LA EVALUACIÓN COMO PROCESO FORMATIVO

LA EVALUACIÓN COMO PROCESO FORMATIVO

INTRODUCCIÓN

La evaluación auténtica es un enfoque alternativo que nos arroja realmente el aprendizaje que está adquiriendo el alumno continuamente a diferencia de la evaluación tradicional.

Mediante la evaluación auténtica se obtiene información confiable y oportuna de lo que sabe y es capaz de hacer el estudiante e interesada en el proceso de aprendizaje del alumno para que éste se responsabilice de su propio aprendizaje y al ser un enfoque diferente al tradicional y mejorar el proceso educativo, por lo que también es una evaluación alternativa que nos muestra una nueva forma de evaluar basada en las competencias porque busca reales evidencias y vivencias del estudiante con relación a los aprendizajes significativos, por el hecho que los conocimientos, habilidades y actitudes se han de demostrar en el contexto.

La evaluación alternativa tiene que ver más con la producción de conocimientos que con la reproducción de ellos, y por lo tanto requiere actividades que promuevan la revisión crítica de lo aprendido y de las actividades realizadas, a partir de los diferentes modos de representación y expresión del conocimiento (ensayos, elaboración de proyectos, análisis de fuentes, resolución de casos, entre otras), esta perspectiva, favorece en los alumnos el mejoramiento de sus producciones y proporciona a los docentes la oportunidad de mejorar su práctica y crecimiento profesional

Hablar de evaluación educativa, implica abordar desde una postura objetiva y crítica. Anteriormente –y aún en nuestros días-, en las escuelas mexicanas predominaba un patrón tradicional de enseñanza donde predomina un modelo pedagógico agregado, en éste predomina el autoritarismo por parte del profesor, dentro del aula él es el protagonista de la educación, es el que todo lo conoce, al que nada se le cuestiona, el niño adopta un rol pasivo, son sumisos, temerosos, obedientes, se encuentran programados para escuchar sin cuestionar, a que sus opiniones no sean escuchadas ni tomadas en cuenta, predomina un ambiente tenso de trabajo, el niño no es libre para expresarse, es intimidado y se ve obstruido el desarrollo de sus habilidades y potencialidades al someterse a un aprendizaje por memorización.

En este tipo de educación, que por cierto no ha dejado de existir por completo en la actualidad, predomina un tipo de evaluación cualitativa donde el término evaluación es sinónimo de calificación, para evaluar el docente se basa en el resultado de un examen donde entra en juego la capacidad de retener de los niños, generalmente en este tipo de pruebas no se valoran las habilidades de reflexión y pensamiento de los alumnos, aquí lo importante es tener buena memoria, lo más común es que los resultados de estos exámenes se recopilen en una lista y se reduzcan a un número de un rango entre uno y diez. De esta manera, los niños no se interesan por aprender cosas significativas y útiles para su futuro, al contrario, se preocupan en memorizar las cosas sin sentido que les “enseña” el maestro, su único objetivo es aprobar el examen, así, se preparan para la obtención de una buena calificación, no para la adquisición de conocimientos valiosos para enfrentar la vida en sociedad.

La misma María Antonia Casanova considera este aspecto cuando menciona que “En los primeros años de este siglo, las escuelas eran concebidas como fabricas, los estudiantes como materia prima y los conceptos educativos de valores y relaciones sociales, se reducían a términos de neutralidad, técnica y a un razonamiento estricto de medios-fines”

Es elemental considerar que vivimos en un mundo moderno, en el que predomina el avance de la tecnología, donde si no conocemos nuestros derechos, somos personas vulnerables, somos el blanco de agresiones, humillaciones y malos tratos, donde quien no se encuentra preparado, está condenado al fracaso, a ser siempre el último eslabón de la cadena, a que su voz no se escuche a que no ejerza ninguna influencia en el desarrollo de la sociedad.

Razón por la cual, no solo se le debe dar prioridad a la educación, también se debe velar por los propios intereses para tener una preparación para la vida, para formar parte de la solución, no del problema, formándonos una conciencia individual y social, de pertenencia a una nación, cosas que no lograremos si el proceso educativo por el que pasamos no es efectivo ni completo, y peor aún, si la enseñanza es por memorización y los exámenes son el único y decisivo

instrumento de evaluación.

Por otra parte se encuentran los modelos educativos actuales, influenciados por grandes pedagogos como Piaget, Vigotsky, Pestalozzi, Montessori, entre otros; en éstos figura un modelo pedagógico integrado en el que es el niño y no el maestro el centro de todo proceso de enseñanza-aprendizaje, es libre para expresar sus pensamientos e ideas, de indagar, de analizar e identificar problemas y proponer soluciones, su desarrollo cognitivo, afectivo y social son favorecidos en el ambiente de trabajo, se promueve el aprendizaje autónomo, constructivo, significativo, los contenidos se abordan de acuerdo a los intereses de los niños.

En este modelo educativo, sobresale un proceso de evaluación diferente, donde se valora de manera constante y continua el desempeño y el aprendizaje de los alumnos, tomando en cuenta diversos aspectos, tales como la disposición para el trabajo colaborativo, las actitudes favorables y desfavorables tanto de los niños como del docente, y los aprendizajes y habilidades adquiridas, tomando siempre en cuenta y respetando la individualidad y los ritmos de aprendizaje de cada alumno.

María Antonia Casanova, destaca la importancia de una evaluación educativa integral, donde términos como calificación, medición

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