Espantos De Agosto

ESPANTOS DE AGOSTO

Guion literario basado en el libro “Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez”

Narrador: Una familia llega a Arezzo antes del medio día, en busca del castillo de Miguel Otero, en su búsqueda, una vieja pastora les indico donde estaba.

Pastora: Sigan por este camino y encontraran el castillo

Padre: Es muy amable, gracias

Pastora: ¿Piensan dormir allí?

Madre: No, solo venimos a almorzar

Pastora: Menos mal, porque en esa casa espantan

Familia: Risas

Hijos: (Brincan de alegría) ¡Veremos fantasmas!

Narrador: Los padres y sus tres hijos se sentían muy felices de conocer a los fantasmas. Entraron en el castillo que era enorme y elegante, Miguel había restaurado la planta baja por completo, por lo que se veía muy bonito.

Padre: Es un lugar maravilloso, seguro han pasado por aquí grandes hombres

Miguel: Oh sí, pero ninguno más grande que Ludovico

Narrador: Ludovico un gran señor de las artes y la guerra había construido aquel castillo

Miguel: Fue un hombre poderoso que sufrió una muerte espantosa

Narrador: Ludovico había matado a su amante en la cama de su cuarto y luego hizo que sus perros de guerra lo mataran a él.

Miguel: Les aseguro que el fantasma de Ludovico se aparece en el castillo

Narrador: Al terminar el almuerzo Miguel les dio un recorrido por el castillo, pasando por todas sus habitaciones incluido el intacto cuarto de Ludovico, del cual les llamo la atención el intenso olor a fresas.

Miguel: No pueden irse sin conocer los frescos de la iglesia de San Francisco

Narrador: Después del recorrido y de tomar café en la plaza regresaron al castillo y encontraron la cena servida, de modo que se quedaron a cenar, al terminar los niños encendieron antorchas y recorrieron de nuevo el castillo

Niños: Ludovico…Ludovico (Riendo y gritando)

Narrador: Caída la noche y con la insistencia de los niños Miguel les invito a quedarse a dormir; los padres escogieron dormir en el primer piso y los niños se acomodaron en una habitación a lado de sus padres, todo parecía muy tranquilo, pero grande fue su sorpresa cuando al despertar sintieron el olor de fresas recién cortadas y vieron la chimenea con las cenizas frías y el último leño convertido en piedra, no se encontraban en la alcoba de la planta baja ¡estaban en el dormitorio de Ludovico!, bajo la cornisa y las cortinas polvorientas y las sábanas empapadas de sangre todavía caliente de su cama maldita.

Padres: (Sentados en la cama volteando alrededor con terror)

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