Introduccion Patcm

En el Primer grado de primaria al aprendizaje de la lectoescritura se le considera como una de las actividades globales más complejas que tienen que afrontar quienes aprenden y enseñan en la escuela. Sabemos que no es una tarea sencilla identificar, analizar e intervenir sobre los procesos que intervienen en su enseñanza y aprendizaje, pero aún lo es más si la consideramos como una tarea evolutivo-educativa que se proyecta más allá de las etapas iniciales de la escolaridad. Su importancia es evidente por el papel que desempeña en la construcción cultural, en el desarrollo de las sociedades modernas y en el de los individuos a nivel personal pues se debe adquirir el conocimiento pleno del funcionamiento de nuestro codigo de comunicación como un medio para aprender a través de la lectura e interactuar de forma plena en su propio contexto.

El rol docente hoy enfrenta una mayor exigencia académica -específicamente cuando los planes y programas de estudio se han reformado-, la presión social y mediática nos observa y la evaluación universal pone a la vista de los ciudadanos el nivel de conocimientos profesionales que se poseen en torno a las materias que impartimos. Lo anterior es digno de ser mencionado puesto que entre los insumos que se utilizaron para la fase de diagnóstico están los resultados de la citada evaluación universal, toda vez que proporcionaron las recomendaciones pertinentes para la asignación de trayectos formativos que tienen por objetivo enriquecer y apuntalar las debilidades de nuestros saberes profesionales; además, se utilizaron los resultados del examen de diagnóstico ya que para los primeros grados no existe aún la herramienta de los exámenes de ENLACE.

Los resultados de la exploración de saberes previos arrojó un puntaje porcentual del 75% de los alumnos en etapa pre silábica, dentro de este rango se detectó que el 35% correspondían al nivel primitivo, donde a partir de dibujos o líneas los alumnos trataron de representar lo que se les dictaba, el 25% se anotó en el rango presilábico sin control de cantidad, el 15% en escritura fija. El 24% de la población restante arrojó resultados de representación silábica sin relación sonoro-gráfica, con repertorio variado y solo el 1% de la muestra manifestó un nivel silábico alfabético.

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