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LEGISLACIÓN COLONIAL


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2013  •  5.575 Palabras (23 Páginas)  •  331 Visitas

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ENSAYO

La enseñanza elemental

En los primeros años de la conquista eran en su mayor parte marino y soldado los integrantes de las expediciones. Vinieron también algunos sacerdotes y unas pocas mujeres, esposas de capitanes o tripulantes. No existía pues población infantil que reclamara el establecimiento de institutos de enseñanza pero en tanto iban pasando los años y asentándose asunción como único centro de vida urbana, punto de concentración de los españoles y amparo y reparo de la conquista crecía una población mestiza y criolla, necesitada de escuelas para evitar caer en la barbarie de los indígenas para afirmarse como gente civilizada. Las propias madres cuando eran españolas, los clérigos y algunos vecinos ilustrados, se improvisarían para la enseñanza en el seno del hogar.

Uno de esos clérigos fue el P. juan Gabriel de Lezcano, venido a esta tierra con D. pedro de Mendoza y que seria mas tarde racionero de la catedral de asunción. El referido sacerdote puesto a formar el primer coro de dicho templo, recibía en su hogar a un reducido núcleo de alumnos a los cuales además de la música y el canto, les enseñaba las primeras letras.

Pero escuelas no hubo en los primeros años de tumultos. Entre las medidas de un buen gobierno adoptadas por Domingo Martínez de Irala, en 1556, después de haber sido confirmado en su mando por el rey y muy poco antes de su muerte, figura la habilitación de una escuela de primeras letras. Nos dice RuyDíaz de Guzmán: “señalaron dos maestros de niños a cuya escuela iban mas de dos mil personas, teniendo cuidado en su enseñanza que recibían con mucha aplicación”.

Aun cuando lacantidad de dos mil alumnos nos parezca exagerado, no se hallaba esta en total desproporción con el gran número de niños y adolescentes mestizos, hijos naturales de españoles e indias, que se sumaban al más reducido núcleo de jóvenes criollos, conviviendo todos sin apreciables diferencias sociales.

No nos da el cronista los nombres de estos primeros maestros de la escuela en Paraguay ni hay referencias a sus sucesores inmediatos. En todo caso, conviene recordar que tiempos posteriores fue de competencia del cabildo proveer a lo necesario para la educación de la niñez.

Precisamente el cabildo de asunción en su acuerdo del 7 de octubre de 1596, resolvía que un Lázaro López tomara a su cargo la enseñanza elemental, debiendo dictar sus clases en una casa próxima a la iglesia mayor. A sus funciones docentes, sumaba López las de asesorar en forma oficiosa a los magistral por el cual percibía un estipendio referido cuerpo municipal. La investigación local no ha dado noticias sobre maestros ni escuelas que puedan haber existido en las extinguidas poblaciones de los guaraníes.

La enseñanza era elementalista, leer y escribir, eran las operaciones fundamentales, también la suma y la resta que era el aporte de la iglesia cristiana, eran los conocimientos proporcionados. Lo que más trabajo daba al maestro era la caligrafía, iniciar a los niños en el arte de las letras bastardas, más clara y legible que la encadenada o procesada.

En el transcurso del año XVII, es posible hallar numerosas referencias documentales a maestros de primeras letras establecidos en algunos centros rurales, designados por el cabildo de asunción, con el parecer favorable del obispo y sostenidos a merced de los aportes de los padres de familia beneficiados con su acción. Pero no será hasta la segunda mitad del siglo XVIII que se ha de difundir realmente la institución pública en el territorio paraguayo. Aun en sus momentos de mayor expansión, la enseñanza siguió siendo muy elemental hasta después de la independencia, aunque hubo excepciones, ella se dirigió preferentemente, para no decir exclusivamente a los varones de las clases superiores (criollos y mestizos asimilado a los mismos). Innumerables son los documentos producidos por mujeres de las mas encumbradas familias (testamentos, poderes de escrituras de compra – venta) que son firmados por testigos, a ruego de la otorgante que no sabe hacerlo (2)

LA EDUCACIÓN DE NIVEL SUPERIOR

Enseñanza tan elemental como hemos descripto no podría satisfacer las apetencias de la juventud de una sociedad de pleno crecimiento. Hernando Arias de Saavedra, que fue el primero en apercibirse de ello, comunicaba al rey, en carta del 5 de abril de 1604, que había establecido una escuela y estudio para la gente, y pedía la real aprobación que le fue concedida un año más tarde, por cedula del 24 de octubre de 1605.

Un sacerdote criollo nacido en asunción y licenciado en la universidad mayor de San Marcos de Lima, P: Francisco de Zaldívar, regento la institución fundada por Hernandarias donde se impartía la enseñanza de un nivel algo superior al de las escuelas de las primeras letras ya mencionadas. Parece haber funcionado la misma hasta la apertura del colegio de la compañía de Jesús, vale decir poco menos de diez años. También a comienzos del siglo XVII existía en asunción una cas de huérfanas y recogidas que la benemérita Doña María Francisca Jesusa Pérez dirigía para amparar y educar a las niñas desprovistas de recursos. Fue esta la única institución dedicada a la dignificación de la mujer que existió en Paraguay colonial. Su apertura, hacia 1603 se debió al esfuerzo del obispo Fray Martin Ignacio de Loyola y del ya citado Hernandarias es lastima que su acción haya durado pocos años después de la muerte de su fundador acaecida en 1617. En 1652, el gobernador Andrés Garavito de león intentaría reabrir la casa de niñas huérfanas, pero la precariedad de los medios le impediría concretar su iniciativa (3).

El cabildo de asunción, por su parte, en carta del 17 de noviembre de 1625, pedía a la corona la creación de un colegio seminario pues los hijos de los nobles conquistadores corrían el riesgo de adquirir las costumbres de los indios, y decían que por la gran pobreza de la tierra no había maestros dispuestos a ocuparse de la enseñanaza de esa juventud. Indica ello que pese a la habilitación del colegio de la compañía de Jesus, que funciono en su primera época de 1610 a 1629, la educación dejaba mucho que desear.

Ciento sesenta años mas habría de esperar el pueblo paraguayo para ver abrirse las puertas de un instituto de segunda enseñanza y seminario permanete.

El segundo Obispo que ciño mitra del Paraguay, Fray Alonso Guerra, dominico, llegado en 1585, se apercibió de las dificultades que, para la atención del culto y la evangelización de los indios, representaba el corto numero de sacerdotes de su diócesis. Con la mira de subsanarías, tomo personalmente a su cargo la formación intelectual y moral de un grupo de jóvenes criollos y mestizos con vocación eclesiástica. Varios de ellos fueron

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