Gestion Y Vigencia De La Razon De Estado
Enviado por abnerb • 14 de Septiembre de 2013 • 1.366 Palabras (6 Páginas) • 553 Visitas
La Ley N° 28175, Ley Marco de Modernización de Gestión del Estado (enero.2002); la Ley N° 27658, Ley Marco del Empleo Público (febrero.2004) y el D.S. N° 043-2004-PCM (junio 2004) vienen a ser indiscutiblemente los esperados instrumentos válidos y necesarios para el impostergable inicio de trascendentales cambios estructurales en la Administración Pública (Gobiernos :Central; Regional ; Local)
Toda esta normativa legal debidamente aplicada y con una decidida voluntad política nos lleva inobjetablemente a poner el acento en el aplanamiento de estructuras así como en la eliminación de jerarquías intermedias
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Determinan estas leyes un reducido pero razonable porcentaje de cargos de confianza, de asesoría y de apoyo. Instituyen un riguroso y moderno proceso de selección de personal por competencias.
Establecen asimismo un nuevo modelo de gestión por resultados con claros indicadores de desempeño gerencial y oportunas rendiciones de cuentas.
Tienden además a reducir el peso de reglas y procedimientos, afianzando de este modo las bases preliminares para la ansiada profesionalización de la función pública sumamente degradada.
Contamos ahora con la plataforma técnica y legal suficientemente propicia para que progresivamente nos alejemos del tradicional molde burocrático weberiano representado por organizaciones verticales; por rutinas operativas morosas de baja calidad no orientadas a resultados sino principalmente al cumplimiento obsesivo de sobreabundantes reglamentos y normas - la mayoría de las veces caducos e ineficaces - que añadidas a los excesivos afanes controlistas pasan a formar parte de toda esa parafernalia burocrática que muy poco o nada tiene que ver con las sufridas demandas ciudadanas.
No se trata empero de repetir antiguos y en gran parte fracasados intentos reformistas sino encontrar los instrumentos técnicamente viables para fortalecer con su aplicación toda posibilidad y voluntad de cambio utilizando ingeniosa y muy profesionalmente la máxima flexibilidad legal que permita la implementación inmediata de toda disposición oficial que conduzca a la modernización del aparato estatal.
No tenemos que esperar la dación de normas complementarias y reglamentos -que muchas veces ni se emiten - cuando la claridad e intencionalidad de las leyes no dejan dudas de la pretensión del legislador y si en algunos casos son requisitos imprescindibles nada nos impide emitir directivas que acomoden y aproximen a la organización hacia la finalidad o razón de ser de estas leyes marco de reforma y modernización del estado.
Con estos planteamientos debería quedar descartada cualquier pretensión que trate de insistir en mantener un modelo weberiano que ya no responde a las sentidas demandas del servicio público.
Sin embargo, en clara contradicción con la voluntad de cambio que reflejan estas Leyes Marco se continúan aprobando estructuras y procedimientos que constituyen flagrantes atentados contra la eficiencia y eficacia que sumados a prácticas a todas luces improductivas resultan insalvables obstáculos para la pretendida institucionalización de una gerencia pública que responsablemente garantice el mejoramiento del quehacer estatal.
Tenemos que aceptar entonces que ni la legislación vigente sobre reforma y modernización del estado ni el resto de normas han sido asimiladas .
La incapacidad o negligencia de los responsables técnicos se tornan en serias trabas que se contraponen con el urgente cambio que requiere la administración pública para salir de la situación de lentitud e ineficacia que la viene caracterizando y que la convierte en el centro de justificados rechazos y críticas por su permanente y arraigada inoperancia.
No podemos argumentar entonces carencias de políticas públicas sobre reforma y modernización pues sólo estaríamos disfrazando impericias, y ocultando actitudes pusilánimes de parte de funcionarios que no ocultan su desgano ni su falta de compromiso funcional y que por el contrario evidencian no tener el menor ánimo para constituirse en firmes catalizadores del cambio real
y auténtico que vienen reclamado los ciudadanos y ciudadanas quienes defraudados y desalentados ven como prevalece la incompetencia e indolencia entre los operadores del servicio municipal, constatando como se duplican las funciones, como se aprueban complicadas
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