IMPLICACIONES DE LA CRISIS DE SALUD EN LOS ADULTOS MAYORES

IMPLICACIONES DE LA CRISIS DE SALUD EN LOS ADULTOS MAYORES

Estudiantes de Administración en Salud

Facultad Nacional de Salud Pública “Héctor Abad Gómez”

Durante muchos años Colombia ha pasado por grandes problemáticas de salud debido a diferentes factores económicos, sociales, ambientales y culturales. Una de estas problemáticas ha sido el rápido crecimiento de la población de la tercera edad (personas con más de 60 años), lo cual ha generado un aumento significativo para los gastos en salud. Basados en datos de años anteriores, en sólo un siglo el país pasó de 4´355.470 habitantes a un total de 41.468.384 habitantes, de los cuales el 6.3% es mayor de 65 años; el 54.6% pertenece al sexo femenino y el 45.4% de las personas mayores son hombres (1).

Aunque para el periodo 2010–2015 se estimó una esperanza de vida al nacer de 78,5 para las mujeres, 72,1 para los hombres y una tasa bruta de mortalidad de 5,8 por cada 1.000 habitantes, también se ha estimado un aumento significativo en la población a través de los años; por ende seguiría aumentando la cantidad de personas pertenecientes a la tercera edad y si no se implementan programas y proyectos sobre estilos de vida saludable para esta población, será un desencadenante de gran impacto para el empeoramiento de la salud en Colombia. En la actualidad, aunque se da un promedio de esperanza de vida de 79 años, del cual se espera que siga en aumento, a pesar de las grandes dificultades que se han evidenciado por enfermedades crónicas y por el lento proceso en la implementación de programas adecuados según las condiciones y necesidades de esa población (2).

Por lo tanto, se puede afirmar que en Colombia se ha excluido a los adultos mayores, a pesar de ser éstos una población vulnerable, las diferentes características físicas y mentales que presentan en su proceso de envejecimiento, éstas se convierten en un riesgo alto para su salud generando muertes prematuras en personas que podrían vivir muchos años más si se mejoran las condiciones de vida de acuerdo con el sexo, edad y nivel socioeconómico y el desgaste físico de la población. Sin, embargo la discapacidad de las personas de la tercera edad como lo son: la ceguera, la pérdida de audición, la memoria, la voz, movilidad, entre otras; generan un impacto negativo sobre la vida cotidiana por sus condiciones de desempleo, sus bajos ingresos, la inseguridad social y principalmente por la parte familiar. Precisamente, en estas condiciones, es cuando más se necesita que se ofrezca servicios accesibles para el apoyo de esta población, evitando que la exclusión social se incremente y agrave la vulnerabilidad de la salud (3).

Habría que decir también, que al llegar a la tercera edad, las personas se vuelven más factibles a contraer ciertas enfermedades como desencadenantes de las condiciones de vida que tuvieron a lo largo de su vida y también por motivos hereditarios; algunas de esas enfermedades son: Arterioesclerosis de las Extremidades, artrosis, alzheimer, artritis, párkinson, hipertrofia benigna de Próstata, gripe, malnutrición, sordera, problemas visuales, presión arterial alta, demencia senil, osteoporosis, accidentes cerebro vascular, cáncer, infartos, entre otras (4).

A pesar de que se han adoptado medidas para promover el estilo de vida saludable para las personas a partir de que van envejeciendo; esto no ha sido suficiente para mantener un equilibrio físico y mental donde se pueda afirmar que esta población se encuentra completamente saludable, debido a la falta de accesibilidad a los servicios de salud por las condiciones económicas, de salud y familiares de cada adulto mayor; sin olvidar las barreras geográficas, económico administrativas y el aumento significativo de la población para la cual se ha estimado que para el año 2025 existirán alrededor de 1200 millones más de ancianos en el mundo, lo cual conlleva a replantear la manera en cómo se protegen y los programas que se implementan para mejorar las condiciones de vida y prolongarla (5).

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