Evidencia 2: Presentación de la resolución de un caso Apreciación de las artes

Evidencia 2: Presentación de la resolución de un caso

Apreciación de las artes

Jorge Eduardo Garza Rivera

Matrícula: 1740956

Ing. en Biotecnología

Grupo B1A

Monterrey, Nuevo León, a 26 de agosto de 2016

Introducción

Hablar de arte es hablar de cultura. En una primera impresión limitamos el arte a pinturas y esculturas, siendo estas solo dos de las muchas manifestaciones que el arte puede tener en el mundo tangible. Es muy difícil definir el concepto de cultura; Kuh y Whitt (1998) han definido el término cultura como el conjunto de patrones, normas, valores, prácticas, creencias y supuestos que guían el comportamiento de individuos y grupos en un contexto social.

 Al hablar de cultura se pretende abarcar aspectos tan diversos como filosofía, política, derecho, economía, música, literatura, arquitectura, gastronomía y muchas otras expresiones de la creatividad humana, entre las cuales las artes plásticas tienen un lugar preponderante. Del término “cultura” se desprende el concepto de “aculturación”, el cual hace referencia al proceso social mediante el cual una persona, un grupo de individuos o una comunidad entera ve transformado su sistema cultural a partir de la adquisición de nuevos elementos o valores culturales pertenecientes a otra comunidad. El proceso de aculturación puede ser visto tanto como un fenómeno positivo como un fenómeno negativo en tanto que puede representar la integración pero también la pérdida de identidad.

Cualquier objeto, sea este una manifestación tangible del arte o no, posee un valor de uso y un valor simbólico. El valor de uso está referido a la capacidad para satisfacer determinadas necesidades o requerimientos, y asociado a la utilidad práctica a la función que cumple determinado objeto. Para Jean Baudrillard, el valor simbólico se encuentra mejor expresado en el regalo, donde el objeto de cambio deja de ser un simple objeto, escapa a las determinaciones del valor de uso y valor de cambio para volverse un valor de cambio simbólico, es al mismo tiempo arbitrario y singular. El material de cambio simbólico, no son codificables como signos y al no pertenecer al cambio económico tampoco es susceptible de una sistematización en términos de mercancía y de valor de cambio.

Para lograr un mejor entendimiento de estos conceptos, los asociaremos utilizando el siguiente ejemplo:

La cultura de la civilización azteca comprende su idioma, expresiones artísticas, gastronomía, entre otros elementos. La llegada de los españoles a Mesoamérica representó la pérdida de grandes rasgos de esta cultura, debido al proceso de aculturación al que fue sometida la civilización azteca. Hoy en día se conservan vestigios de lo que alguna vez fue una de las civilizaciones más importantes en este lado del globo. Uno de estos vestigios es la llamada Piedra del Sol. Si solo se tomara en cuenta el valor de uso, esta majestuosidad se reduciría a unos cuantos cientos de pesos, ya que su único uso es decorativo. Sin embargo, el valor simbólico que ha adquirido a lo largo de los años es tal, que no puede determinarse, debido a su lugar de procedencia, antigüedad y significado histórico.

Muchas veces, en nuestra ignorancia, confundimos los conceptos de “símbolo” y “signo”. En las siguientes líneas se definirá cada concepto y se determinará la diferencia entre ambos. Los signos son representaciones gráficas que envuelven un significado limitado o restringido. Son el fruto de convenciones sociales y pueden ser una letra, palabra, un número, etcétera. Son informativos, asesoran y ofrecen significados de las cosas. Los símbolos son representaciones de las cosas, se podría decir que hasta cierto punto son metáforas. Su significado no es limitado o concreto como en el caso de los signos, sino que son algo más subjetivo. Pueden ser una figura o una imagen, que ya sea por analogía o por convención se usan para a referirse a una realidad.

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