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HOMÓFONO Y GENEROSA (Cuento didáctico)


Enviado por   •  21 de Abril de 2019  •  Apuntes  •  1.225 Palabras (5 Páginas)  •  127 Visitas

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HOMÓFONO Y GENEROSA  

(Cuento didáctico)

En algún lugar de Castellanía, no hace mucho tiempo vivían dos hermanitos, mellizos, por cierto, llamados Homófono y Generosa. El mundo para ellos estaba lleno de dudas y desconciertos, talvez por no entenderlo o quizá, el mundo los confundió. Estaban acostumbrados a escudriñar respuestas. Eran diligentes en buscar soluciones a todas las preocupaciones que les invadían. Así vivían, en un mundo de conciertos y desconciertos.

 Un día Generosa, con actitud perezosa, al salir de casa apresuradamente, dejó la puerta abierta y le dijo a su hermano, de manera tajante:

-“¡Cierra!” Homófono, que era un poco distraído, entró raudamente al taller de su padre a sacar, lo que para él era un pedido… y tomó la sierra y se la presentó a su hermana y ella, de mala gana, se la devolvió, diciéndole así:

- ¡Yo te ordené que cerraras la puerta! ¡No que me trajeras la sierra! Él, aceptando su error, se quedó en silencio, cavilando, dirigiéndose a su perro, como preguntándole dónde estaba su yerro. Superado el impase, siguieron rumbo a casa del abuelo Homógrafo que, a decir verdad, era un poco distraído, no obstante, su gran condición de sabio. Hacia unos meses él los había visitado, llevándoles frutas, cereales, hortalizas y otros tipos de vegetales para que curaran todos sus males, como él alegremente les decía e invitándolos a compartir e intercambiar ideas, pues eran momentos de felicidad al lado de ellos.

Por el camino, hace un año, se encontraron una culebra que pasó rauda, sin hacerles daño. Recordó Generosita  que la maestra un día le había dicho que existía culebra macho y culebra hembra. Su hermanito, sólo la escuchaba. Sabía que ella, por lo general pensaba en voz alta. ¿Por qué no llamarle culebra a la hembra y culebro al macho?

- Yo he escuchado que existen culebrones; pero nada tienen que ver con los hijos e hijas de las culebras, que deberían ser, en ese orden, culebrones y culebronas (¡Y dónde quedan las culebrinas- pieza de artillería- y yo no lo sabía!). Creo que los culebrones se refieren a esas novelas de televisión, de argumentos sosos, por demás espantosos, cuyos finales son muy conocidos, también repetidos, continuó Homófono.

La duda a los mellizos, sobre estos asuntos, que para evitar la torpeza, les daba vueltas y revueltas en sus infantes cabezas. Caminando y, sin darse cuenta del suelo recorrido ya, del abuelo,  estaban cerca.

- ¡Hola abuelo! Lo saludaron muy efusivamente los pequeñuelos, pues aunque estaba de duelo, ya nada le dolía. Comiendo frutas se mantenía. Esa era su debilidad, o talvez su gran pasión, por aquellos achaques del corazón, cuando se lleva mucho tiempo soportando la soledad… Pues Soledad se le había ido a ubicarse a la derecha del Dios Eterno.

-¡Hola mi chico y mi chica! ¿Cómo han estado? ¡Feliz de verlos! ¿Y cómo la han pasado? Los niños no respondieron, era tanto el cariño hacia su abuelo que abrazarlo prefirieron. Pasarían tres o cuatro días en tan honrosa estadía. Todo era dicha, preguntas y respuestas de parte y parte, en un gran intercambio y camaradería. Surgían siempre dudas a la pequeña Generosa, que como ya se dijo, era un poco perezosa y además muy preguntona, estando en su regazo, un interrogante le salió al paso…

- Abuelo, si yo soy una chica y mi hermanito es un chico, ¿Por qué no puede ser que él sea hombre y yo hombra?  

- Al igual que si voy contigo, mi adorado Homófono, no puedo decir que voy contiga, mi querida Generosa, son cosas de Castellanía. Homógrafo, que así se llamaba el abuelo, les advirtió que tuvieran mucha cautela, cuando fueran a la escuela pues él era consiente que en este país, con tanta gente, existían  normas y leyes que había que cumplir y otras que omitir, no muy a diario sino cuando fuese necesario. Son Excepciones.

Con ejemplos les hizo saber que entre fue de ir y el fue de ser, la diferencia es el contexto y lo dijo así, de presto,  que entre llama y llama hay un herbívoro y una flama, que entre vela y vela hay otra flama y la lona de un antiguo barco, que  el tomo es una parte de un libro y que el otro es una acción. Y siguió explicándoles con muchos ejemplos todas éstas razones, con variadísimas acciones.

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