Imagen Vendedora
Enviado por alejandra_ruiz94 • 9 de Junio de 2015 • 1.273 Palabras (6 Páginas) • 330 Visitas
“El Poder de la Imagen Pública”, “Imagología” e “Imagen Vendedora”, este último publicado en 2008 y del que trata la conferencia de clausura del 1er Foro Regional Tabasco 2013 “Negocios sin Fronteras”, organizado por la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios y el Colegio de Arquitectos Tabasqueños.
Ante un nutrido auditorio en la sala de conferencias del Centro de Convenciones, el especialista conmina a todos aquellos que dicen que no les interesa su imagen o lo que piensen de ellos, a detenerse un momento para considerar que la imagen, lejos de ser un aspecto frívolo, es un valor agregado para competir con ventaja en un mundo cada vez más competido y saturado, y que “quien tiene mejor imagen, va a ser preferido; no hay duda”, sostiene Gordoa.
En la comunicación, es conocido que sólo existen dos clases de estímulos: los verbales y los no verbales, pero tal vez lo que no es muy recordado, y que el consultor destaca, es que el 93 por ciento de la comunicación depende de lo que decimos sin palabras y que sólo el 7 por ciento depende de lo que decimos con palabras, por lo que “si ponemos atención a lo que decimos de manera no verbal, podemos hacer que la genta nos perciba bien con un fin muy simple: gustar. Y sólo compramos lo que nos gusta; así funcionamos”, puntualiza el consultor.
INGENIERIA EN IMAGEN PÚBLICA
En este sentido, el experto abre al público las siguientes preguntas: “Si no te está yendo tan bien, ¿no será porque no estás gustando? Si al otro le va mejor, ¿no será porque gusta más?”. Y entonces enlista cinco condiciones inherentes a la imagen pública:
Todos tenemos una imagen: Lo queramos o no, todos nos perciben de alguna manera. Si el terreno de la imagen no nos importa, entonces nuestra imagen será descuidada. Debemos definir nuestra imagen para que los demás decidan si les gusta o no.
La mayoría de las decisiones las hacemos por los ojos: Todo lo que tenemos lo compramos porque lo vimos y nos gustó: la blusa, el reloj, el collar, los zapatos, etcétera. La gente nos percibe por lo que ve de nosotros y sólo tarda entre 5 y 12 segundos en evaluarnos y definir si le gustamos o no, si nos cree o no, si nos compra o no.
La mayoría de las decisiones las hacemos basadas en sentimientos: Pensar toma más tiempo que sentir. A veces sentimos tanto que somos capaces de pasar por encima de cualquier pensamiento racional y podemos hacer algo equivocado aún sabiéndolo, porque el sentimiento está antes que el pensamiento. Aquí cabe preguntarnos, cuando intentamos vender algo a un posible comprador o cuando intentamos que nos contraten para administrar, diseñar, etcétera, ¿qué estamos haciendo sentir constantemente a los demás?
La imagen no es algo estático, la podemos cambiar: Sus pros y sus contras incluyen que, si tenemos una imagen impecable pero en algún punto nos desviamos un poco, podemos caer del gusto de la gente; la buena noticia es que si tenemos una imagen descuidada o caída, si trabajamos en ella, todo empieza a cambiar porque cuando cambiamos el estímulo, cambiamos nuestra imagen, lo cual es una esperanza para todos ya que podemos aspirar a ser mejores.
La imagen siempre es relativa: La imagen correcta siempre será la que corresponda a la actividad a la que nos dediquemos, a quiénes somos o el objetivo que deseamos lograr. ¿Quiénes somos? Somos nuestro temperamento, carácter y contexto de desarrollo familiar, socioeconómico, laboral y académico; somos nuestro código de valores morales y hasta cómo nos percibimos a nosotros mismos desde el punto de vista físico, emocional e intelectual. Debemos definir quiénes somos y qué queremos lograr porque si no tenemos claro el objetivo, nunca llegaremos. Y finalmente, ¿realmente sabemos a quién nos estamos dirigiendo y qué necesidades tiene?
“Estos son los requisitos fundamentales para saber cómo tiene que ser nuestra imagen para que nos perciban bien y conseguir que nos compren, nos contraten, nos acepten, etcétera”, puntualiza el especialista en imagen.
PROTOCOLO EMPRESARIAL
Victor Gordoa también aborda el tema de la carencia
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