Experiencias educativas e identidades

Módulo 1. Experiencias educativas e identidades

Actividad 1. Espacios de aprendizaje

Alba Nydia Bonilla Loyo

Una de las cosas que comienzo a amar de esta carrera son estas dinámicas en las que nos hacen remover recuerdos de nuestro aprendizaje a lo largo de nuestra vida.

Al escuchar la canción “Cuánto gané, cuánto perdí” la letra cumplió su cometido, por 5 minutos mi mente hizo literal, un viaje al pasado. Me llevo a reflexionar sobre los acontecimientos de mi vida que me han llevado a ser la persona que actualmente soy.

El comienzo de la canción me hace recordar momentos de mi niñez y de mi adolescencia, amigos que tuve y que por circunstancia o simple desapego ya no forman parte de mi vida.

Es emotivo recordar que en mi niñez todo era sorprendente, es curioso porque en esa etapa lo primero que quise ser fue psicóloga, pero con el tiempo eso paso y mi camino tomo otro rumbo, después quise ser muchas cosas y ahora heme aquí, aprendiendo de la educación con su toque de psicología. Tal vez desde niños sabemos lo que queremos ser sólo que en el camino a veces nos distraemos, algo que a mi punto de vista no es malo porque cada acierto y cada error siempre es una lección. Como dijo Edison: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bobilla”.

Recuerdo también mis momentos en la secundaria, cuando en realidad me interesaba aprender pero que muchas veces por encajar con los demás dejaba de hacerlo.

Hay un recuerdo en particular que siempre viene acompañado de remordimiento, en segundo año de la secundaria tuve un profesor de matemáticas que era muy bueno, era ya una persona mayor así que su porte y su arreglo eran un clásico, recuerdo que siempre llevaba consigo un bastón.

Desafortunadamente muchos de mis compañeros eran del tipo “rebelde” así que llegaron al punto de ser groseros con él, yo no estaba de acuerdo, pero tampoco quería que me apartaran así que fui una más. Sé que existieron momentos maravillosos en esa etapa, pero hasta el día de hoy tengo ese remordimiento.

A pesar de todo ese momento me dejo una gran enseñanza, aprendí que la necesidad de encajar nos puede llevar a hacer tonterías, aprendí a no dejarme llevar por lo que otros pensaran, a seguir mi propio camino y sobre todo a no tener miedo de pensar diferente. La realidad es que con quien debemos estar bien es con nosotros mismos, aunque no está de más tratar de no causar daño colateral con nuestras decisiones y acciones.

Al final es una ola de recuerdos y emociones de todo lo que hemos superado, es darnos cuenta que al paso del tiempo perdemos muchas cosas pero que al mismo tiempo ganamos experiencia. En mi caso no puedo decir que conservo amigos de toda la vida, pero a pesar de todo busco quedarme con lo mejor de cada relación. No es algo fácil, pero es lo mejor para mí, para nosotros, para nuestra tranquilidad emocional.

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