Homicidios En Colombia
Enviado por cassanova07 • 9 de Marzo de 2014 • 2.120 Palabras (9 Páginas) • 280 Visitas
Homicidios en Colombia: quiénes son las víctimas, dónde asesinan y qué se debe hacer
ECONOMIA Y SOCIEDAD Domingo, 13 de Noviembre de 2011 21:25
El panorama de los homicidios en Colombia se ha hecho muy complejo y exige del Estado una estrategia coordinada y diversificada. Un experto presenta la evidencia y explica cómo deben y pueden concentrarse las acciones para atender los cuellos de botella y aquellos municipios o regiones donde la violencia sigue siendo más intensa.
Razón Pública
Hugo Acero Velásquez*
Se sabe mucho de las víctimas, poco de los victimarios
Un análisis detenido de las cifras de homicidios de los últimos años y de los estudios de distintos expertos deja serias dudas sobre si hoy la mayoría de ellos son en realidad ejecutados por el crimen organizado, en especial por las Bandas Criminales – BACRIM –.
En la actualidad se tiene mucha información sobre las víctimas, pero muy poca información sobre los victimarios. Del examen de los 17.459 homicidios registrados en 2010, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses extrajo las siguientes conclusiones [1]:
• El 62,4 por ciento de las víctimas tenía entre 20 y 39 años de edad.
• De los casos analizados, el 45,2 por ciento (5.220) de las víctimas contaba con algún grado de educación básica pri¬maria, el 41,3 por ciento (4.767) tenía algún grado de educación básica secundaria, el 4,46 por ciento (514) cursaba o había cursado educación media, el 5,51 por ciento (636) tenía algún nivel de educación superior (técnica o profesional) y en el 3,37 por ciento (389) no tenía escolaridad.
• El mayor número de víctimas se registra entre los solteros (as) con el 50,1 por ciento. Las víctimas en unión libre suman 34,4 por ciento, casadas al 11,4 por ciento y separadas, divorciadas y viudas apenas un 2,98 por ciento.
• Las víctimas se desempeñaban como agricultores, trabajadores forestales, pecuarios y pesqueros (8,2 por ciento), comerciantes (8,0 por ciento), personal doméstico, aseadores, lavanderos, planchadores y afines (7,8 por ciento), conductores de vehículos de motor (4,8 por ciento), estudiantes (4,5 por ciento), oficiales y obreros de la construcción y afines (4,5 por ciento), miembros de las Fuerzas Militares y de Policía (2,9 por ciento) o se encontraban desempleados (6,1 por ciento).
• El 21,6 por ciento de las mujeres victimizadas realizaban labores relacionadas con el hogar, el 9,7 por ciento eran estudiantes, el 6,1 por ciento comerciantes, el 5,0 por ciento trabaja como empelada doméstica, aseadoras, lavanderas, planchadoras y afines, y el 2,3 por ciento eran trabajadoras sexuales y agricultoras, trabajadoras forestales, pecuarias y pesqueras.
• El 77,6 por ciento fue causado por un proyectil de arma de fuego y el 14,0 por ciento con armas corto punzantes o punzantes, siendo estas dos las prin¬cipales causas tanto para hombres como para mujeres.
• La violencia homicida cada vez más se concentra en las ciudades: el 77,9 por ciento de los homicidios (13.610 casos) tuvo lugar en el área urbana, lo cual implicó un aumento del 5,2 por ciento con respecto al 2009, mientras en el área rural se redujo en un 20,2 por ciento.
• Por otra parte, el escenario en el que con mayor frecuencia tiene lugar el homicidio continúa siendo la vía pública con un 45,58 por ciento de los casos, le siguen la vivienda con un 9,50 por ciento y los es¬pacios terrestres al aire libre como bosques, montañas, playas, potreros, etc., con un 7,07 por ciento.
• Respecto de las circunstancias, en el 71,7 por ciento de los casos no se tiene información y sobre los demás casos sobresalen la venganza -ajuste de cuentas 9.7 por ciento, riñas 5.1 por ciento, atraco callejero 2.8 por ciento, violencia de pareja 0,88 por ciento.
• Finalmente, no se sabe cuántos posibles victimarios han sido efectivamente identificados, detenidos y puestos a disposición de la justicia.
Ignorancia e impunidad
Cabe anotar que en las cifras conocidas suelen cometer algunos errores de registro:
• Por un lado, la categoría “ajuste de cuentas” en algunos casos se usa “cuando no se sabe qué pasó”, la víctima tiene antecedentes y ha recibo varios impactos de bala.
• Por otro lado, un hecho de sicariato no siempre puede ser atribuido a delincuencia organizada; esta modalidad delictiva se ha popularizado y es utilizada para sancionar infidelidades, no pago de deudas y cosas parecidas.
Esta falta de información sobre el victimario demuestra la pobreza de nuestra investigación criminal y agrava la impunidad:
• Según Mauricio Rubio, “la pro¬porción de homicidios que se llevan a juicio — que en los años 60 alcanzó a superar el 35 por ciento— fue en la primera mitad de los años 90 inferior al 6 por ciento. Mientras en 1975, por cada 100 homicidios, el sistema penal capturaba a más de 60 sindicados, en 1994 ese porcentaje se había reducido al 20 por ciento (sic)”.
• Por otro lado, las condenas por homicidios, que en los años 60 alcanzaban el 11 por ciento de los cometidos, no pasan del 4 por ciento en la primera mitad de los años 90 [2] y, según el estudio del Ministerio del Interior reseñado, “la probabilidad de condena por un homicidio antes del Sistema Penal Oral Acusatorio era del 4 por ciento, hoy resulta ser poco superior al 3 por ciento” [3].
Con la precariedad de la información respecto del victimario, es muy difícil determinar a ciencia cierta quiénes están detrás de los homicidios en Colombia.
Las regiones más violentas
No todos los departamentos y municipios tuvieron la misma tendencia de reducción de los homicidios que se registró en el país en los últimos años, como es el caso de los siguientes departamentos que desde 2005 vieron crecer la violencia homicida:
• Nariño pasó de 339 homicidios registrados en 2004 a 616 en 2009 (aunque en 2010 se redujo a 491)
• Córdoba pasó de 140 homicidios en 2004 a 372 en 2009 (en 2010 se redujo a 323)
• Quindío pasó de 188 homicidios en 2004 a 287 en 2010, y
• Putumayo pasó de 59 homicidios en 2004 a 161 en 2010.
Por otra parte hay que llamar la atención sobre la tendencia creciente que registran algunos municipios: entre 2004 y 2010 la violencia homicida creció en 159,7 por ciento, como puede verse en el cuadro siguiente:
Primero, combatir la impunidad
Ante la poca información respecto de los victimarios y la creciente impunidad, es urgente fortalecer la investigación criminal y la inteligencia, creando grupos de trabajo bajo la dirección de fiscales especializados y con la participación de la Policía y los demás organismos de policía judicial y
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