GUERRAS Y REVOLUCIONES
Enviado por tefo99 • 12 de Mayo de 2014 • Síntesis • 13.537 Palabras (55 Páginas) • 311 Visitas
PAULA BACH
APUNTES A PROPÓSITO
DE KEYNES, EL MARXISMO
Y LA ÉPOCA DE CRISIS,
GUERRAS Y REVOLUCIONES
En períodos de crisis capitalista profunda como el que estamos transitando,
recobran vida antiguas teorías que la altanería y autoconfianza burguesa
habían creído poder echar definitivamente al basurero de la historia. Hoy es
el fantasma de Lord John Maynard Keynes el que está de regreso. La teoría
económica de Keynes es corrientemente presentada en nuestros días sólo
como un paquete de medidas fiscales y monetarias, de contundente intervención
estatal, antitéticas a las políticas de corte neoliberal que reinaron en las
últimas casi tres décadas. Las construcciones teóricas de Keynes aparecen
desde las voces dominantes de la academia como una suerte de receta distinta,
alternativa a la receta neoclásica, pero receta al fin, que la burguesía tendría
a mano para subsanar los errores que habrían conducido al actual estado
de situación de la economía capitalista. Siguiendo la tradición de la
autodenominada síntesis neoclásica, no se suele hacer siquiera mención a los
aspectos más salientes de la obra del economista británico Lord John Maynard
Keynes (1883-1946)1, una mente aguda de su época cuya vida y obra discurrió
en un período particular del desarrollo del modo de producción capitalista.
Keynes, economista de neto corte y conciencia burguesa, enfrentado a
una época no clásica del capital, en la que llegaba a su fin el “libre juego de la
ley del valor”, el puro “liberalismo económico” y el mecanismo de la “libre
1 Dos libros de autores argentinos de publicación reciente, el primero Fundamentos de la
Teoría General, Las consecuencias teóricas de Lord Keynes, de Axel Kicillof y el segundo, Keynes,
poskeynesianos y keynesianos neoclásicos, de Rolando Astarita, resultan una contribución en el
esclarecimiento del verdadero cuerpo teórico de Keynes.
132 LUCHA DE CLAS E S
2 Karl Marx, El Capital, Tomo I, sección VI, capítulo XVII, México, Siglo XXI, 1999, p. 660.
3 La vulgarización de David Ricardo por John Stuart Mill, se había impuesto como economía
oficial hasta fines del siglo XIX. Posteriormente, la denominada revolución marginalista se
convirtió en representante de la ortodoxia siendo más tarde sustituida por la teoría de Alfred
Marshall (de quién Keynes fuera discípulo) que intentaría una síntesis entre John Stuart Mill y
la teoría marginalista.
competencia”, época en la que comenzó el asedio de las crisis crónicas del
capital, de la revolución y las guerras, se encontró frente a la ardua tarea de
re-naturalizar las relaciones burguesas de producción. Keynes se vio en la
necesidad de criticar el cuerpo teórico de la economía oficial en un doloroso
proceso que –no exento de eclecticismo– fue recorriendo su obra. No porque
se opusiera a la elevación del modo de producción capitalista a la forma
inmutable y general de la existencia humana, sino porque visualizó que la
estrechez de miras de la teoría oficial enfrentada a los límites propios del
capital, hacía peligrar tanto la aceptación de aquella concepción como la
continuidad misma del modo de producción capitalista. Economista, hombre
político, Lord, representante por Inglaterra en la Conferencia de Bretton
Woods, autor de una vasta bibliografía que incluye numerosos libros de entre
los cuáles el más importante es Teoría General del Interés, la Ocupación y el
Dinero, así como de numerosos escritos de fuerte tono económico-político
como Las consecuencias económicas del señor Churchill (1925), “The United
State and the Keynes Plan” (en The New Republic, 1940) y cartas como “Una
carta abierta al presidente Roosevelt” (Sunday de Londres, 1933), Keynes no
fue un filántropo ni un humanista, sino un activo militante en favor del salvataje
del sistema capitalista. Haciendo una analogía, en cierto modo podría decirse
que Keynes, cuyo legado económico está guiado por una fuerte visión
histórica, al descubrir los límites a los que se enfrentaba el capital al comienzo
de su época de decadencia, al identificar que las leyes del capital ya no
operaban de manera semi-automática como lo habían hecho hasta las últimas
dos décadas del siglo XIX, fue a los inicios de la crítica época del capitalismo
imperialista algo así como lo que los representantes de la economía política
clásica habían sido a la floreciente época del capitalismo de libre competencia.
Si la economía política clásica había llegado a enunciar de modo más o
menos claro que el plusvalor es la parte del producto del trabajo por el cual el
apropiador no ha pagado equivalente alguno deteniéndose frente a esa aseveración
por estar, como señalaba Marx, “envuelta en su piel burguesa”; si la
economía política clásica “tropieza casi con la verdadera relación de las cosas,
pero no la formula concientemente […]”2 y se detiene abruptamente ante
los primeros resultados de su descubrimiento abriendo paso a la economía
vulgar, Keynes se encontró frente a un cuerpo oficial de la teoría económica
que ya se había alejado mucho de esa verdad3 y a ciencia cierta, no lo criticó
por su mediocre contenido, por su escaso carácter científico, ni por su operación
naturalizadora del capital, sino por su falta de “actualidad”. O, dicho
DEBATE MARXISTA | A propósito de Keynes... 133
4 Toni Negri, “John M. Keynes y la teoría capitalista del Estado en el ‘29", en Crisis de la
política, Bs. As., El cielo por asalto, 2002, p. 23.
5 Ver trabajos mencionados de A. Kicillof y R. Astarita.
6 Axel Kicillof, Fundamentos de la Teoría General, Las consecuencias teóricas de Lord Keynes, Bs.
As., Eudeba, 2007, p. 49.
7 Ídem.
8 Ibídem, p. 50.
9 John M. Keynes, “¿Soy un liberal?”, citado por Axel Kicillof, op. cit., p. 50.
de otro modo, por su falta de eficacia en un contexto en el que todas las leyes
clásicas del capital parecían puestas de cabeza. En las convulsivas décadas del
‘20 y del ‘30, puesto frente a un sistema amenazado tanto por los síntomas de
agotamiento de sus propias leyes como por la revolución y la guerra, y temeroso
por el pellejo de su clase, Keynes transformó
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