LA NUEVA SOCIEDAD DE ORGANIZACIONES.

LA NUEVA SOCIEDAD DE ORGANIZACIONES.

(Texto original, Peter F. Drucker. Octubre, 1992. EEUU)

Ya sabemos que las organizaciones sociales existen desde el momento en el que el ser humano empezó a vivir en sociedad, y nacen con la necesidad de obtener algo en común, productos o servicios que el conjunto social demanda para su bienestar. La historia de la humanidad está llena de transformaciones sociales, políticas, entre otras, que nos van definiendo y moldeando como sociedad, por lo que puede decirse que cada cinco décadas aproximadamente, ya existe una nueva sociedad, con sus propias reglas y regulaciones que la hacen funcionar de acorde a su época. Ésta transformación es base fundamental de toda organización, siendo el conocimiento de vital importancia para su funcionamiento eficaz y eficiente dentro de la sociedad.

Las instituciones conservadoras, tal como la familia, la sociedad y comunidades, son llamadas de esta forma ya que intentan a toda costa mantener su firmeza, y de este modo frenar o reprimir los cambios a los que toda institución está sujeta a través del tiempo. Sin embargo, las organizaciones modernas por su parte, actúan exactamente de la forma contraria, y por medio de constitución se permite innovarse a sí misma. Lo que quiere decir que la organización debe estar totalmente dispuesta y abierta al cambio o transformación. Transformación que además es constante, por lo que debe utilizar su potencial más valioso como herramienta que le permitirá avanzar de forma exitosa: el conocimiento. Dicho conocimiento es la principal arma que todo recurso humano de una organización usara a su favor, lo que implica que el talento o recurso humano esté preparado en todos los sentidos para la utilización de los saberes que los llevaran a lograr sus metas como organización.

Ahora bien, las instituciones antes mencionadas (familia, comunidad, sociedad) tienen líderes, que promueven sus ideales. Pero, la organización, da razón al reconocimiento de un Directivo, el mismo a pesar de su “mala fama” de ser aquel que sólo manda, tiene en realidad la gran responsabilidad y labor de conquistar a sus subordinados, atrayéndolos e involucrándolos entre sí como a un equipo de trabajo, y además de ese modo integrarlos al logro de objetivos de la organización.

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