Guía de elaboración del proyecto educativo institucional
Enviado por Benjamín Aguilera • 20 de Septiembre de 2022 • Resumen • 3.382 Palabras (14 Páginas) • 91 Visitas
LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE DE LA LITERATURA EN EL
BACHILLERATO. UNA REFLEXIÓN NECESARIA
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la vida escolar es recurrente que se priorice el estudio de la enseñanza y aprendizaje de la literatura. Cuentos, poesías, ocupan un espacio en el currículo con una amplia gama de intenciones formativas, casi siempre relacionadas con el dominio de la lengua, la historia, es decir, la cultura en general. Investigaciones asociadas a la pertinencia de los programas justifican la importancia del estudio de esta materia en sus diferentes taxonomías y temáticas, pero al llegar al bachillerato las valoraciones respecto a la literatura se identifica con un proceso que tiende a ser aburrido, tedioso, que lejos de dejar una vivencia positiva desarrolla rechazo por los estudios literarios, todo lo cual se vincula con los hábitos y habilidades lectoras.
Entre los argumentos que justifican esta situación están las limitaciones técnico- metodológicas que caracterizan la didáctica utilizada en el proceso de enseñanza- aprendizaje de la literatura: el énfasis en los detalles y de la vida del escritor seleccionado, la enumeración de las obras escritas por el autor, el análisis de los aspectos gramaticales, recursos, técnicas, figuras literarias o de juicios críticos, mecánica utilización y dependencia de uno o más libros de texto, en desmedro de la lectura, análisis, crítica, valoración e interpretación de las obras literarias, resultan, entre otras, prácticas habituales que aun no se ha logrado desterrar. Esta situación influye en que los estudiantes tiendan a conformarse con aprender a leer y se acentué el poco interés por el estudio de la literatura y el gusto por la lectura, dos aspectos, que aun estando asociados, no se pueden asumir como lo mismo, cuando se trata de enseñar y aprender literatura. Interesa entonces, la detención en esta última idea sobre todo porque el reto del bachillerato en el siglo XXI valoriza sus potencialidades formativas.
DESARROLLO
I. La literatura y su contribución formativa
La literatura comparte el deseo común del arte y de la ciencia por el conocimiento, por tratar de dar a conocer y comprender el mundo; comparten también esa curiosidad innata del ser humano y el deseo de superación, pues el fin de esta es reflejar la cultura en sus diferentes formas expresivas.
Barthes (1984) destaca que la literatura como una “lengua metaliteraria” debe asumir como objeto el estudio de la unidad mínima de significación, constituyéndose en una verdadera “gramática” que produce estereotipos, que pueden ser transferidos en cualquier circunstancia, contribuyendo a la construcción del léxico a partir de un repertorio básico de comunicación.
Kristeva. (1981) reconoce a la literatura como un mosaico intertextual apreciable por el lector competente. En la obra se propone la identificación de significados y esquemas de la trama cuya modalidad textual se presenta como un resultado de permanencia y renovación de sus modalidades discursivas.
En particular, la literatura tiene una visión holística del mundo desde la que se puede lograr integrar varias perspectivas, asumiendo como referencia un marco epistemológico amplio y abierto, desde el cual se configura su contribución formativa, objetivo que pondera su utilización en todos los niveles educativos. En cualquier caso para entender esta idea es preciso primero considerar los usos que se le pueden otorgar con estos fines
Entre sus funciones la literatura lleva implícita la proyección y mantenimiento de los valores, formas y estructuras referentes de la cultura. En ella la observación de las peculiaridades del género configura un discurso que elabora y reelabora modelos de la tradición literaria, desde los modelos de interpretaciones del momento en que tiene lugar la creación artística.
Supone, además, que a partir de la participación personal del receptor la literatura propicie la apreciación del hecho literario, contribuya a la formación del hábito lector en la sucesión progresiva de experiencias que irán determinando la correlación entre el lector implícito o destinatario y el receptor, quien construye los significados e interpreta las peculiaridades del discurso, estableciendo conexiones intertextuales que pueden llegar a expresarse en producciones o en la configuración de ideologías, saberes asociados al proceso creativo.
En principio el estudio de los antecedentes históricos y tendencias acerca del valor de la Literatura en el proceso de formación exige que sea concebida como recurso de aprendizaje que nutre a la Historia – a pesar de ser asignatura autónoma – en tanto que las obras son la manifestación del desenvolvimiento histórico de los pueblos y personas. Esto permite compartir la visión expresiva y representativa de valores estéticos e ideológicos.
Desde aquí se logra entrelazar el objeto epistémico de la Literatura y el modelo de formación que desde las configuraciones cognitivas, emocionales de naturaleza axiológica emerja la noción de lo estético como una alternativa para satisfacer la necesidad del porqué aprender y para qué puede ser útil.
En este mismo orden la literatura contribuye al desarrollo de actitudes estéticas, así como al desarrollo de la identidad cultural. Se confirma así que la Literatura favorece en gran medida el crecimiento cognoscitivo y espiritual; sin embargo, no es frecuente que se le atribuya un papel determinante en la formación de los estudiantes.
En este orden también se identifican propuestas que desde una postura utilitaria valorizan su uso como recurso formativo para la ética, la estética, la interpretación histórica. O solo el objeto de estudio se asocia a los aspectos estructurales del texto.
No se toma en consideración que dentro de la Literatura existe un orden de objetos al que también pertenecen los sueños, las fantasías, los actos fallidos, por lo que permite ilustrar muchos de los supuestos propios y en este sentido se pueden destacar, asimismo, aspectos políticos, económicos y éticos, dirigidos hacia una crítica social.
Sin embargo, en una perspectiva del análisis más profunda y comprometida alude al desarrollo de las competencias específicas de enseñar a aprender Literatura, lo cual constituye fundamento básico para justificar su presencia en el currículum del bachillerato.
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