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LAS HISTORIAS DE ISALINA


Enviado por   •  16 de Julio de 2012  •  2.030 Palabras (9 Páginas)  •  541 Visitas

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RESUMEN DE LAS HISTORIAS DE ISALINA

Isalina era una niña completamente feliz…

Desde que camino bien fue la asistente y compañera de su madre, que era maestra. Sin darse cuenta aprendió los números, a leer, escribir y muchas cosas más. En el salón le ayudaba a su mama pasándole las laminas, la tiza, el borrador, los animales disecados, recogía los cuadernos a los niños y les repartía material, en el recreo dibujaba de lado a lado en la parte baja del pizarrón casitas, sillas, a la mama, al papa, el pizarrón era como un amigo para ella.

No cumplía aun los seis años cuando entro a la escuela para aprender en serio, como decía su papa, esta vez le toco al otro lado del salón, Isalina se sentía feliz, estrenaba uniforme, útiles, maletín, escuela y amigos mejor dicho estrenaba mundo y ese mundo le gustaba, a Isalina le gustaba hablar mucho y la profesora la hacía callar a cada rato y ella no podía quedarse callada, entonces la profesora empezó a castigarla por esto, la castigo de muchas maneras pero la que mas afecto a Isalina fue el que la hiciera parar en frente del pizarrón. Isalina sollozaba mirando de lado a lado pero sentía que ese muro se inflaba y le iba a caer encima, ahora el pizarrón quien fue por mucho tiempo su amigo , ya no la hacía feliz, ahora lo veía feo y grandote.

Días después Isalina almorzó y jugo un poco. Cuando se acordó de la tarea sobre la resta, se dispuso a trabajar y quiso preguntarle algo a su mama, pero ella estaba en su habitación y seguramente hacia la siesta pero en ese momento ella se despertó y entonces Isalina se acerco a su madre y le dijo que le dolía la mano y la mama pensó que se había golpeado y la niña le dijo que no que eso era por la tarea y le mostro a su madre el dedo índice y el pulgar y se le estaban formando unas ampollas rojas.

Al día siguiente la mama de Isalina fue y hablo con la profesora y esta la explico que de esa manera nunca se le olvidaría el signo de la resta y la mama de Isalina le dijo que tampoco se le iba a olvidar que escribir duele, a Isalina de todas formas le gustaba la escuela, estar con sus compañeros y aun le tenía cariño a la profesora, pero el interés por la escuela disminuyo, el salón no era el mismo de cuando llego por primera vez, escribir no era rico hacia doler los dedos y adquirió el peor de los miedos: el de opinar y expresar sus sentimientos.

Era su segundo año y a pesar de la plana sobre la resta le seguían gustando las matemáticas, jugaba con ellas todo el tiempo, un día la profesora dijo que si uno tiene 120 pesos y debe 200 pesos no se puede restar porque a un número pequeño no se le puede quitar uno más grande, a Isalina le pareció lógico y de eso quedo convencida por mucho tiempo hasta un día que le dijeron que el orden de los factores no altera el producto y a Isalina le toco aceptar esto y pensar que había vivido engañada, Isalina estaba en todo y empezó a cambiar el orden de los factores, trato de ponerse las media después de los zapatos y no le funciono, la blusa después de la jardinera del uniforme y tampoco le funciono, siguió intentando cambiar el orden de los factores sin que se alterara el producto.

A la pequeña Isalina, su corta edad y su poca experiencia no le permitían comprender que la culpa no era de ella sino de quien afirmo que el orden de los factores no altera el producto, en vez de decir que lo que no se altera es la cantidad, ya para Isalina las matemáticas no eran lo mismo, la hacían sufrir y quedar mal.

Un domingo su madre se arreglaba para ir donde los simmonds por que el señor había acabado de llegar de un viaje en avión y la niña le pidió a la mama que la llevara. Cuando llegaron se sentaron en la puerta de la casa y el señor simmonds empezó a contarle la historia de su viaje, la parte que más le gusto a Isalina no fue precisamente la del avión sino la llegada de el señor al hotel más grande, caro y famoso de la capital y como no fue vestido de saco y corbata, con mucha decencia le negaron la habitación, entonces les pidió el favor que lo comunicaran con palacio y cuando lo vieron hablando con el presidente de la republica y que su limosina iba a recogerlo, no sabían dónde meterse. Cuando la limosina llego por él, se dio el gusto de decirle al conserje: no olvide que “el hábito no hace el monje”. El señor simmonds llego a palacio y el presidente lo recibió con emoción y pudieron hablar largo porque hasta durmió en palacio.

Isalina no podía respirar de la emoción, los ojos se le querían salir de las orbitas, el corazón del pecho y la lengua entrarse por la garganta. Estaba frente a un héroe, que se vistió como le dio la gana, les hizo severo desplante a los pedantes del hotel y comió, tomo café y hasta durmió en la casa del hombre que más manda en toda colombia. Isalina le dijo a su mama que le explicara por qué “el habito no hace el monje” y su mama le explico que lo importante no es como se vista una persona sino lo que hace, lo que piensa, lo que sabe y siente, o sea que si uno se viste como un medico eso no quiere decir que uno lo sea.

Al día siguiente Isalina salió calladita y no se dejo ver de nadie, todas las mañanas antes de entrar a clase reunían los estudiantes en el patio, para que la rectora hiciera los juicios y dictara condenas a los alumnos que atentaran contra el reglamento, Isalina estaba con la blusa del uniforme por fuera de la jardinera, los zapatos que debían ser negros,

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