Introducción a la celebración
Enviado por Sara1515 • 11 de Septiembre de 2013 • Síntesis • 516 Palabras (3 Páginas) • 174 Visitas
Introducción a la celebración
Hermanos a todos nos acecha la tentación de dudar del amor misericordioso de Dios. Este domingo, la liturgia nos muestra la misericordia infinita de Dios. Él no se cansa de nosotros, a pesar de nuestras infidelidades y pecados. Él nos busca como el pastor busca a la oveja perdida, o como cualquier persona que busca afanosamente un objeto valioso que ha perdido.
Jesús, nos presenta cómo es el ‘corazón’ de su Padre, que también es Padre nuestro. Por un lado, es exigente con sus hijos, para que no se vuelvan a esclavizar con ninguna idolatría, que los irá aniquilado como personas y como sociedad, y, por otro, lleno de misericordia y cercanía. Nada lo gana, nada lo detiene, nada lo cansa, nada lo anula, su Amor es infinito, eterno y fiel. Éstas son características correlativas en la realidad divina. Dios, al ser es eterno, es, por su misma naturaleza, infinito, inmutable y, por consiguiente, fiel a sí mismo y también, precisamente por eso mismo, a todo y a todos los que se dirige. Si no fuera eterno e infinito, sería limitado y, por tanto, parcial, y sería mutable y, como tal, corruptible y perecedero, es decir, no fiable, como lo es, aunque duela decirlo.
Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que presidirá nuestra eucaristía y cantamos.
Acto penitencial
– Tú que viniste a buscar y salvar lo que estaba perdido. Señor, ten piedad.
– Tú que recibías a los pecadores y comías con ellos. Cristo, ten piedad.
– Tú que no viniste a condenar, sino a perdonar. Señor, ten piedad.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Éx 32, 7-11. 13-14):
En un diálogo “mano a mano” con Moisés, Dios desiste de castigar a su pueblo.
Salmo (Sal 50, 3-4. 12-13. 17. 19):
Acorde con la actitud bondadosa de Dios, el salmista suplica el perdón. Participamos de esta oración, aclamando: Iré a la casa de mi Padre.
Segunda lectura (1Tim 1, 12-17):
San Pablo narra su experiencia personal de la misericordia de Dios.
Evangelio (Lc 15, 1-32; o más breve, 15, 1-10):
En las parábolas de la misericordia, Jesús nos muestra cómo el Padre Dios busca a sus hijos perdidos.
Oración de los fieles
A cada intención, pedimos: Padre compasivo, perdónanos.
- El amor y la misericordia de Dios, que, en Jesucristo, reconcilió consigo al mundo, estén con ustedes. Oremos.
- Para que los medios de comunicación social no fomenten la idolatría del dinero, el exitismo y el placer. Oremos.
- Para que todos los que se sienten atormentados por problemas de conciencia descubran la inmensidad del amor de Dios. Oremos.
- Para que todos nosotros nos sintamos como oveja perdida a la que Dios busca con incansable amor. Oremos.
Presentación
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