación bilingüe intercultural y otros similares.

Seguramente los motivos que actúan en contra de la obtención de niveles satisfactorios de equidad son mucho más numerosos que los enunciados hasta aquí. Algunos todavía no se han manifestado en todo su potencial, otros puede que lleven asociada a su condición innovadora positiva la capacidad de hacer mayores las desigualdades que hoy no conseguimos eliminar.

Teniendo en cuenta que los factores externos a la educación van ocupando un espacio cada vez mayor en la explicación del origen de las desigualdades educativas, la cuestión por resolver parece ser la de la necesaria integralidad de las políticas públicas orientadas al logro de la equidad. Visto desde otro punto, la educación deberá establecer los límites de su responsabilidad y de su acción sobre el problema de las desigualdades, porque de no hacerlo correrá el riesgo de verse involucrada en cuestiones que no podrá resolver y que la llevarán a incumplir sus objetivos más

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