Era Global
Enviado por astriperez • 25 de Abril de 2014 • 3.112 Palabras (13 Páginas) • 149 Visitas
5. HACIA LA ERA GLOBAL
Los socialdemócratas deberían buscar un nuevo papel a la nación en un mundo cosmopolita. El orden global emergente no puede sostenerse como un "mercado puro". El mercado fracciona tanto como unifica: un mundo de mil ciudades-estado, que algunos han predicho, sería inestable y peligroso. Una re afirmación del papel de la nación es importante como fuerza estabilizadora, constituye una barrera frente a la fragmentación completa. La identidad y la pertenencia son potencialmente divisivas. ¿Cuán realista es suponer que la afiliación a la nación puede ser una fuerza benigna? Al fin y al cabo, el Estado-nación y el nacionalismo es sabido que tienen un rostro de Jano, las naciones proporcionan un mecanismo integrador de la ciudadanía, pero el nacionalismo puede hacerse beligerante, y las aspiraciones nacionalistas han alimentado muchos conflictos destructivos durante el último siglo y medio.
Los aspectos divisivos del nacionalismo no desaparecerán, desde luego. Pero precisamos exactamente de una versión más cosmopolita de la nacionalidad para ir controlándolos. Dicho cosmopolitismo es causa y condición de la posible desaparición de la: guerra a gran escala entre Estados-nación. El "Estado fuerte" solía estar bien pertrechado para la guerra. Hoy día debe significar algo distinto: una nación suficientemente segura de sí misma como para aceptar los nuevos límites a la soberanía.
LA NACIÓN COSMOPOLITA
Los Estados-nación se formaron realmente cuando consolidaron "fronteras" claras, en lugar de los "límites" más imprecisos característicos de los Estados más tradicionales. Las fronteras son líneas precisas dibujadas sobre un mapa, que designan el territorio de la nación, y cualquier violación de ellas es considerada como un ataque a la integridad de la nación. Los Estados están volviendo a tener límites más que fronteras, pero no por las mismas razones que en el pasado. Los Estados más antiguos tenían límites porque tenían un aparato político inadecuado; no podían hacer que su autoridad tuviera efecto en sus perímetros externos. Las fronteras de los Estados actuales están convirtiéndose en límites debido a sus lazos con otras regiones a su integración en agrupaciones transnacionales de todo tipo. La Unión Europea es el prototipo, pero el debilitamiento de las fronteras está ocurriendo también en otras partes del mundo.
La identidad nacional sólo puede ser una influencia benigna si es tolerante con la ambivalencia o con la afiliación. Ejemplo los individuos que son simultáneamente ingleses, británicos, europeos y que tienen algún sentido general de ciudadanía global pueden considerar alguna de éstas como su identidad dominante, pero esto no ha de evitar necesariamente que no acepte también las otras. El nacionalismo xenófobo es lo opuesto: la nación es “una indivisible”. Es culturalmente proteccionista, asumiendo que las naciones tienen un “destino” que no está únicamente separado de, sino que es superior a, otras naciones. Pero las naciones no tienen destino, y todas las naciones, sin excepción, son “naciones híbridas”. La nación no es algo dado por naturaleza, y por remota que sean las naciones que puedan tener con comunidades étnicas anteriores, las naciones son un producto relativamente reciente de la historia. Todas han sido construidas a partir de una diversidad de fragmentos culturales.
En su obra sobre el nacionalismo, el filósofo político David Miller se afana en combatir dos opiniones sobre la nación y el nacionalismo ampliamente extendidas entre la izquierda. Una es que el nacionalismo es ante todo una cuestión de sentimiento o emoción, desprovista de contenido racional. La segunda es que el nacionalismo es intrínsecamente una doctrina de la derecha política, hostil a los valores de la izquierda. Lo que sostienen tales opiniones, afirma, tienden a tratar el nacionalismo como si fuera de una pieza, mientras que, en realidad, podemos distinguir sin muchas dificultades que poseen formas distintas. El “principio de nacionalidad” descansa sobre una serie de postulados. Las identidades nacionales son una fuente válida de identidad personal; los individuos que experimentan ser parte de una nación como elemento de su identidad no sufren una ilusión., Es moralmente defendible que deseen proteger su identidad contra las fuerzas que puedan amenazarla. Las naciones son comunidades éticas, en las que aquellos incluidos en ellas tienen ciertas obligaciones respecto a los otros miembros que no siempre son reconocidas frente a personas de fuera. Las naciones proporcionan un foco para la autodeterminación: la nación debería desarrollar estructuras estatales que permitan a los ciudadanos decidir por sí mismos cuestiones de importancia general.
Las naciones congregan estos tres elementos con particular fuerza debido a otras determinadas cualidades especiales:
Las naciones no son asociaciones voluntarias, sino comunidades en las que la mayoría de los miembros nacen, viven y mueren, de manera que estamos unidos con nuestros compatriotas en una comunidad de destino; más aún, estas comunidades ... se conciben a sí mismas como históricamente extendidas, así que nuestros deberes..!!.o son sólo con nuestros contemporáneos, sino también respecto a miembros pretéritos y futuros debemos asirnos al principio de nacionalidad, mientras procuramos forjar identidades nacionales que puedan acomodar el pluralismo y la mutabilidad de la cultura contemporánea.
¿Pero cómo puede esto suceder?¿puede la idea de nación ser compatible con el pluralismo étnico y cultural? En respuesta a esta pregunta, el nacionalismo conservador mantiene que la "nación unitaria" debe seguir siendo la unidad suprema la "nación una" se hereda del pasado y debe ser protegida de la contaminación cultural. El coste de la comunidad nacional, tal como lo expone un autor de derechas, es "santidad, intolerancia exclusión en sentido de que el significado de la vida depende de la obediencia, y también de la vigilancia frene al enemigo".
El multiculturalismo radical de los libertarios, y de algunos izquierdistas, sigue una senda muy diferente, abrazando el pluralismo cultural cualquiera que sea el coste que tenga para la solidaridad global: Desde esta perspectiva, la identidad nacional no tiene prioridad sobre otras demandas culturales de hecho, la identidad nacional se considera a menudo como de procedencia dudosa, artificialmente construida, al servicio de los intereses de los grupos dirigentes.
PLURALISMO CULTURAL
Ahora bien, afiliaciones grupales especiales no menoscaban, obviamente, la identidad nacional Muchas adhesiones
...