Estructuralismo y lingüística
Enviado por jose88_7 • 10 de Junio de 2015 • Tesis • 5.311 Palabras (22 Páginas) • 221 Visitas
Estructuralismo y lingüística
Jean Dubois
En: Mouloud, N., Dubois, J., Cohen, M. y otros (1968) Estruturalismo e marxismo (Río de Janeiro: Zahar editôres) (Traducción del portugués para la cátedra Semiótica de los medios II: Graciela Varela)
En su significación primera y desarrollo inicial, el estructuralismo está ligado a la ciencia de las lenguas. En este dominio es en el que se presenta como la metodología más acabada, con resultados manifiestos, que le aseguran la más amplia difusión. El estructuralismo permitió a la Lingüística acceder a un real status científico y ofreció a las otras Ciencias Humanas, técnicas rigurosas y explícitas, una teoría del lenguaje, procedimientos de investigación y una perspectiva nueva sobre la historia de la lengua, que marcan su comienzo en la segunda mitad del siglo XX. Y si actualmente ciertos lingüistas están conscientes de los límites del análisis estructural -frecuentemente sujeto a su punto de partida que fue la fonología, reducida a un modelo empobrecido- y se vuelcan hacia una nueva Lingüística, generativa y transformacional, sería un error creer que se trata de un retorno puro a las precedentes descripciones de las lenguas. Las gramáticas generativas son tan incomprensibles como las gramáticas estructurales a los lingüistas positivistas o “psicologizantes”, incapaces de concebir la propia noción de estructura o de superar la idea de “decisión individual”. Los retornos a las fuentes -como la Gramaire général de Port-Royal o a la Filosofía de Humboldt- no son ni vueltas atrás ni menos aún confesiones de fracasos. La referencia, más no la adhesión total, a textos anteriores o a modos de análisis antiguos, además del valor de nueva puesta en cuestión, se inscribe en la voluntad de dar a la propia historia de la Lingüística una cierta continuidad en progreso, definiéndola al mismo tiempo, como una sucesión de estructuras epistemológicas, de las cuales cada etapa es un sistema específico, propio, que engendra el sistema siguiente, que no puede realizarse como tal en la autonomía, sino porque es precedido por otra estructura y está determinado por una situación estructuralmente definible. Por el hecho de que la Lingüística se volvió por el lenguaje, mediación de toda la actividad del hombre, la ciencia piloto de las Ciencias Humanas, ofrece la etapa que, sucediendo al estructuralismo, permite reintegrar la teoría del sujeto y la teoría de la situación al análisis del discurso. La gramática generativa o el transformacionalismo marcan los años ‘60 como el estructuralismo marcó a los años ‘50.
Los principios del estructuralismo lingüístico
1) La teoría estructural define el objeto fundamental de la Lingüística como aquél del estudio de los enunciados producidos. Es al mismo tiempo una teoría del texto, que es considerado como un objeto cerrado, acabado, y un método de análisis “formal”, que debe rendir cuenta explícitamente de la estructura “expresiva” (forma de la expresión del significante) y de la estructura semántica (forma del contenido del significado de un enunciado). Esto supone que se distinga el modelo que se privilegió de otros dos modelos que entran en el componente significativo del mensaje verbal: el del sujeto, hablante o el que escribe, y el de la situación (contexto situacional) en la cual el texto es producido y se integra a su vez como elemento constitutivo. Esta distinción encuentra su expresión primera en el principio de inmanencia que fundamenta a la Lingüística como ciencia de la lengua y ciencia de las lenguas. Eso significa que el lingüista limita voluntariamente su objeto al estudio de los enunciados realizados, de los cuales define la estructura por la arquitectura, la interdependencia de los elementos internos, sin apelar a los factores de realización que constituyen el sujeto o la situación, expulsados fuera del dominio de la Lingüística. El primero es enviado a la Psicología y al Psicoanálisis y el segundo, a la Sociología y/o la Antropología. La teoría del sujeto y la teoría del contexto permiten en efecto rendir cuenta de la interpretación semántica que el emisor y los receptores dan a una fórmula lingüística, pero son incapaces de determinar el sistema de organización del texto que hace de éste una estructura significante potencial. Teoría del sujeto y teoría de la situación son de alguna manera las dos invariantes que la Lingüística estructural se concede; no es que ella niegue su importancia, como muchos juicios superficiales pueden dejar pensar: esto significa solamente que las considera aún “por hacerse”. Y en este punto las actitudes de los lingüistas pueden divergir: L. Bloomfield coloca como imposible la definición de la situación y de la relación del locutor con el mundo real y con el texto que produce, porque muchos factores entran en juego, y sobre todo, porque somos incapaces de formular una teoría en la cual los rasgos pertinentes de la situación puedan ser ordenados jerárquicamente. Con un razonamiento de la misma naturaleza, Bar-Hillel demuestra la imposibilidad de traducción total de una lengua con respecto a otra: la significación de un enunciado de un hablante que se encuentra en una situación y su experiencia es indefinible por principio. Los estructuralistas de la escuela de Praga integran a su modo de análisis la “subjetividad”, tomada en el sentido de una relación locutor-mensaje (función cognitiva, función de apelación, función metalingüística, etc.) y se refieren al código de los medios gramaticales específicos que traducen las relaciones del sujeto con la situación y con su enunciado (los “shifters”: yo, aquí, ahora), análisis que retoma Benveniste cuando estudia el papel de los pronombres personales. Los sucesores de F. de Saussure en Ginebra se interesan por el proceso de enunciación tal como se manifiesta en el discurso, lo que A. Bally llamaba la expresividad del lenguaje y lo que U. Weinrich, cerca de 30 años más tarde, llama, las modalizaciones: la distancia puesta por el sujeto entre él y su enunciado varía. Esta noción da cuenta de la oposición entre el discurso directo y el discurso referido, la existencia de modalizadores (sin duda, tal vez, etc.), de los determinantes genéricos, los posesivos, etc.
2) El principio de inmanencia del texto, que se encuentra fundamentado implícitamente en F. de Saussure cuando distingue lengua y habla, fue encarado con todas sus consecuencias en la teoría glosemática de L. Hjelmslev, Brondal, siendo por su parte uno de los artífices de la utilización sistemática de la lógica de clases en el análisis lingüístico. Abandonando para un estudio ulterior la lingüística del habla, del discurso, el estructuralismo se da como tarea la descripción de las reglas del código que
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