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Enviado por yussy • 10 de Octubre de 2012 • 2.842 Palabras (12 Páginas) • 1.491 Visitas
LAS TRANSFORMACIONES DE LA ECONOMÍA MUNDIAL*
Alejandro Dabat**
Miguel Angel Rivera***
El presente trabajo pretende ofrecer un bosquejo de las transformaciones que está viviendo la economía mundial, a partir de un intento por integrar y sistematizar trabajos anteriores de ambos autores,1 apuntar a elementos nuevos y delimitar campos fundamentales de estudio e investigación. Los autores son conscientes de las dificultades y peligros que implica un trabajo de ese tipo, dada la complejidad del fenómeno, la velocidad de los cambios, el carácter aún incipiente de diversos procesos básicos y los fuertes problemas de interpretación que plantean la novedad de los acontecimientos y las actuales limitaciones de la teoría. Pero al mismo tiempo, están convencidos de que las exigencias de integración del conocimiento requiere de marcos analíticos globalizadores en gran parte hipotético, como el que aquí se presenta.
El estudio partirá de la hipótesis de que el actual cambio mundial es un fenómeno complejo en el que se conjuga una crisis muy profunda de la organización social y el orden mundial del siglo XX, con un proceso abierto de reorganización y reordenamiento radical de las relaciones internacionales que puede dar lugar a diferentes salidas. Por esa razón, se dividirá el presente trabajo en tres partes para considerar en ese orden los elementos más característicos de la actual crisis mundial (primera parte), los procesos embrionarios de conformación de nuevos tipos de ordenamientos (segunda parte) y las perspectivas (tercera parte).
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I. La crisis mundial actual y sus diversos componentes y retos
Como es suficientemente conocido, desde mediados de la década de los setenta, la economía mundial se halla inmersa en una crisis global, que puso fin a la época de prosperidad y optimismo que caracterizó al mundo de la II Posguerra. En esa crisis pueden distinguirse por lo menos cuatro aspectos diferentes: a) la crisis de la economía capitalista mundial; b) la crisis del socialismo de Estado; c) la crisis ambiental; y, como combinación de todo lo anterior, d) la crisis del viejo orden mundial bipolar (Oeste-Este), surgido de la II Guerra Mundial. Varios de estos elementos (sobre todo el primero) han sido estudiados con bastante detalle y considerados por nosotros en otros trabajos. Pero dada la relación que existe entre todos ellos, conviene tratar de retomarlos desde una perspectiva que trate de integrar a los cuatro aspectos.
1. La crisis de la economía capitalista.
La crisis mundial de 1974-75 puso fin a dos décadas y media de rápido crecimiento del capitalismo mundial de posguerra, y abrió el nuevo periodo histórico de inestabilidad política, lento crecimiento económico y descomposición social. El fin de la ola ascendente de posguerra fue el resultado del agotamiento de las condiciones económicas, tecnológicas y sociales que la hicieron posible2 y la aparición de una crisis estructural global de rentabilidad y de la regulación. Como resultado de ello la economía mundial se ha hundido desde hace ya casi veinte aZos en una onda larga o fase descendente,3 compuesta por una sucesión de fuertes caídas y breves recuperaciones, que se traducen actualmente en la aguda recesión iniciada en 1990. La profundidad, extensión y duración de la actual crisis estructural, permite parangonarla con la anterior gran crisis que vivió el capitalismo mundial durante el periodo de entreguerras, que culminara en la gran depresión de los aZos treinta y la II Guerra Mundial, y que también diera lugar (como en la actualidad) a una profunda transformación de las condiciones mundiales.4
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Si bien la actual crisis es un fenómeno mundial, afectó de diferentes maneras a los países y regiones. En el mundo industrial golpeó en primer lugar a los Estados Unidos, haciéndole perder su supremacía industrial y financiera frente a las nuevas potencias ascendentes como Alemania o Japón, lo que se tradujo en el derrumbe del sistema monetario mundial, basado en el dólar, y en la pérdida de la hegemonía absoluta de lo que fuera la única superpotencia del capitalismo mundial. Pero en todos los países tuvo lugar una caída generalizada de la rentabilidad y la acumulación de capital y surgió un nuevo tipo de desempleo estructural, se redujo el nivel de vida de la mayoría de la población, donde fueron particularmente afectados los sectores más desprotegidos (mujeres, jóvenes, minorías étnicas) y donde aparecieron crecientes bolsones de pobreza y marginación social. Se han desarrollado también numerosas manifestaciones de descomposición social, como el redimensionamiento de la delincuencia, la drogadicción, la corrupción de las instituciones y de las prácticas gubernamentales o el racismo.
En los países periféricos, la crisis económica tuvo consecuencias económicas y sociales aún más graves, aunque muy desigualmente distribuidas entre las diferentes regiones y países. El principal mecanismo inicial de propagación de la crisis (el derrumbe de las exportaciones de productos básicos) no fue un fenómeno general, por el boom petrolero5 y la conversión de Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico en potencias financieras intermedias.6 La crisis mundial tampoco afectó negativamente a los países que lograron desarrollar un amplio sector exportador manufacturero como los “cuatro tigres” asiáticos y los miembros de la ASEAN, a los “beneficiarios” del auge del narcotráfico, a partir de la exportación de enervantes (Colombia, Tai, Bolivia), o a los que evitaron el camino de la deuda, como India.
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Pero si se dejan de lado estas numerosas excepciones, la crisis causó estragos particularmente fuertes en el resto de los países, especialmente en aquellos en los que se conjuntaron las consecuencias del deterioro de los términos del intercambio, el sobrendeudamiento externo y la necesidad de pagar importaciones petroleras a precios prohibitivos. Incluso afectó a países como México, Venezuela o Argelia, que a pesar de contar con ingresos petroleros muy altos, no supieron aprovechar ese factor favorable para tratar de liberarse del endeudamiento ilimitado, el subsidio improductivo o el parasitismo burocrático, y de emprender procesos de restructuración productiva interna y de reinserción en el mercado internacional. En ese sentido, parece necesario reestudiar el proceso de sobreendeudamiento del Tercer Mundo, que culminó en ese periodo, desde una nueva perspectiva que enfatice no sólo en la dimensión externa del fenómeno (como el papel de la banca internacional o del FMI), sino también, y fundamentalmente, en causas internas tales como los problemas estructurales
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