Flor De Pitahaya
Enviado por KSOLISDES • 1 de Septiembre de 2013 • 3.212 Palabras (13 Páginas) • 1.326 Visitas
A continuación mencionamos las 16 manifestaciones culturales de Baja California Sur que están consignados en el Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial, del Sistema de Información Cultural del Conaculta, el cual contempla desde lenguas, literatura, poesía, música, artesanías, danzas y fiestas tradicionales, hasta medicina tradicional; juegos y juguetes populares; indumentaria y gastronomía, entre otras.
La música de los grupos norteños de las comunidades serranas en el Municipio de Mulegé, se desarrolla en las rancherías de la sierra de San Francisco: Las Calabazas, Guadalupe, Santa Martha, San Francisco.
La Sierra de San Francisco ha sido catalogada como zona de patrimonio mundial por la UNESCO, y forma parte de la Reserva de la Biosfera del Desierto del Vizcaíno.
La práctica musical es recurrente en las festividades y conmemoraciones de los ranchos que fueron fundados en lo alto de la sierra por vaqueros, soldados y ayudantes de las misiones. De ahí, que la esencia musical provenga de las herencias intangibles de la colonia. En la actualidad es posible reconocer a algunos rancheros que se reúnen en grupos musicales de tres o cuatro miembros para entonar melodías tradicionales del siglo XVIII, XIX y principios del XX. Esta música sirve de acompañamiento para bailes en los corredores de los ranchos, bodas y 15 años.
Los instrumentos principales son la guitarra, que es utilizada como elemento central, el contrabajo o tololoche, es la base armónica de las notas graves; la redova, mantiene la rítmica y métrica de los temas, y el acordeón o “cochi”, en que se basa el guión melódico o la tonada y armonía de las canciones. En algunos casos se utiliza el bajo sexto, instrumento de 12 cuerdas llamado así por su capacidad de tonalidades graves. La base rítmica es la polca, redova, chotis, ranchero o campirano.
Los riesgos que enfrenta esta música serrana son la modernización y urbanización, así como la depresión económica de la zona y la migración a otras regiones culturales.
Las Tlacuachadas (carreras de caballos) en El Arroyo de Los San Juanes, de La Paz, se realiza principalmente en el pueblo del Real de San Antonio y los ranchos ganaderos de su entorno. Las actividades ganaderas en esta población dieron lugar a que se constituyera la tradición de ocupar el arroyo de Los San Juanes del Real de San Antonio, cada 13 de junio, día del Santo Patrono de la localidad.
En un principio, estos hombres de a caballo, que también son conocidos con el nombre de “rancheros”, viajaban de las serranías para realizar diferentes suertes a caballo que son conocidas hasta la actualidad con el nombre de “tlacuachadas” y que consisten básicamente en carreras de caballos.
En la actualidad, el espacio todavía se convierte en un lugar de relativo esparcimiento, aunque ha comenzado a perder sus características principales de encuentro de los rancheros. Esta manifestación cultural se ha ido perdiendo con la llegada de apostadores, dueños de caballos más aptos para las carreras que ha convertido la tradición en un juego de apuestas.
Fiestas tradicionales
Las fiestas tradicionales y patronales en el estado son la de San Francisco Javier del poblado San Francisco Javier, Municipio de Loreto, que tiene su origen en el periodo misional, en el siglo XVIII y conserva elementos como cánticos religiosos, verbenas populares, venta de productos típicos como el vino, aceitunas, quesos y dulces regionales, así como cabalgatas y peregrinaciones de ranchos y pueblos, que mostraban una clara herencia del periodo misional.
No obstante en los últimos años, la festividad se ha ido transformando en una feria, en un evento genérico, con puestos de comida y mercancías en su mayoría traídas del interior del país que no guardan ninguna relación con el poblado de San Javier ni con su festividad.
También destacan las fiestas tradicionales del Santo Patrono de San Blas, en San Blas, municipio de La Paz, donde existe una pequeña iglesia aislada cuyo antecedente histórico más inmediato es el de haber sido una zona de visita de la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz.
Las Fiestas tradicionales del Santo Patrono de San Blas se llevan a cabo cada año en febrero y son la oportunidad para un intercambio cultural entre diferentes ranchos de la región montañosa de la sierra central del sur de la península. Durante tres días se realizan bailes rurales, se confirma y bautiza a los niños dando oportunidad para vincular lazos afectivos de una sociedad todavía unida a los ciclos de la naturaleza, pues en gran medida depende todavía de los períodos de lluvia que se inician en julio. Esta fiesta, es oportunidad para el relajamiento antes del inicio del período más agudo de la sequía que cada año azota la región.
En la actualidad la fiesta de San Blas muestra un amplio repertorio de la música popular formada por conjuntos locales denominados “La Cochi”, el cual consta principalmente de guitarra, acordeón y contrabajo (tololoche). Generalmente esta música evoca diferentes historias perpetuadas en corridos y la añoranza nostálgica de la vida rural.
La fiesta de San Blas está agregada una serie de elementos culturales que tradicionalmente le fueron ajenos como, por ejemplo, el uso de instrumentos musicales eléctricos que introducen nuevas melodías y textos ajenos a la cotidianidad de esa área cultural. Así se pueden escuchar ahora algunos narcocorridos o melodías propiamente de la sociedad urbana. La introducción de estos elementos transforma también el baile tradicional de parejas en esas comunidades.
También se están perdiendo los cánticos religiosos: “Los gozos de San Francisco Javier” y “Las doce palabras torneadas”, tradiciones del poblado de San Francisco Javier, municipio de Loreto. Estos son cánticos religiosos cuya procedencia puede situarse cuando menos en el siglo XIX, pero es muy probable que provengan del periodo misional del siglo XVIII. Fuera de la liturgia, ya son pocas personas de la tercera edad que recuerdan estos cánticos.
Gastronomía
Entre las prácticas gastronómicas de Baja California Sur podemos mencionar el cultivo, aprovechamiento y autoconsumo del dátil regional, que se desarrolla principalmente los oasis de San Ignacio de Loyola, Mulegé pueblo, San José de Comondú, San Isidro y La Purísima. La elaboración de aceitunas sajadas y machacadas y aceite de oliva en San Francisco Javier, municipio de Loreto.
Otra tradición local es la elaboración de chorizo de abulón en la región Pacífico Norte, en poblados como Punta Abreojos, La Asunción, La Bocana, Bahía Tortugas, San Hipólito e Isla Natividad. Desgraciadamente esta práctica culinaria
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