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“LA INTEGRALIDAD DE UNA BUENA ENSEÑANZA”


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2013  •  2.841 Palabras (12 Páginas)  •  344 Visitas

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LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR

OBSERVACIÓN Y PRÁCTICA DOCENTE IV

TEMA

FACTORES Y SITUACIONES QUE SE CONJUGAN PARA ENTENDER LA PRÁCTICA DE MANERA INTEGRAL

ENSAYO

“LA INTEGRALIDAD DE UNA BUENA ENSEÑANZA”

MAESTRA

ALMA JUDITH ORTIZ REYES

TERCER GRADO GRUPO I

SEXTO SEMESTRE

N.L 14

CICLO ESCOLAR

2010/2011

EL ARCO, VALLE DE BRAVO, MÉXICO; JUNIO 2011.

INTRODUCCIÓN

Yo inicie aquí en la escuela normal con un montón de sueños, de esperanzas de ilusiones, algunas mías, otras de mi familia y otras que se fueron sumando durante el camino, poco a poco fui aprendiendo, conocimientos que serian la base para poder atender a los niños del grupo, habilidades que si bien se desarrollaban en el salón de clases, otras en el jardín de niños, otras más se formaron en los pasillos y en las pláticas con los amigos, también adquirí estrategias de enseñanza no solamente fueron para los alumnos sino también para mi.

Al principio yo quería estudiar la Licenciatura en Educación Preescolar porque me sentía capaz de lidiar con pequeños, me gustaba tratarlos y les tenia paciencia, sé que esto me ayudó mucho para decidir estar aquí, pues antes que nada debemos tener tacto pedagógico, una característica fundamental del buen docente, pues es según Max Van Mannen (1998) se manifiesta principalmente como una orientación consiente en cuanto a la forma de ser y de actuar con los niños.

Conforme fueron pasando los días y los años, a través de las jornadas de observación y práctica me doy cuenta que no es sólo tener eso para llegar a ser una buena educadora, es necesario adquirir los conocimientos, habilidades, destrezas, conductas y actitudes necesarias para desarrollar de una manera integral todas las capacidades de los niños en todos los sentidos, es decir ser COMPETENTE, ya que “uno de los objetivos de cualquier buen profesional consiste en ser cada vez más competente en su oficio y esto se genera mediante el conocimiento y la experiencia” (Zabala, 1999).

A continuación se describe la percepción que tengo de los factores y situaciones que se conjugan para entender la práctica de manera integral, que al escribirlo suena fácil, pero en realidad son un entramado de fenómenos tangibles y no tangibles que rodean las prácticas escolares, tan complejo que ni siquiera se llega a percibir su magnitud real.

Pero sobre todo en este escrito apunto a resaltar sobre la forma en que son vistos estos factores para llevar a cabo la integralidad de una buena enseñanza desde mi percepción, que tampoco son fáciles de identificar y que van a depender de cada uno, según su experiencia y su formación.

Una cosa es lo que debemos ser como maestros y otra muy diferente lo que en realidad somos, como lo menciona Ricardo Castro (2001) la distancia en entre el “deber ser” y el “ser”, entre el rol prescrito y el rol asumido, no es insalvable, pero si compleja y requiere de la comprensión, de la reflexión y la acción para la transformación de aquellas cuestiones que obstaculizan el desempeño “ideal” de la maestra jardinera.

Sabemos que ser maestro no es nada sencillo, no se improvisa y se trata de hacer como si se enseñara y no se enseña en realidad, aunque esto depende de cada uno, si te quieres hacer tonto tu mismo lo haces, pero no engañas a nadie más que a ti, pues lo que verdaderamente haces se refleja en tus alumnos y en el lugar donde estas trabajando.

“LA INTEGRALIDAD DE UNA BUENA ENSEÑANZA”

“Educadora: jardinera cultivando, albañil construyendo ladrillo tras ladrillo, persona sensible, haciendo que los conocimientos se desplacen, tengan movimiento como un artista con su obra. Ser mágico que ama a todos los niños, da propuestas diferentes cada tres minutos, atiende aspectos pedagógicos sin olvidar lo asistencial, todo al mismo tiempo, cumple con los requerimientos y evalúa, etcétera, etcétera”

Existen un sin fin de factores que se interrelacionan para formar la práctica educativa, ya sea buena o mala, todo depende de cómo sean aplicados y tomados en cuenta. La docencia es una integralidad de aspectos que se encierran en un todo para formar una sola unidad, y que de su balance y equilibrio depende su funcionamiento.

Habrá que referirse a aquello que configura la práctica. Los procesos educativos son los suficientemente complejos para que no sea fácil reconocer todos los factores que los definen. La estructura de la práctica obedece a múltiples determinantes, tiene su justificación en parámetros institucionales, organizativos, tradiciones metodológicas, posibilidades reales de los profesores, de los medios y de las condiciones físicas existentes, etc. pero la práctica es algo fluidizo, huidizo, difícil de limitar con coordenadas simples y, además compleja, ya que en ella se expresan múltiples factores, ideas, valores, hábitos pedagógicos etc. (Zabala, 1999).

No existe un inicio ni un final, no hay uno más importante que otro, pues todos juegan un papel primordial, empezado por los niños, la familia (los padres), la sociedad, los planes y programas, la infraestructura y los materiales, la teoría en comparación con la práctica, las estrategias y el estilo de enseñanza, las autoridades educativas y los colegas, y después de todo el rol de la propia maestra jardinera y la percepción que tiene de si misma y de su trabajo.

La buena enseñanza tiene que ver tanto con la pasión como con la razón, no se trata solamente de motivar a los niños a que aprendan, sino de enseñarles como aprender, es apasionarse por el arte de enseñar y transmitir esa pasión a los alumnos, los niños con sus múltiples necesidades, sus deseos e intereses, te bombardean todo el día esperando tu atención, entonces con esa misma insistencia hay que regresarles el conocimiento y las oportunidades de aprendizaje.

Y con todos los pequeños, con diversos intereses, actitudes, costumbres, conocimientos, nos parece imposible trabajar, como si la diversidad fuera un problema en lugar de una oportunidad, en este aspecto tomar en cuenta que “la diversidad implica la valoración y la aceptación de todos los alumnos y el reconocimiento de que todos pueden aprender desde sus diferencias y desde la heterogeneidad social” (Batalla, 2001)

Es necesario saber escuchar, preguntar, ser sensible, y recordar que cada alumno es diferente, que tiene sus propias necesidades, y no perder de vista que no estamos trabajando con objetos pensantes, sino

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