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Ingles Para Principiantes


Enviado por   •  6 de Marzo de 2014  •  1.635 Palabras (7 Páginas)  •  265 Visitas

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Aquel que se esmeró y consiguió algo con el "sudor de su frente", y luego lo entrega al Mishkán por Orden Divina, su posición es la primera…

Dar del corzón

"Habla a los hijos de Israel para que tomen para mí una ofrenda de todo hombre, a quien voluntariosamente mueva su corazón, tomareis ofrenda para mí... Y ésta es la ofrenda que tomareis de ellos: Oro, plata y cobre… Lino fino azul celeste, púrpura y carmesí… Aceite para el alumbrado, perfume para el aceite de ungir y para el incienso de las especies... Piedras de ónice y piedras de engarce para el efod y para el pectoral" (- Éxodo 25:2-7)

Rabi Jaim Ben Atar en su obra Or HaJaim resalta un punto muy importante en esta Parashá:

Si observamos el orden de los objetos requeridos para elMishkan (tabernáculo) nos daremos cuenta que a las piedras preciosas más valiosas, se les restó importancia, ya que se las citó al final. Aparentemente la donación que acercarían los príncipes de Israel, de valor incalculable, la Torá le resta importancia. El tratado de Kidushin 31A narra la siguiente historia:

Cierta vez los Sabios de Israel necesitaron recurrir a Damá Ben Netiná, quien era un joyero gentil, para comprarle las gemas para el pectoral del sumo sacerdote por un valor de 600.000 u 800.000 Dinarim. Era una suma astronómica en aquel entonces, ya que su valor resultaba ser muy alto, finalmente Damá Ben Netiná no las vendió. De todos modos, estas piedras preciosas deberían figurar por lo menos al comienzo de la lista y no al final. ¿Por qué la Torá no las anticipó a los otros objetos? ¿Acaso no merecían aparecer al principio? Aquí el Or HaJaim nos brinda varias respuestas, una mejor que la anterior.

La primera respuesta es: por cuanto que los príncipes de Israel las trajeron últimas, por esa simple razón las nombró posteriormente. Nuestros Sabiosindicaron que los ilustres príncipes de Israel dijeron: Veamos qué es lo que trae el pueblo como donación, queremos saber hasta dónde estos llegan y recién después de que el pueblo haya finalizado, nosotros traeremos el faltante. Esta actitud no fue bien vista por el Todopoderoso, y si observamos la palabra príncipes está escrita en hebreo con una letra menos, por esta misma causa sus donativos fueron expuestos últimos en la lista.

Y la otra respuesta que nos enseña el exegeta es la siguiente: En el tratado de Iomá 75 A dijeron que los príncipes de Israel se apropiaron de estas piedras de una manera muy inusual.

¿Cómo ocurrió?

Las nubes las llevaron hasta las puertas de las carpas de cada uno de los príncipes representantes de las tribus de Israel. Valdría decir que, una mañana radiante, cada uno de estos jefes encontró en la puerta de su casa un paquetito "con un moño y una cinta" que contenía una de las 12 piedras. Por lo tanto la donación que efectuaron no les costó mucho sacrificio, ya que como se suele decir "les vino de arriba". Ellos no se esforzaron mucho para con- seguirlas, ni transpiraron la gota gorda para alcanzar esa fortuna. Por lo tanto nuestra sagrada Torá le otorga prioridad al común trabajador que tuvo que arremangarse y esforzarse para conseguir su patrimonio.

Aquél que se esmeró y lo consiguió con el "sudor de su frente", que ahora lo valora muchísimo, y lo entrega al Mishkán por Orden Divina, su posición es la primera, ya que lo está dando de corazón, con amor, cariño y devoción. Estaría entregando algo que le cuesta más de lo que costaría una piedra preciosa de un valor altísimo, que a los ilustres Nesiím les llega por medio del "correo Celestial" a su domicilio. A tal efecto se entiende claramente la razón por la cual la Torá los manda al final y no los sitúa en la primera plana, ya que el valor de su donación en el sentido espiritual y afectivo era menor a la lana y el hilo púrpura y carmesí. Dicen nuestros Sabios, cuando alguien trabaja, se esfuerza y se sacrifica por algo, lo valora, lo respeta y lo ama. A medida que más le cuesta conseguirlo, más le costará desprenderse de él.

Mi Rosh Yeshivá solía decir estas sabias palabras: "Lo que entra duro, sale duro", en referencia al esfuerzo y a la dedicación que los jóvenes deben poner para superarse en sus estudios de Torá. Todo lo que uno aprende con dificultad y esmero, no se olvida fácil. Y lo mismo ocurre con el trabajo que un individuo lleva a cabo, si se dedica con alma y vida para alcanzar su meta y objetivo, no se va a despegar de su adquisición con facilidad. Justamente por esta razón nuestra Torá le dio tanta importancia a las demás donaciones de las demás variedades, el cobre, la plata, el azul celeste, el aceite para las luminarias, etc., dado que todos estos artículos ó productos se ofrecieron

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