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Los Principios del Proceso y del Procedimiento

Los principios tanto del Proceso como del procedimiento, son garantías para el fiel desenvolvimiento de los mismos y la obtención del fin fundamental que es la delicada administración de justicia; razón por la cual algunos de esos principios se les ha otorgado el rango constitucional para reforzar dichas garantías y que no se vean afectados por reformas políticas sobre leyes procesales en determinados momentos. En nuestra Carta Magna se establecen los principios fundamentales que deben regir el proceso laboral, entre ellos: Autonomía y especialidad de la jurisdicción laboral; gratuidad, oralidad, inmediación, concentración, publicidad, abreviación, rectoría del juez o jueza, prioridad de la realidad de los hechos, sana crítica y uniformidad procesal.

La importancia de estos principios estriba en las funciones que cumplen pues los mismos son pieza clave y fundamental en la interpretación y aplicación de la norma procesal. Dentro de los principios del proceso, que son los que regulan la actividad y posición de las partes, tenemos: La Contradicción, igualdad y audiencia; lógicamente deben existir posiciones encontradas o pugna de intereses para que se active el aparataje judicial, así mismo en ese devenir procesal debe garantizarse a los contendientes un equilibrio de hecho en sus eventos de ataque, defensas, alegatos, impugnación, así como en los procedimientos probatorios y conclusivos, lo cual esta ampliamente considerado en los principios de la tutela judicial efectiva y el derecho a la defensa todo esto necesariamente en el desarrollo de un proceso con sus garantías procesales.

Además tenemos el principio de Oportunidad, dispositivo y aportación de parte; categóricamente funge la autonomía de voluntad de las partes para acudir o no al proceso y ejercer efectivamente su derecho garantizado a la defensa, y, dependerá de cada parte hacer efectivo este principio de oportunidad movido por su voluntad, juegan pues las partes un papel protagónico dentro del proceso laboral pues está a su disposición activar el aparataje judicial con la sola presentación de la demanda y dentro de ella ineludiblemente fijar la esencia de la instauración de ese proceso que queda coartado a los hechos aportados por las partes y que lógicamente deben ser probados. Circunstancia que de ninguna manera afecta la facultad del juez para esclarecer los hechos, que hayan sido traídos al proceso por las partes.

De este mismo modo, la ejecución de cada acto del proceso debe estar blindada por esas garantías o principios de procedimiento, a fin de lograr la simplificación de formalidades con la consecuente agilización y celeridad de los mismos; tornándose la oralidad, la inmediación, la concentración y la publicidad eje transversal de cada procedimiento, pues el predominio de la palabra (aunque no el deceso total de la escritura), trae como consecuencia

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