LA INFRAVALORACIÓN DE LA MUJER ÁRABE DESDE LA PERSPECTIVA RELIGIOSA

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LA INFRAVALORACIÓN DE LA MUJER ÁRABE  DESDE LA PERSPECTIVA RELIGIOSA Y SUS DIFERENCIAS EN LA PERCEPCIÓN Y VIVENCIA

Vanesa García Díaz- TOK

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El tema de este ensayo consiste en abordar las distintas percepciones que las sociedades occidentales tienen del mundo árabe y la desigualdad e injusticia en la que viven. Mi postura va en la dirección de trabajar por una sociedad tolerante, donde hombres y mujeres puedan convivir, desarrollándose como personas de pleno derecho, independientemente de su sexo y sus creencias. Por tanto, esta postura parte de estos principios y debe ser entendida desde ellos.

La preocupación por la existencia de prejuicios, discriminación e intolerancia hacia determinadas minorías étnicas, religiosas y culturales ha tendido a centrarse en las opiniones y actitudes hacia el Islam y los musulmanes. Este encuentro con mujeres árabes esboza sus percepciones y conocimientos sobre el papel de la mujer.

Las mujeres árabes tienen gran desventaja ante los hombres en casi todos los ámbitos.  Según el informe Ciudadanía y Justicia de la ONG Freedom house, Samina Nazir directora del estudio, afirma que “la causa principal de discriminación es la desigualdad ante la ley porque transciende los valores, como se ve y se trata a la mujer”.

Sin embargo,  ‘Abdullah bin ‘Abdul ‘Aziz Al Sa‘ud menciona lo siguiente. “La mujer saudí es una ciudadana de primera clase, tiene derechos,  deberes  y responsabilidades. Cuando hablamos sobre el desarrollo global que nuestro país está experimentando en todos los aspectos, no podemos ignorar el papel de la mujer saudí, y su participación en la responsabilidad de este desarrollo”

Hoy en día el Islam es la única         corriente que parece ser inmune a la occidentalización y homogeneización cultural  que el mundo está sufriendo. El Islam como en todas las religiones, está profundamente condicionado por su pasado. Pues desde finales de la Edad Media apenas se  ha adaptado a los formidables cambios que el mundo ha conocido. Es por esto que muchos de sus conceptos y concepciones son formulados igual que antiguamente y muchos de los problemas quieren ser solucionados de la misma manera que en tiempos del Islam naciente.

Pero además las diferencias son profundas entre el mundo occidental y el mundo islámico pues en la manera de vivir occidental la religión es solamente una parte de la realidad. La religión coexiste con otras facciones de la expresión de un pueblo, teniendo consistencia por sí misma al igual que la Ciencia, la Política o el Arte. Todas estas áreas  intervienen y se mueven de diversos modos pero aun así son independientes.  La religión es percibida de manera personal pero con cierta relevancia social. Sin embargo en el Islam es diferente pues todo gira a la religión: individuo, sociedad, estructuras económicas o culturales.  Los musulmanes observan una realidad sacra en la que la religión abarca y unifica a todas las facetas de la vida.

El Islam partiendo de sus orígenes nace con una “no diferenciación” entre la mujer y el hombre. Pero el esfuerzo por apoyarse en una identidad única y propia frente al mundo occidente y el interés de los hombres de no querer perder sus ventajas ha hecho que con el avance del integrismo las mujeres queden desplegadas o bien marginadas dentro de su cultura obligada de esta manera a cumplir papeles de sumisión.

La desigualdad y desprotegida situación de la mujer árabe y musulmana ha sido glorificada, legitimada y consolidada por los respectivos Estados por medio de los “ Códigos de Familia” y de una comprensión cultural muy  estricta de modelo social.  La concepción patriarcal que  tienen respecto a la mujer en la sociedad defiende el islamismo no hace sino continuar esa desigualdad legitimado siempre por el Estado y por tanto el islamismo en contra de lo que se intenta transmitir no viene a romper ningún orden moderno actual.  Esto no está causado por los islamistas sino por los Estados los cuales establecieron los códigos de la familia, en aliento hasta hoy en día y en los que la institución de la nafaqa (deber de que la mujer debe obedecer en toda regla al marido, cuidar del hogar y la educación de los hijos) asigna la división sexual del trabajo y coloca a la mujer bajo la protección económica y la dependencia de un marido que puede recurrir al divorcio o al repudio.  Dicha institución viene  a  marcar una cierta separación entre lo que es el espacio público y el doméstico.

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