Fundamentos De La Bioetica
Enviado por luizzrp • 20 de Agosto de 2014 • 1.510 Palabras (7 Páginas) • 258 Visitas
Introducción
La bioética es una disciplina que dista mucho de estar
en paz. Existen en ella tensos enfrentamientos entre
quienes defienden y quienes atacan, por ejemplo, la
destrucción de embriones humanos o el suicidio médicamente
asistido, para sólo mencionar dos ítems de
la larga lista de prácticas objeto de disputa.
La razón de esto es que la bioética no es en realidad una
disciplina propiamente tal, con un sistema propio de
axiomas y métodos. La bioética no es sino ética aplicada
y, por ende, los desacuerdos reales se producen en un
nivel más abstracto, en el nivel de las teorías filosóficas
de ética y también de ontología. En estas páginas
ilustraré lo anterior presentando tres fundamentaciones
de la bioética que tienen hoy amplia difusión. Las
presentaré en forma algo esquemática y sin entrar en
detalles. Lo que me interesa es mostrar con claridad
por qué se producen los conflictos bioéticos.
El utilitarismo
Esta teoría moral, cuyo representante más prominente
es en la actualidad el filósofo Peter Singer, tiene dos
características que explican por qué permite defender
ciertas posiciones en bioética(1,2). El utilitarismo es
consecuencialista, es decir, juzga la moralidad de un
acto exclusivamente por referencia a lo que se sigue de
él. El utilitarismo es además hedonista, esto es, considera
buenos los estados placenteros conscientes y malos
los dolorosos. Puesto que supone que la investigación
en células madre embrionarias traerá como consecuencia
la eliminación del dolor causado por numerosas enfermedades
degenerativas, un utilitarista sostiene que la
destrucción de embriones cuyas consecuencias se espera
que sean benéficas es éticamente justificable. Para ser
del todo convincente, un utilitarista consistente debe
sostener también que un embrión no tiene experiencias
conscientes y por eso no se le puede hacer un mal,
no se le puede dañar. Esta estrategia de justificación
moral puede extenderse, por ejemplo, al infanticidio
de recién nacidos discapacitados o a la extracción de
órganos de personas en estado vegetativo persistente.
En general, mientras más halagüeñas sean (o parezcan
ser) las consecuencias, más se podrá justificar.
La máxima dificultad que enfrenta el utilitarismo es
que no logra justificar los casos que intuitivamente
consideramos instancias de injusticia. Si alguien piensa
que un acto puede tener buenas consecuencias pero
que es intrínsecamente injusto, como el ejecutar a un
inocente con el fin de calmar una turba amenazante,
ha abandonado un aspecto crucial del utilitarismo. Y
eso tendrá consecuencias inmediatas en bioética: si la
destrucción de embriones promete curar enfermedades
pero es injusta, entonces será éticamente inaceptable.
Principios de ética biomédica
Este es el título de un celebrado libro de Tom Beauchamp
y James Childress que ha sido traducido a una
veintena de lenguas y que ha adquirido un estatus canónico,
al punto que en muchas partes los especialistas
hablan de “Los cuatro principios de la bioética”(3). En
esta obra los autores proponen, en efecto, cuatro puntos
de partida para dirimir las disputas de bioética. Ellos
son los principios de beneficencia, no maleficencia,
autonomía y justicia.
Al asumir un principio de justicia lógicamente independiente
de la utilidad, este sistema parece mitigar
los excesos de un utilitarismo a ultranza. Pero esto no
ocurre en todos los casos, pues si bien un acto puede ser
rechazado por violar indistintamente cualquiera de los
cuatro principios, al no haber una regla o estrategia para
decidir cuál principio debe aplicarse a un caso dado se
genera un sistema admirablemente flexible (a ojos de
sus seguidores) o arbitrariamente ecléctico (a ojos de sus
detractores). Bajo estos principios, es posible sostener
que la ejecución de un inocente es inmoral (aplicando el
principio de justicia) aunque produzca buenos efectos
(aplicando el principio de beneficencia), pero no hay
razón dentro del sistema para negar que pueda haber
casos en que la beneficencia prime por sobre la justicia.
Esto se divisa más claramente en el caso del suicidio
médicamente asistido. La ayuda del médico puede ser
juzgada como conducente a un daño para al paciente
(es decir, como una violación del principio de no maleficencia)
o puede ser vista como un acto de respeto
por su voluntad (en conformidad con el principio de
autonomía). No hay manera racional de decidir entre
las alternativas.
La impresión que deja la obra de Beauchamp y Childress
en su conjunto es que hay una primacía tácita del
principio de autonomía, lo que explicaría los esfuerzos
de los autores por especificar las condiciones para que
haya un acto verdaderamente autónomo y su insistencia
en la necesidad de proteger a los pacientes incompetentes,
es decir, incapaces de ejercer su autonomía.
Fundamentaciones de la bioética - Alfonso Gómez-Lobo
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Ética de los bienes básicos
Este modo de fundamentar los juicios bioéticos tiene
sus raíces en la tradición aristotélica y una de sus versiones
actuales deriva de la renovación de la ética tomista
de la ley natural, elaborada por John Finnis(4,5).
La diferencia fundamental entre esta posición y las
anteriores estriba en su rechazo del consecuencialismo
y del hedonismo, y en que provee una base
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