Intrusos En La Ciudad
Enviado por vikimazziotti1 • 24 de Junio de 2012 • 1.280 Palabras (6 Páginas) • 415 Visitas
INTRUSOS EN LA CIUDAD
LIDIA DE LA TORRE
En: RomeroJ.L. y L.A. Romero (1993) “Buenos Aires: Historia de cuatro siglos”. Editorial Abril, Buenos Aires.
Ramón Sánchez nació en un pueblo cercano a La Banda, Santiago del Estero, hace más de cincuenta años. Vivió con sus padres y sus trece hermanos en una chacra que arrendaban, cultivando la tierra y criando unos pocos cerdos y corderos. Todos fueron a la escuela pero ninguno llegó más allá del tercer grado. En 1945 decidió venir a vivir a Buenos Aires, tenía la idea de que en la ciudad trabajaría mejor y ganaría más. El camino fue largo, viajó en trenes de carga, bajando de pueblo en pueblo, conchabándose como peón para levantar cosechas. Así, trabajó en Córdoba, en Santa Fe, en La Pampa y en la Provincia de Buenos Aires. Cuando llegó se instaló en la villa del bajo Belgrano, donde se encontró con algún otro santiagueño, y al poco tiempo encontró trabajo como pinche de cocina en el Hospital Militar. Después fueron llegando sus hermanos.
Al principio quienes venían eran sólo hombres jóvenes de entre 15 y 30 años, que se llegaban a buscar trabajo o trabajo mejor pagado: después mujeres, también jóvenes, que pasaron a ocupar el lugar que las gallegas habían monopolizado durante más de treinta años sirviendo en casas de familia. Finalmente venían parientes, amigos, pues con unos y otros mantuvieron siempre fuertes vínculos afectivos. Pero no faltó la llegada de familias completas: padre, madre, hijos, primos.
Para los porteños, esa gente de piel oscura y ojos negros que invadía las pizzerías de la calle Corrientes y los cines de Lavalle era toda igual, porque era diferente de ellos mismos, que sin grandes esfuerzos podían mostrar su origen europeo por sus abuelos, o más aún, por sus padres. Pero los recién llegados no eran iguales: se diferenciaban por la provincia de origen o por el pueblo en el que habían vivido, todavía más, por la proximidad o lejanía, de su rancho respecto del pueblo. Tanto era así, que cuando llegaban se agrupaban dentro de las villas creando mayorías provincianas. En el año 1956, en la villa N° 19, INTA, se concentraban especialmente litoraleños (correntinos, entrerrianos y chaqueños), mientras que los santiagueños predominaban en la villa N° 17, Pirelli.
La elección del Gran Buenos Aires como lugar de destino, cualquiera fuera la distancia de la provincia de origen del migrante, fue una novedad de la década del 40 que se generalizó con el correr de los años y que modificó el tradicional hábito de migrar hacia las provincias del norte y del centro del país las que desde entonces proveyeron de gente a la ciudad y dentro de la ciudad a las villas. Hasta 1960, eran los entrerrianos la mayoría de los migrantes, pero para fines de la década fueron desplazados por los chaqueños, también llegaron cantidades importantes de santiagueños, tucumanos, santafecinos y pampeanos.
Durante esos mismos años, un nuevo tipo de “intruso” llegó a la ciudad y se instaló en las tierras ocupadas por los provincianos. Fueron principalmente paraguayos, pero los había de todos los países limítrofes y llegaron a constituir la cuarta parte de una población villera creciente que con ellos y con los provincianos se quintuplicó en los últimos veinte años hasta ser 1978 el 7% de la población de la metrópoli. Para casi todos ellos, el motivo más poderoso para migrar fue la busca de trabajo o de mejores condiciones de trabajo, y sin duda Buenos Aires fue el lugar donde esas aspiraciones se concretaron más o menos rápidamente. De origen generalmente agrícola, la población villera ingresó al mercado de trabajo urbano en los sectores menos calificados y menos estables de la producción, como peones o jornaleros. Alrededor de la mitad de la población activa de las villas trabajaba en la industria y en la construcción, y la elección
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