Ideario Cuauhtémoc
Enviado por monarrezmtz • 27 de Mayo de 2013 • 641 Palabras (3 Páginas) • 382 Visitas
Ideario Cuauhtémoc
El “Ideario Cuauhtémoc” es un grupo de principios y conceptos personales escritos bajo su supervisión. Don Eugenio Garza Sada se aseguró que todos sus compañeros y colaboradores lo conocieran y practicaran.
Estos principios representan la esencia de los valores que hoy son parte fundamental de la Cultura FEMSA. En esta especial ocasión queremos compartirlos con todos aquellos que, como Don Eugenio, buscan trascender, generando valor.
IDEARIO CUAUHTEMOC
I. RECONOCER EL MERITO EN LOS DEMÁS
Por la parte que hayan tomado en el éxito de la Empresa y señalarlo de manera espontánea, pronta y pública. Usurpar ese crédito, atribuirse a sí mismo méritos que corresponden a quienes trabajan a las órdenes propias, sería un acto innoble, segaría una fuente de afecto e incapacitaría para comportarse como corresponde a un ejecutivo.
II. CONTROLAR EL TEMPERAMENTO
Debe tenerse capacidad para dirimir pacífica y razonablemente cualquier problema o situación, por irritantes que sean las provocaciones que haya que tolerar. Quien sea incapaz de dominar sus propios impulsos y expresiones, no puede actuar como director de una empresa. El verdadero ejecutivo abdica el derecho a la ira.
III. NUNCA HACER BURLA
De nadie ni de nada. Evitar las bromas hirientes o de doble sentido. Tener en cuenta que la herida que asesta un sarcasmo, nunca cicatriza.
IV. SER CORTÉS
No protocolario, pero sí atento a que los demás encuentren gratos los momentos de la propia compañía.
V. SER TOLERANTE
De las diversidades que puedan encontrarse en la raza, color, modales, educación o idiosincrasia de los demás.
VI. SER PUNTUAL
Quien no puede guardar sus citas, muy pronto se constituirá en un estorbo.
VII. SI UNO ES VANIDOSO, HAY QUE OCULTARLO
Como el secreto más íntimo. Un ejecutivo no puede exhibir arrogancia ni autocomplacencia. Cuántas veces los fracasos de hombres bien conocidos confirman el adagio de “el orgullo antecede a la caída”. Cuando uno empiece a decir que otros empleados son torpes, o que los clientes son mezquinos o necios, habrá empezado a meterse en embrollos.
VIII. NO ALTERAR LA VERDAD
Lo que uno afirme, debe hacerlo reflexionando; y lo que prometa, debe cumplirlo. Las verdades a medias pueden ocultar errores, pero por poco tiempo. La mentira opera como un bumerang.
IX. DEJAR QUE LOS DEMAS SE EXPLAYEN
Especialmente los colaboradores, hasta que lleguen al verdadero fondo del problema, aunque tenga que escuchárseles con paciencia durante una hora. Haría uno un pobre papel como director, si dominara una conversación en vez de limitarse a encauzarla.
X. EXPRESARSE CONCISAMENTE
Con claridad y completamente, sobre todo al dar instrucciones, Nunca estorba un buen diccionario a mano.
XI. DEPURAR
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