Historias

Al salir del ático, me dispuse a observar las anomalías al mi alrededor, cual ave en casa ajena; en las más acomodadas formas se encontraba una rata, si, una rata, con ojos de bruja y cola muy larga… al seguir mirando vi que la rata parecía ser una hija ( una suposición claro), además en el lugar de descanso de la misteriosa rata ( que también podría ser su lecho de muerte) se encontraba un ala, al parecer de un ave que por improvisto de ambas termino como cena de la otra, dejando el piso ensangrentado y con olor, ya muy conocido, ha putrefacción, casi caigo, pero contuve las ganas, fui hombre, solo pensé en otra cosa, como en la vez que me comí una gomita, con olor a fresas, pero al instante mi oscuro cerebro introdujo el morbo y una analogía de la gomita y el ave apareció, macabra y sombría de cómo pudo haber desaparecido el aliento del ave. Pensé en otras cosas para resistir las ganas de trasbocar ( como comúnmente se le dice a vomitar), se me abrió un recuerdo, un pasado parecido al de la goma analógica de mi amada cayendo en aquel campo de flores rojas y espinas de muerte, cual desilusión por la pérdida de su ala y en un segundo, el día se me hizo amargo, siendo indiferente a la asquerosa rata que en el momento se había dado un festín, se me hizo un escenario muy plástico, es decir, algo irreal

Al momento de mi indiferencia, escuche como crujía el ave con los huesos rotos, cual bolsa estrujada y al fondo un silbido que llamaba en mi nombre, me sorprendí y Salí haber quien producía tal sonido, que en mi juventud nunca pude hacer, dándome la sorpresa de encontrarme con la vecina que muy preocupada, por el olor tan inmundo que emanaba la cena de la rata, solo le dije que era un ave que en putrefacción estaba, al ver como se iba deduje que entendió el mensaje y en el piso había un mensaje, un mensaje?, me pregunte, baje, tome el sobre y al sentir el viento acariciando mi cara, cual caricia de una mujer que acaba de ser besada por su amante, sentí que era la señal para abrir el sobre, en el había una carta y un dulce, ignorando el dulce observe detenidamente la carta y descubrí la firma de “amor platónico”, que me invitaba a lujuriosas acciones en mi placida morada, pero, en mi morada?, rápido subí con la escoba de la perdición y acabe con el festín de la rata juntando las dos almas en pena, las recogí y tire a la basura, luego limpie la sangre y organice todo con rosas y claveles, además un aromatizan te a rosas y al volver a mirar la carta para asegurarme que no faltaba detalle alguno, recordé el dulce y al verlo, las mística analogía apareció y la gomita grisly envuelta en su especifico plástico me despertó

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