Importancia De Las Universidades En La Educación De Valores
Enviado por fcarvajal • 22 de Noviembre de 2013 • 1.159 Palabras (5 Páginas) • 563 Visitas
Importancia de las universidades en la educación de valores, como base de un quehacer profesional ético en las organizaciones.
Francisco Carvajal González
19 de septiembre de 2013
Ensayo escrito para la materia Ética de la Licenciatura en Informática de la Universidad Autónoma de México
El término «universidad» se deriva del latín universitas magistrorum et scholarium, que aproximadamente significa ‘comunidad de profesores y académicos’. Estas comunidades eran gremios medievales que recibieron sus derechos colectivos legales por las cartas emitidas por los príncipes, prelados, o las ciudades en los que se encontraban. Otras ideas centrales para la definición de la institución de la universidad era la noción de libertad académica y el otorgamiento de grados académicos. Muchas universidades se desarrollaron de las escuelas catedralicias y escuelas monásticas que se formaron desde el siglo VI d.C. Históricamente, la universidad medieval fue un producto típico de la Europa medieval y sus condiciones sociales, religiosas y políticas. La noción de universidad moderna está asociada al pensamiento empírico y a los descubrimientos científicos que llegaron tras la revolución industrial comenzada en el siglo XVIII.
Según Sylvia Schmelkes, la formación valoral aparece como una clara exigencia de la sociedad al sistema educativo, ante las consecuencias de la globalización. Una clara tendencia de pulverización de valores se nota en la sociedad contemporánea y a medida que lo van haciendo no hay nuevos valores que ayuden a las nuevas generaciones a llenar ese vacío, suponiendo entonces que lo que no se conoce no existe, la formación en las universidades públicas o privadas se ven desposeídas de esta paideia, por lo menos con la importancia que debiera tratarse.
Es cierto que aunque varias revoluciones se llevaron a cabo en los años 60´s, la pos modernización comenzó a hacerse notar a partir de los años 70, una nueva conciencia colectiva de parte de la sociedad comenzó a surgir reclamando un reconocimiento a los grupos vulnerables, clamando por la permanencia de la paz, el reconocimiento a los derechos de la mujer y en algunos casos se hacía énfasis en el fortalecimiento del nacionalismo.
Pero si un estudiante no está formado de manera integral, si no puede reconocer lo que los hombres hacen de sí mismos y piensan y hablan de sí mismos y quedan relegados a lo que los hombres hacen de su mundo y lo que los hombres piensan y hablan de su mundo, es claro que esos estudiantes estarán preparados para tratar de dominar al mundo y no podrán enfocar los esfuerzos de dominarse a sí mismos, ya que su papel de hombres ha sido reducido a un medio para obtener lo que la técnica y la ciencia desean.
Este vacío formativo se ha ido acentuando con los años, las escuelas públicas lo han dejado de lado como una consecuencia de la burocracia a la que está expuesta de manera natural, el Estado con quien debiera formar una relación simbiótica, simplemente tiene otros intereses que en muy escaza medida encajan con el desarrollo del hombre y lo enmarca en un desarrollo comunitario que se ve prometedor en el papel y en el discurso, pero que en la práctica no logra ni siquiera ese objetivo.
El papel del Estado, además de dar validez a los estudios realizados por el estudiante, es supervisar el plan de estudios para que se adapte a la realidad nacional o por lo menos es la intención oficial. Las universidades que lo logren y quieran podrán influir para tratar de formar mejores profesionistas, pero no mejores hombres.
La sociedad sin embargo,
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