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Informe de Ética y Gestión Ambiental, ¿dos perspectivas irreconciliables?


Enviado por   •  24 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  2.267 Palabras (10 Páginas)  •  113 Visitas

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INFORME DE ÉTICA

 Ética y Gestión Ambiental, ¿dos perspectivas irreconciliables?

Nombre:        Pedro Emilio Gálvez Guardia

Run:        15.909.730-7

Programa:        DIGEIN

Nombre asignatura:        Actividad de Finalización.

Correo Electrónico:        Piscis.prevencion@gmail.com

                                 

Noviembre – 2013

  • INTRODUCCIÓN

En el presente informe se abordará el concepto de la ética profesional desde el prisma de un ensayo.

Para comenzar se presentará el concepto de ética profesional y sus implicancias prácticas en la vida laboral haciendo hincapié en los problemas que pueden surgir, específicamente los relacionados con el Medioambiente. Luego se desarrollará brevemente el concepto de ética medioambiental y se mencionarán algunos puntos interesantes y antecedentes que agregan peso a la discusión presente, para finalizar a modo de conclusión con algunas interrogantes que se abren (más que hallar respuestas) a raíz del presente informe.

  • DESARROLLO DEL TEMA

¿Qué es la Ética profesional?

La ética profesional se define como:

“Todo lo relacionado con el acto humano como tal y las actitudes y opciones fundamentales, con la responsabilidad, las fuentes de moralidad; las atenuantes y agravantes del acto humano; con el derecho, la ley, el delito y la pena; la conciencia clara, dudosa o perpleja; la duda de hecho y la duda de derecho; el derecho; el principio de doble eficiencia y lo concerniente a la propiedad y a la autoridad”.

Además la ética profesional debe estar fundada en una antropología sólida, es decir una visión del ser humano que le dé a la persona una apertura completa de la condición humana y de la sociedad, tanto material como espiritual, de tal manera que no se caiga en el materialismo, individualismo e indiferencia, logrando empatizar con el sufrimiento de los semejantes y con los estigmas sociales que se den a nuestro alrededor.

Dentro de este concepto el lugar del ámbito laboral, la profesión, no puede quedar reducida a un trámite con el fin de obtener una ganancia monetaria, al mero lucro, sino que se transforma en un medio de realización de la personalidad total. En la práctica de la propia profesión, siguiendo las normas éticas, se debiera tener una apertura frente a los valores humanos reconociéndolos y respetándolos. No puede estar regido por políticas o ideologías, si eso distorsionara su finalidad propia o entrara en conflicto con ciertos criterios fundamentales u obligaciones morales.

La ética profesional se pone en jaque en una amplia cantidad de situaciones que se dan en la cotidianeidad del ámbito laboral, en particular (relacionadas con la gestión ambiental) las que se dan entre el profesional y sus clientes, entre las normas éticas de los códigos profesionales y los intereses del cliente o de la empresa, entre la profesión en su conjunto y la sociedad, y entre la obligación moral y la ley meramente penal.

Los casos que se dan entre el profesional y sus clientes son singularmente relevantes ya que a menudo sucede que el cliente tiene una visión simplista, económica y lucrativa de la realidad, lo que conlleva al desconocimiento (intencional o no) de la complejidad de los factores medioambientales y de su consecuente resultado o secuela para el potencial desarrollo de un área geográfica, incluyendo su patrimonio ecológico, turístico, social y humano. Aquí también se juegan las normas éticas de los códigos profesionales, ya que para una profesión el acento puede estar en el desarrollo económico (entendido como indicadores a nivel macro de productividad, etc.) y para otra en la conservación del equilibrio ecológico, en consonancia con el cuidado del Medio Ambiente, el hábitat de flora, fauna y seres humanos. Ambos objetivos deontológicos pueden entrar en conflicto frente a una determinada problemática concreta. Esta situación se dificulta debido a que entre profesional y cliente existe normalmente una proporción asimétrica de poder en cuanto que el primero posee más conocimientos y más recursos de diversa índole que el segundo, sin embargo se encuentra supeditado a una relación contractual monetaria que pudiera verse perjudicada si no desarrolla su actividad laboral en los términos deseables para el cliente o la empresa lo que lo pone, desde un principio, en una situación de inferioridad.

Por otro lado entre la profesión en su conjunto y la sociedad también pueden existir desavenencias cuando la sociedad o la profesión no se encuentren en el mismo nivel o concordancia respecto a las discusiones que se puedan dar, en este caso respecto al Medio Ambiente, la sociedad puede no tener una política educativa o una conciencia colectiva profunda que permita la toma de decisiones adecuadas para los propios espacios de uso o la profesión puede tener una marcada inclinación hacia el medioambiente en una población donde se requiera otro tipo de inclinación guiada por las necesidades (por ejemplo empleo, educación, delincuencia) y por lo tanto no se tenga la misma sensibilidad frente a un mismo tema.

Por último entre la obligación moral y la ley meramente penal, caso que sucede a menudo en nuestro país, ya que la legislación medioambiental vigente no se hace cargo de las problemáticas en la protección de los recursos naturales no renovables, el impulso hacia energías más limpias, el cuidado del aire, el mar y los suelos a través de políticas de conservación y no contaminación, etc. La ley es laxa respecto a muchos de estos temas y permite que muchas decisiones cruciales para el país queden en manos de unas pocas personas, dueñas de compañías, que actúan bajo sus propios criterios de responsabilidad y no bajo normativas legales y menos éticas, considerando que se desconocen razonamientos básicos de obligación moral hacia el medioambiente y las personas que habitan en él en el día de hoy y las futuras generaciones.

En este sentido un valor primordial, la justicia, supone el destino universal de los bienes de la tierra, el darle a cada uno lo que le corresponde. El respeto a ella implica, en particular, el cumplimiento de toda obligación ética y las derivadas de la legislación vigente, de la equitativa distribución de ganancias, del cumplimiento de contratos de todo orden, de la justa proporción de costos y precios, de los requerimientos del bien común expresados especialmente a través, por una parte, de las obligaciones tributarias y, por otra, del respeto a la preservación de la ecología y del entorno. Incluye todo procedimiento que perjudique a terceros inculpablemente involucrados, como las personas que

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