Juan Velazquez
Enviado por etowa • 10 de Julio de 2014 • 3.156 Palabras (13 Páginas) • 327 Visitas
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Juan Velásquez, abogado invicto
10 julio 2013
Autor: webmaster
Sección: Justicia
Juan Velásquez es un nombre que resuena en México y Latinoamérica. Es muy conocido dentro y fuera del país, porque es el primer penalista, “el hombre ley” y el “invicto de los tribunales”, dicho por sus pares. Todos los juicios llevados en 43 años de quehacer jurídico, los ganó. La entrevista concedida a Macroeconomía fue única, excepcional, ya que no gusta de los reflectores en los medios.
“Por una sola palabra se gana o se pierde un juicio. De todos los casos que pasaron en mis manos, contenían 90 por ciento de motivaciones políticas y sólo 10 por ciento de elementos jurídicos, por eso los gané”, dijo contundente y subrayó que “el Estado mexicano ha renunciado a ejercer la autoridad que las leyes le otorgan, por ello la impunidad abarca el 98 por ciento de los delitos cometidos y sólo el dos por ciento se castiga, generalmente por ser casos de flagrancia, a veces ni eso”.
El licenciado en Derecho, maestro y doctor, tiene un currículo académico de ochenta páginas. En sus defensas destacan las de políticos prominentes, entre ellos: tres ex presidentes de la República, Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari. Otros de sus defendidos fueron: Joaquín Capilla, famoso clavadista campeón olímpico; el músico Venus Rey; ministros de la SCJN, presidentes del Tribunal Superior de Justicia del D.F.; Senadores, diputados, gobernadores, empresarios, líderes sindicales y el artista plástico David Alfaro Siqueiros. Curiosamente no tuvo clientes de la farándula ni los espectáculos.
Aunque algunos estuvieron encarcelados o en arraigo algún tiempo, logró liberarlos cuando concluyó sus casos. Por ejemplo: el asunto del primer secretario de Estado preso, en 1975, Félix Barra García, de la Reforma Agraria; y el ingeniero Jorge Díaz Serrano, en el último de los cinco años de cautiverio, 1987, fue a defenderlo. Ambos salieron libres.
“Ciertamente tuve casos escandalosos como el “Pemexgate”, en 2000-2002, donde se declaró improcedente el juicio en contra de los líderes del sindicato petrolero, un senador, un diputado y otros (Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana Prieto) a los que se involucró por motivos políticos. Al ingeniero Raúl Salinas de Gortari, lo defendí en la peor persecución dada en todos los tiempos. El subprocurador Pablo Chapa Bezanilla persiguió a Raúl, a sus familiares, abogados y amistades; sobornó testigos, empleó brujas, compró osamentas, inventó pruebas y otras bajezas. Lo defendí ocho años consecutivos hasta alcanzar su libertad”. (Se le acusó del homicidio del diputado y líder priísta José Francisco Ruiz Massieu, así como otros ilícitos. 1995-2002).
Recuerda que fue abogado de Diana Laura Riojas, viuda del ex candidato priísta a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio (1994), y conserva un pensamiento escrito y firmado por ella, que dice: “Juan: El hombre que es dueño de sí mismo no conocerá otro jefe…” “En nombre de mi marido, mis hijos y el mío: ¡Gracias! Con un abrazo” y la rúbrica DLR. Asimismo, abogó por los intereses de las hijas de Ruiz Massieu, entre ellas, Claudia la actual Secretaria de Turismo.
Velásquez suma más de 40 años como profesor y catedrático en las Facultades de Derecho del ITAM, la Universidad Panamericana, la UNAM, el UNITEC y, además, conferenciante y asesor jurídico en las Universidades Autónomas de Coahuila, del Estado de México, de Hidalgo, de Guadalajara, Universidad de las Américas, Universidad Pontificia de México y en la Universidad de Estudios de Posgrado en Derecho, Consejo Federal de la Judicatura, Instituto Federal de Defensoría Pública, con reconocimientos honoríficos en todas ellas. “Un honor inigualable es ser asesor y conferenciante en el Colegio de Defensa Nacional y del Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México. Sin contar los mil reconocimientos más”, dijo.
Cómo dónde surge el hombre ley, invicto en tribunales
-¿Cómo y dónde surge “el hombre ley e invicto de los tribunales”?
-En todos mis casos siempre actúo como defensor, nunca he sido acusador. Dichos casos tuvieron 90 por ciento de ingrediente político y sólo 10 por ciento de contenido jurídico, por eso los gané. ¿Cómo? Me dediqué a leer y releer expedientes hasta encontrar los elementos jurídicos, hacerlos valer ante los jueces y lograr que liberaran a mis defendidos.
-¿Cómo inicia la carrera de abogado sin tener vocación?
-Mi abuelo, el general de división e ingeniero Manuel M. Velásquez fue subsecretario de Guerra y Marina del presidente Porfirio Díaz, quien con su esposa, doña Carmen Romero Rubio, fueron padrinos de bautizo de mi padre, Víctor. Pasados los aciagos días del inicio de la Revolución y la decena trágica, ambos militares salieron del país e iniciaron una nueva vida en Nueva Orleans. El abuelo ejerció la ingeniería y mi padre estudió Derecho. Más tarde éste enviudó, regresa a la Ciudad de México y a los 55 años de edad contrajo segundas nupcias con una alemana y de ahí nací yo, en 1947. No uso el apellido materno por lo difícil de escribirlo y pronunciarlo en nuestro país.
-Desde niño, acompañaba a mi padre a los juzgados y bajo mi brazo llevaba un Código Penal y en una libreta apuntaba las observaciones que me dictaba en los juicios. Yo usaba traje, portafolio y anteojos. No me gustaba la abogacía, quería ser militar como mis ancestros, además de un tío y un primo. Mi adolescencia la pasé internado en la Universidad Militar Latinoamericana, camino al Desierto de los Leones. El legado de mi padre fue determinante: defendió 88 jurados populares de pena de muerte. Todos los ganó. Llamó mi atención el duelo de oratoria entre fiscales y defensores. Mi papá nunca dio dinero ni aprovechó sus relaciones o influencias para ganar sus casos. Hay personas que son famosas o millonarias y no pueden usar sus influencias para que se aplique la ley. A partir de 1970, cuando me titulé de abogado, vivo con su ejemplo y no me dejo ganar un juicio.
-A final de cuentas creo en la justicia, la virtud de la justicia y lucho por la justicia. Cada caso para mí no es un asunto más por dinero, no me interesa éste, sólo considero que es mi asunto y que es un deber cumplirlo
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