LA EDUCACION EN PARAGUAY

Educación del Paraguay

        Hoy en día podemos observar cómo, lastimosamente, la educación de nuestra república pierde cada día más y más relevancia en cuanto a lo que se espera conseguir en un futuro cercano, y con esto me refiero al hecho que hoy en día no se valora la preparación ni la el esfuerzo en nuestra sociedad. Un actor, un futbolista o un cantante es más valorado que un filósofo con un punto de vista revolucionario o un científico que realiza descubrimientos asombrosos. Aquellos que viven en la clase baja de la pirámide económica del Paraguay, no sólo no reciben una educación aceptable, sino que inclusive la mayoría de los colegios privados carecen de ella, contratando profesores analfabetos que cometen errores básicos de ortografía y que no poseen madera de educadores, algo que pude observar en mi infancia y pre-adolescencia como alumno de colegios de diferentes categorías. Es así como nuestro país queda estancado en la más absoluta incompetencia, sin sobresalir en casi ningún aspecto, teniendo un gobierno inepto e incapaz de responder a las necesidades de un pueblo con ansias de progreso y evolución en los aspectos sociales, económicos y políticos. Vemos cómo seguimos atrasados, volvemos a la época del Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y notamos que no mucho ha cambiado, obviamente la educación y la infraestructura de los institutos han mejorado, pero al compararla con demás países, la educación paraguaya deja mucho que desear.

        El gobierno de Francia sometió a la población a la más absoluta ignorancia, el único conocimiento que obtenían los ciudadanos de los colegios era la alfabetización, no aprendían ideas nuevas, ni viejas, ya que el "Supremo" tenía control absoluto de lo que estaba expuesto al pueblo. Ya lo mencionó el Coronel Centurión en el Ateneo en 1903: "El resultado de semejante gobierno necesariamente tenía que ser lo que fue: que el pueblo llegó a ser enteramente dependiente de él, que lo abarcaba todo, suprimiendo toda iniciativa individual, y que las poblaciones crecían y vegetaban en la más profunda ignorancia; lo único que sabían era respetar y someterse, acostumbrándose a no tener más conciencia ni opinión de nada, esperando tranquilamente recibir todo del gobierno que era mirado y acatado como la imagen de la providencia." Es así como un dictador controlaba a una nación, y es así como los oligarcas controlan hoy en día a la población paraguaya, reprimiendo todo tipo de deseo y expectativa de avance y progreso, imponiendo la ideología del conformismo en un país que hasta ahora, no pudo romper las cadenas impuestas hace ya años, ya que no hizo más que intercambiarlas por el tirano de turno.

        Asimismo, la educación actual, a pesar de que ya han pasado casi dos centurias, sigue siendo una de las peores. El Paraguay figura en el puesto 133 de 144 países en cuanto a educación, dato proporcionado por el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. Aunque esto no tiene por qué relacionarse directamente con el gobierno de Francia, sin duda el legado que dejó a sus predecesores no fue el mejor. Hoy podemos observar cómo el mal manejo económico y la poca importancia que se le da a la educación en nuestro país coloca al Paraguay en el abismo de la ignorancia, condenando así a cientos de miles de ciudadanos a padecer no solo la pobreza económica, sino que también la intelectual.

        Si bien es cierto que los tiempos cambiaron, también es correcto mencionar el hecho que Paraguay sigue en un nivel bochornoso en cuanto a la educación a la que nos referimos. Vivimos en un país infectado con ideologías conformistas que alejan al pueblo del deseo de sobrepasar sus propios límites, consiguiendo y aportando poco o nada intelectualmente al resto del mundo, y en ese aspecto estamos tal cuál como estábamos en el siglo 19, bajo una tiranía no tan pronunciada, pero evidente, que nos impide avanzar. Ya no vivimos en dictadura, eso es cierto, pero la oligarquía a la que hoy permanece sujeta nuestra patria provoca que la ignorancia y el "contento de vivir" se prolifere dentro de nuestra sociedad como un virus que infecta y deja a aquellos que no desean más, estancados hasta el fin de sus días sin otro remedio más que servir al engranaje desarrollado por los más poderosos. No es difícil entender que alguien quiere que esto sea así.

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