GERENCIANDO MI PERSONA
Enviado por estudiante77 • 28 de Noviembre de 2014 • 641 Palabras (3 Páginas) • 153 Visitas
Ciertamente, a diario como seres humanos, vivimos inmersos en un sinfín de situaciones en las cuales están presentes las emociones, que pueden ser medidas o dictaminadas por las acciones que ante ellas realizamos.
Entendiéndose que la empatía, más que una emoción, es sentir y escuchar como si fuésemos la otra parte involucrada en una situación, no queda fuera de nuestro acontecer diario.
El otro día, camino al trabajo, fui testigo visual de un asalto a mano armada, digo visual pues iba a bordo de un taxi, el cual buscando algún desvío debido al colapso vehicular que vivimos en la actualidad, me condujo hasta el lugar de los hechos.
La víctima, una mujer que se disponía a abordar su vehículo cuando fue interceptada por un sujeto, quien con arma en mano, le pidió las llaves del auto y se lo llevó.
En ese momento, aquella mujer desesperada y nerviosa, pedía ayuda. El conductor del taxi, nervioso también ante la situación de inseguridad acentuada últimamente en nuestro país, aceleró sin dejar huella.
En esos escasos minutos, luego de haber presenciado tal acto, y ya casi llegando al trabajo, me conecté emocionalmente con esa mujer. Sentí miedo e impotencia al mismo tiempo, miedo de tener la muerte (cómo se dice, detrás de la oreja), y la impotencia de no poder hacer nada para uno defenderse o defenderla a ella en ese caso.
Se puede decir entonces, que la empatía se apoderó de mí en esos minutos, aunque no haya estado presente en el lugar de los hechos. Simplemente, recordé lo que sentí cuando hace cuatro años atrás, fui víctima también del hampa común: Un hombre armado, me despojó de mis pertenencias una tarde camino a casa, luego de haber culminado una jornada laboral.
Por otra parte, cuando manejamos las emociones bien sea en una situación u otra, se tiene presente que resulta algo difícil tratar de evadirlas; al contrario, tenemos que enfrentarlas, diferenciarlas, e incluso manejarlas, para luego si es posible, aprender a reconciliarnos con nosotros mismos y el entorno que nos rodea.
Recientemente, me sentí bastante mal cuando en mi trabajo, presencié un acto de injusticia hacia otro funcionario por parte de su jefe, en ese momento, me llené de mucha rabia, al punto que tuve que alejarme del lugar para poder contenerme; ya pasados algunos segundos y aún con la rabia dentro de mi ser, le di la bienvenida a ese sentimiento para lograr controlarme.
Mi cabeza como una máquina del tiempo, me remontó a mi niñez, y me hizo recordar el momento cuando, mi mejor amigo, era regañado por su padre por algo que él no había hecho. Lo mismo sucedía con mi compañero de labores, al cual su jefe inmediato, le hacía un llamado de atención por una información que se había extraviado en su oficina.
En medio de esa situación, quise intervenir (cómo quise hacerlo con mi mejor amigo ante su padre), pero me di cuenta que no era lo mejor,
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