LA ARQUITECTURA DE LA CIUDAD

1. Individualidad de los hechos urbanos

Se puede entender dos aspectos diferentes del término “arquitectura de ciudad”. En el primero, hay posibilidad de asemejar la ciudad a una gran manufactura, una obra de ingeniería y de arquitectura, más o menos grande, más o menos compleja, que crece con el tiempo. En el segundo aspecto, puede haber una referencia a contornos más limitados de la propia ciudad, a hechos urbanos caracterizados por una arquitectura propia y, por ende, de una forma propia.

Al hablar del Palazzo Della Regione de Padua, podemos analizar dónde empieza su individualidad en base a sus características propias; es decir, la individualidad depende más de su forma que de su materia, por el hecho de ser una forma compleja y organizada en el espacio y el tiempo, ya que no tendría el mismo valor si hubiera sido construido recientemente.

Temas de gran envergadura como la individualidad, el locus, el diseño, la memoria, se plasma un tipo de conciencia de los hechos urbanos de una manera más completa y diversa.

2. Los hechos urbanos como obra de arte

Los hechos urbanos con las obras de arte son relacionables porque unas son producidas por el público, las otras para el público; y es precisamente el público quien les proporciona un denominador común.

Maurice Halbwachs vio el carácter típico de los hechos urbanos en las características de la imaginación y de la memoria colectiva.

“Aquella tierra, pues, no es obra de la naturaleza; es obra de nuestras manos, en una patria artificial”. Cattaneo.

La ciudad y la región, la tierra agrícola y los bosques se convierten en la cosa humana porque son un inmenso depósito de fatigas, son obra de nuestras manos; pero en cuanto patria artificial y cosa construida pueden también atestiguar valores, son permanencia y memoria. La ciudad es en su historia.

Por ello la relación entre el lugar y los hombres, y la obra de arte que es el hecho último, esencialmente decisivo, que conforma y dirige la evolución según una finalidad estética, nos imponen un modo complejo de estudiar la ciudad.

Camilo Sitte buscaba leyes en la construcción de la ciudad que prescindieran de los solos hechos técnicos mostrando plenamente la “belleza” del esquema urbano.

Solo es artísticamente importante lo que puede ser abarcado con la vista.

3. Cuestiones tipológicas

El tipo se va constituyendo según la necesidad y según aspiración de la belleza. Ningún tipo se identifica con una forma aunque todas las formas arquitectónicas son remisibles a tipos.

La casa con corredor interior es un esquema antiguo y presente en todas las casas urbanas que queramos analizar. Un pasilla que da acceso a las habitaciones es un esquema necesario, pero son tantas y tales las variedades entre cada casa en cara época que realizan ese tipo que presentan entre ellas enormes diferencias.

Se afirma que la tipología es la idea de un elemento que tiene un papel propio en la constitución de la forma y que es una constante.

4. Crítica del funcionalismo ingenuo

Al enfrentar con un hecho urbano, se ha indicado las cuestiones principales que surgen; entre ellas la individualidad, el locus, la memoria, el diseño mismo. No hubo referencia a la función sin rechazar este concepto en su sentido más propio.

El funcionalismo y el organicismo son las dos corrientes principales que han recorrido la arquitectura moderna mostrando, así, la raíz común y la causa de su debilidad y de su equívoca fundamental.

En una vivienda humana, la función integral del objeto tiene que ser tomada en cuenta cuando se estudian las diferentes fases de su construcción tecnológica y los elementos de su estructura. Al hacer la pregunta “¿para qué sirven?”, se acaba dando lugar a una simple justificación que obstaculiza un análisis de lo real.

Es lógico imaginar que, aceptada la clasificación de la ciudad por funciones, la función comercial, en su constitución y en su continuidad, se presente como la más convincente para explicar la multiplicidad

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