Historia Del Maestro Colombiano
Enviado por eperezar • 26 de Septiembre de 2013 • 671 Palabras (3 Páginas) • 438 Visitas
HISTORIA DEL MAESTRO COLOMBIANO
A lo largo de sus dos siglos de existencia, la escuela y el maestro han conservado algunos rasgos primigenios casi intactos: la distribución esquemática del tiempo escolar (el horario); la delimitación precisa del espacio escolar (el patio, el salón de clase); la preocupación por la disciplina, por el control del cuerpo, del movimiento; la autoridad como base del ejercicio de la enseñanza; el papel central de la palabra en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
La primera maca del maestro ha quedado inscrita en la historia con su propia letra. Se trata de la primera huella de este particular sujeto en la historia: en el Archivo General de la Nación se encuentran 26 expedientes originados, a finales del siglo XVIII, por unos sujetos que se denominan sujetos que se denominan maestros de primeras letras.
La segunda marca congénita del maestro tiene que ver con la posición que ocupa en relación con otros intelectuales. Además de los 26 expedientes de maestros, el archivo de la segunda mitad del siglo XVIII guarda una significativa colección documental de lo que por la época se conoció como planes de escuela. Se trataba de extensos expedientes en donde se solicitaba la creación de una escuela de primeras letras en distintas villas y poblaciones del virreinato, solicitudes que iban acompañadas de una especie de reglamento y plan de estudios por los cuales se regiría la escuela. Pero aquí, nuevamente aparece otra paradoja, pues ninguno de estos planes, fue escrito por uno de aquellos maestros de primeras letras: todos llevan la rúbrica del cura del pueblo o de algún funcionario del cabildo local. Con este hecho queda señalada la dependencia que el maestro tiene, desde su misma aparición, de otros intelectuales. Dependencia que no sólo se manifestó en la elaboración de los planes y reglamentos, sino además, en la recomendación que debía obtener del cura sobre su condición de cristiano viejo y sujeto virtuoso, requisito indispensable para su nombramiento.
Una tercera señal que ha quedado grabada en el ejercicio del magisterio tiene que ver con los límites de su saber. Cuando las autoridades virreinales, preocupadas por la proliferación de sujetos que andaban por las estancias pretextando enseñar a leer y escribir y contar a cambio de un huevo, una vela o un pan semanal, se dieron a la tarea de controlar y vigilar a estos sujetos mediante el establecimiento de exámenes de oposición para otorgar el respectivo título o para nombrar en propiedad la vacante de una escuela, circunscribieron el saber del maestro al manual de enseñanza. En ausencia de instituciones dedicadas a la formación de maestros, el manual de enseñanza condensó los fundamentos y sentó los límites de lo que un maestro de primeras letras debía saber para ejercer su oficio.
Una cuarta señal que ha marcado al maestro, quizá la más interesante, los autores la denominan la
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