Hotel Arcos Del Parque
Enviado por dacj • 16 de Octubre de 2013 • 355 Palabras (2 Páginas) • 373 Visitas
Hotel Arcos del Parque
Los primeros dioses. Los antiguos mexicanos creían en la existencia de un dios Tonacatecuhtli quien junto con su esposa Tonacacihuatl tuvieron 4 hijos, Tlantlauhqui, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.
Sus cuatro hijos se convirtieron en los cuatro dioses que crearon la tierra después de 600 años de haber nacido, primero crearon al sol y después a la tierra, también crearon al primer hombre y primera mujer para que le dieran forma a la recién creada tierra., cada uno llevando diferentes tareas.
Del primer hombre y la primera mujer nacieron los maceguales, los cuales se encargaron de poblar la tierra, después los dioses se encargaron de crear los días, los cuales estarían agrupados en años, después d esto crearon el infierno y el cielo. Por último los dioses crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran lluvias para regar las tierras, y para que pudiera existir la vida.
El Conejo de la Luna
Quetzalcóatl, el dios grande y bueno, se fue a viajar una vez por el mundo en figura de hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.
-¿Qué estás comiendo?, - le preguntó.
-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?
-Gracias, pero yo no como zacate.
-¿Qué vas a hacer entonces?
-Morirme tal vez de hambre y de sed.
El conejito se acercó a Quetzalcóatl y le dijo;
-Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí.
Entonces el dios acarició al conejito y le dijo:
-Tú no serás más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti.
Y lo levantó alto, muy alto, hasta la luna, donde quedó estampada la figura del conejo. Después el dios lo bajó a la tierra y le dijo:
-Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos.
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