Espacio Urbano Y Habitat
Enviado por maribelrupertina • 13 de Enero de 2014 • 2.622 Palabras (11 Páginas) • 315 Visitas
UNIDAD CURRICULAR
ESPACIO URBANO, VIVIENDA Y HÁBITAT
PRESENTACIÓN:
Ante la pobreza y las situaciones sociales y habitacionales que se han ido acumulando en los barrios populares urbanos, es ineludible la atención de las viviendas que construyen las familias de escasos recursos en las ciudades. La producción de las viviendas populares, ha estado signada por las carencias que han sido minimizadas por los esfuerzos y privaciones de muchos años de vida y recursos invertidos por las familias en la consolidación de las mismas, por tanto, con la nueva concepción de la vivienda y hábitat, así como el cambio de paradigma de ésta última - la cual se hará referencia más adelante- se busca valorar los mecanismos y procesos de los hacedores de viviendas, creados para resolver la estabilidad y ampliación de las edificaciones que constituyen expresiones de identidad del saber constructivo popular en el medio urbano que respondan a las características: locales geoambientales, sociales, participativas comunitarias, culturales, etc. No obstante, existen muchos problemas y carencias en el diseño y la construcción que requieren ser atendidos y mejorados para elevar la calidad de vida en los asentamientos populares urbanos, no sólo a través de los procesos de habilitación física para dar condiciones de urbanización a las viviendas existentes y las nuevas, sino también generar procesos para garantizar la idoneidad del acondicionamiento de los terrenos con respecto al diseño estructural del espacio interior que esté en función del modo de vida de las familias y crecimiento de las edificaciones en su conjunto; aún cuando la mayoría de las familias han producido sus propias casas, muchas de éstas transformadas progresivamente en edificaciones de varios pisos, la realidad ha sido que a lo largo de su existencia muchas han carecido de una atención profesional que coadyuve a mejorar la calidad de estas edificaciones y el resguardo de la vida de los seres humanos que en ellos habitan. Es decir, los constructores populares, han producido la ciudad lo mejor que han podido y su conocimiento constructivo se ha enriquecido en el proceso de transformación rural-urbano, más aún en el proceso de metropolización, cuando el campesino se convierte en asalariado urbano y muchos de ellos obreros de la construcción, sin embargo, se les han dejado abandonados, no sólo a sus posibilidades económicas, sino también a sus saberes constructivos- populares que también han sido catalogados como de poco valor. Es por ello que a través de la nueva Política Nacional de Vivienda y hábitat y el Mapa Estratégico, se incorpora de manera directa la interacción e integración de las comunidades en todo el proceso de proyectos urbanísticos y rehabilitación urbana, preservando la memoria socioespacial, sus modos de vida, identidad y sus saberes constructivos que fueron ignorados en décadas anteriores. Asimismo, brindarles prioridad a las familias de menores ingresos en todo el ámbito espacial.
I.- JUSTIFICACIÓN
A comienzos del nuevo milenio, poco más del 50% de los 6.100 millones de habitantes del planeta, viven en ciudades, siendo la urbanización en la actualidad un fenómeno global. Dentro de las regiones de menor desarrollo, América Latina y El Caribe son las que presentan la mayor tasa de urbanización. En la actualidad aproximadamente 74% de su población vive en centros urbanos, identificándose para los próximos 15 años un crecimiento sostenido de la población, tanto de sus ciudades intermedias como de las pequeñas. (Revista Urbana, 2002: p. 39)
En el caso específico de Venezuela, sería importante realizar una reflexión sobre el progreso de las viviendas autoproducidas a partir del desarrollo de la explotación petrolera en la primera mitad del siglo XX, donde el país agrícola convertido rápidamente en rentista, estableció un proceso de crecimiento y modernización asociado fundamentalmente al incremento de la renta petrolera. A finales de la década de los 70, con breves interrupciones en los años de la postguerra, la búsqueda de altas tasas de crecimiento económico y de una mayor industrialización, a partir de la sustitución de importaciones, reforzó el mito de la vivienda propia para todos, donde predominaban las bajas tasas de inflación y de interés que no podían sobrepasar el 12% anual, ahorro creciente y abundante, moderado endeudamiento, abundante crédito a largo plazo y reservas internacionales en expansión y; aún así las condiciones de vivienda de los venezolanos de bajos ingresos empeoraron, en lugar de mejorar. Esto se puede constatar en el Área Metropolitana de Caracas, donde la población que vive o ha vivido en zonas de ranchos pasó del 16,3% en 1950 al 40,2% en 1990. Ya a finales de 1994 las familias en situación de pobreza extrema constituían más de la mitad de la población, por ser sus ingresos inferiores al costo de la canasta de consumo alimentario que tenía el valor de 2,21 salarios mínimos. En el caso de aquellas familias con pobreza crítica que tenían ingresos inferiores a la canasta de consumo normativo, superaban el 80% de la población.
Con todas las situaciones de carácter socioeconómico descritas anteriormente que han generado mayor pobreza en las ciudades venezolanas, sobre todo en la población de menores ingresos, se ha tenido que ir modificando la concepción de vivienda urbana tomando en cuenta el espacio, donde resulta importante la participación directa de las comunidades organizadas en la promoción y gestión de su hábitat, vincular el crecimiento en los sueldos y salarios al crecimiento de los precios, establecimiento de un régimen de prestaciones sociales enmarcado en un sistema de seguridad social integral y la definición de una política de subsidios directos a la demanda, dirigidas en primer lugar a las familias de menores ingresos, lo cual permitiría la satisfacción de necesidades y expectativas de cada familia y de la comunidad.
En la actualidad, se está tomando en consideración las nuevas formas de participación popular impulsadas desde las políticas públicas, en tanto componentes principales de la estrategia de desarrollo social, se constituyen en y desde territorios sociales, entendidos éstos no como algo dado, estático, sin historia, sino como una configuración espacial compleja - tal como lo señala la Constitución Nacional, el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat y el Nuevo Mapa Estratégico - donde se articulan los distintos niveles de la realidad e interactúan diferentes actores implicados en la delimitación y apropiación del territorio, con intereses e intenciones no solo diversos, sino también en algunos casos, contradictorios y complejos. Con respecto
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