¿Hasta qué punto la obsesión por conocimiento y poder en el hombre moderno se asemeja al doctor “Fausto” de Goethe?

¿Hasta qué punto la obsesión por el Conocimiento y Poder en el hombre moderno se asemeja al doctor “Fausto”^[1] de Goethe?

“Conocimiento es Poder”, “El Conocimiento es fuente de poder”^[2], “El Poder supone la otra cara del Saber”^[3] (Ovejero Bernal, A. and Pastor Martín, J., 2001)  son frases que se hacen populares conforme va pasando el tiempo y en realidad hay relación entre estas dos palabras; los jóvenes y adultos de hoy en día,  en sus ansias por “notas gratificantes” y “mayor prestigio” en el entorno, obtienen  mayor información, que a solicitada. De ésta manera podemos asociar y asemejar en gran medida el hombre actual con el doctor “Fausto” de Goethe, dado que, cuando el hombre se obsesiona por mayor conocimiento y Poder: éste no participa ni colabora con el resto de personas, indicios de Personalidad antisocial (en adolescentes de la actualidad); presenta una mayor tendencia a la Frustración (en la población joven peruana)  y el Estrés Laboral (en personas adultas).De igual forma estás características se le atribuyen al doctor “Fausto”, personaje principal de la obra, y con el cuál se contrastaré estos tres punto importantes.

Johamm Wolfgag von Goethe nace en Frankfurt del Main en 1749, poeta, dramaturgo y filosófico, gran genio del Renacimiento^[4] y escritor Alemán, frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, conoció a Herder, quien lo orientó a descubrir a Homero y Shakespeare^[5] su creación literaria es muy extensa, siendo “Fausto”, la creación maestra, junto con otras obras como Egmont, Iphigenia in Tauris, Götz von Berlichingen, y más.  

“Fausto”  es una obra trágica escrito por Johan Wolfang Goethe, publicada en dos partes: Faust: der Tragödie erster Teil (1773), que significa Fausto: primera parte de la tragedia y la segunda parte Faust: der Tragödie zweiter Teil (1790)^[6]. La primer parte fue publicada en 1808 y posteriormente fue editada en 1828-1829. La segunda parte fue terminada de escribir en 1832.

“Fausto”^[7] se escribió alrededor del siglo XVII, en esos tiempos, el movimiento Romancista comienza a predominar en Europa, en éste tiempo Alemania pasa por varios conflictos entre los pobladores, como consecuencias de los distintos ideales, dado está las creencias religiosas y aspectos sociales^[8]. La literatura de Johann Wolfgang Goethe excede el marco del romanticismo, dado que está inmersos en el Sturm und Drang, en 1774 publica “Las tribulaciones del joven Werther”, así se inicia en Alemania la búsqueda de un lenguaje poético moderno, se rechaza la moda francesa y se reafirma lo nacional y popular^[9].

Primeramente, la población joven obsesionada por conocimiento, posee una “personalidad antisocial”: esta no empatiza ni siente culpa, interactúa con los demás considerándolos objetos que utilizan para cumplir con sus metas u objetivos, si realizan algún acto aparentemente altruista, el único fin es beneficiarse a partir de éste, son capaces de manipular y engañar para cometer sus objetivos sin sentir remordimiento alguno (Rodríguez Taboada, 2008);  igualmente el doctor, calma sus ansias, con  un estudio sobre-exigente de todas las ciencias existentes en su tiempo^[10], Fausto deja de lado la sociedad, por su obsesión. Hay semejanza entre ambos en una medida muy considerable, hasta el punto de ser totalmente indiferente del medio que los rodea, antisocial por completo.

Por otro lado la frustración, en la mayoría de teorías de frustración se le considera como una respuesta que involucra mecanismos emocionales semejantes a la presentación de estímulos aversivos, desencadenantes de respuestas análogas al estrés (Amsel, 1958; Flaherty, 1996)^[11]. Mismamente la desesperación en la que se encuentra Fausto, sin saber de qué manera más indagar sobre los aspectos científicos o religiosos, se re-direcciona a la magia. Igualmente en los jóvenes modernos, se identifica su frustración, al no resolver una complicación o problema suscitado; en algunas ocasiones su reacción al problema no va por un buen camino. Entonces se asemejan hasta el punto de desequilibrarnos emocionalmente e involucrarnos en malos caminos.

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