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HISTORIA DE DRAGONES


Enviado por   •  16 de Octubre de 2012  •  5.127 Palabras (21 Páginas)  •  389 Visitas

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El dragón del mar de caramelo

—Bueno, Billy —le dijo su tío—. Ya tienes edad

para empezar a ganarte la vida, así que te voy a

buscar trabajo en una oficina, y no volverás al colegio.

Billy se quedó de una pieza al oír esto. Miró por

la ventana hacia Claremont Square, donde vivía su

tío, y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

Y es que, aunque su tío pensase que él era lo bastante mayor como para ganarse la vida, el niño se

consideraba lo bastante pequeño como para que le

horrorizase la idea de trabajar en una oficina, donde nunca podría ver nada interesante, ni crear

nada, ni hacer nada más que sumar números y

más números durante años y años.

—Me da igual —dijo Billy para sus adentros—,

porque pienso escaparme. Ya encontraré un trabajo que sea interesante. A lo mejor me meto a capitán pirata o a salteador de caminos.

Y a la mañana siguiente, Billy se levantó muy

temprano, antes que nadie en la casa, y se escapó.

Estuvo corriendo hasta que se quedó sin aliento, y entonces se puso a andar, y estuvo andando

hasta que se le acabó la paciencia, y entonces se

puso a correr otra vez. Y así, entre andar y correr, y

correr y andar, llegó hasta una puerta, que tenía

arriba un letrero que decía: «Agencia de colocaciones para cualquiera que necesite un empleo».

—Yo necesito uno —dijo Billy. Y entró.8 E. Nesbit

Al lado de la puerta había una ventana pintada

de verde, y en una de las hojas de la ventana había

tarjetas clavadas con chinchetas donde estaban escritos los empleos que la agencia ofrecía. Y justo en

la primera tarjeta estaba su apellido: Rey.

—Parece que he venido al lugar indicado —dijo

Billy, y leyó el resto de la tarjeta:

Se necesita rey. Imprescindible que esté familiarizado con el asunto.

«Me temo que esto no es para mí —pensó

Billy—, porque, sea cual sea el asunto a que se refiere, yo no estoy familiarizado con él».

La siguiente tarjeta decía:

Se necesita rey estable. Imprescindible rapidez,

voluntad y afición al trabajo.

—Bueno, yo tengo voluntad y soy bastante

rápido —dijo Billy—, pero no sé qué es eso de rey

estable.

Y buscó otra tarjeta:

Se necesita rey respetable que se haga cargo de todo

el Parlamento, que asista a los Consejos para la

Reforma del Ejército, para inaugurar Tómbolas de

Caridad y Escuelas de Arte, y, en general, para

que sea de utilidad.

Billy meneó la cabeza.

—Este debe de ser un trabajo muy duro.

Y miró la siguiente tarjeta:

Se necesita reina competente, que tenga sentido

de la economía y que sea buena administradora.

Competente:

Cualificado,

experimentado.—Lo que es seguro es que yo no soy una reina

—dijo Billy tristemente, y ya estaba a punto de

irse, cuando vio una tarjeta pequeña, justo en la esquinita de la ventana:

Se necesita rey que trabaje duro; no importa que

no tenga experiencia.

—Bueno, puedo probar —dijo Billy, y abrió la

puerta de la agencia y entró.

Dentro había varias mesas. En la primera, un

león, con un lápiz en la oreja, le estaba dictando a

un unicornio, que escribía afanosamente con su

cuerno. Billy se fijó en que el cuerno estaba afilado, afilado, como cuando el maestro, como un favor especial, te saca punta al lápiz con su sacapuntas.

—He oído que necesitan ustedes un rey —dijo

tímidamente.

—No, nada de eso —dijo el león, y se volvió hacia él tan deprisa que Billy se arrepintió de haber

hablado—. El puesto está cubierto, joven, y no necesitamos nada más.

Billy dio media vuelta, descorazonado, pero el

unicornio le dijo:

—Prueba en otra mesa.

Y Billy se fue a otra mesa, donde había una rana

que le miraba tristemente, pero allí solo querían

Presidentes de República, y en la mesa siguiente

un águila le dijo que solo necesitaban Emperadores, y eso muy de vez en cuando.

Cuando llegó al final de la habitación se encontró con un rollizo cerdo con gafas que estaba leyendo atentamente un libro de cocina.

—¿Necesita usted un rey? —dijo Billy—. No

tengo experiencia.

Unicornio: Animal

fabuloso con figura

de caballo y con un

cuerno recto en

mitad de la frente.

El dragón del mar de caramelo 910 E. Nesbit

—Entonces eres el rey que necesitamos —dijo el

cerdo, cerrando el libro de golpe—. Vendrás dispuesto a trabajar, me imagino, como indica el

anuncio.

—Creo que sí —dijo Billy, y, en un rasgo de

honradez, añadió—: Especialmente si me gusta el

trabajo.

El cerdo le dio un pergamino plateado, y le dijo:

—Esa es la dirección.

En el pergamino ponía:

Reino de Plurimiregia. Billy Rey. Monarca respetable. Sin experiencia.

—Más vale que vayas por correo —dijo el cerdo—. Puedes coger el de las cinco.

—¿Por correo? ¿Cómo? —preguntó Billy.

—No tengo ni idea —dijo el cerdo—. Pero en

Correos lo saben todo. Así que te atas una etiqueta

al cuello con la dirección, y te echas al buzón que

tengas más cerca.

Cuando Billy estaba empezando a copiar la dirección, se abrió la puerta despacito y entró una

muchachita que se quedó mirando al león y al unicornio y a los otros animales, y como no le gustó

su aspecto, se dirigió directamente a Billy:

—Vengo a por lo del empleo de reina. Decía en

la ventana que no se necesitaba experiencia.

Tenía la cara redonda y sonrosada, su vestido

era bastante pobre y, desde luego, se veía a la legua que no tenía la menor experiencia como reina.

—Yo no trabajo aquí —dijo Billy.

Y el cerdo dijo:

—Pregunta en la mesa de al lado.

En la mesa de al lado había un lagarto tan grande que más parecía un cocodrilo, solo que no tenía

Pergamino:

Material empleado

para escribir,

encuadernar libros,

etc., que se fabrica

a partir de piel de

reses limpia, seca,

adobada y estirada.El dragón del mar de caramelo 11

en la boca esa expresión tan desagradable que tienen los cocodrilos.

—Díselo a él —dijo el cerdo, y el lagarto se inclinó hacia delante, como los dependientes de las

...

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