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LOS 4 ACUERDOS


Enviado por   •  29 de Mayo de 2012  •  25.177 Palabras (101 Páginas)  •  407 Visitas

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Los Cuatro

Acuerdos

Un libro

de sabiduría tolteca

Dr. Miguel Ruiz

Los CUATRO ACUERDOS

Hace miles de años los toltecas eran conocidos en todo el sur de México como «mujeres y hombres de conocimiento». Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o una raza, pero, de hecho, eran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados.

La conquista europea, unida a un agresivo abuso del poder personal por parte de algunos aprendices, hizo que los naguales se vieran forzados a esconder su sabiduría ancestral y a mantener su existencia en la oscuridad. Por fortuna, el conocimiento esotérico tolteca fue conservado y transmitido de una generación a otra por distintos linajes de naguales. Ahora, el doctor Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, comparte con nosotros las profundas enseñanzas de los toltecas.

«No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento».

Dr. Miguel Ruiz

DR. MIGUEL Ruiz

Los Cuatro Acuerdos

Un libro de sabiduría tolteca

EDICIONES URANO

Argentina - Chile - Colombia – España

México - Venezuela

Título original : The Four Agreements Editor original : Amber-Allen Publishíng, California Traducción : Luz Hernández

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

© 1997 by Miguel Ángel Ruiz © 1998 by EDICIONES URANO, S.A.

Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona

http ://www. edicionesurano.com

ISBN: 84-7953-253-X Depósito legal: B. 5.331-2002

Fotocomposición: Autoedició FD, S.L. - Muntaner, 217 - 08036 Barcelona Impreso por Romanyá Valls S.A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellades (Barcelona)

Impreso en España - Printed in Spain

Al Círculo de Fuego;

los que ya se han ido,

los que están presentes

y los que aún tienen que llegar.

Índice

Agradecimientos . . . .. . . .. . . .. . . .. . . . 11 Los toltecas . . . .. . . .. . . .. . . .. . . . 11 Introducción: Espejo Humeante . . . . . . . . . . . . . . 11

1. La domesticación y el sueño del planeta . . . . . . . . . . . 11

2. El Primer Acuerdo: Sé impecable con tus palabras . . .. . . . 11

3. El Segundo Acuerdo: No te tomes nada personalmente . . .. . . . 11

4. El Tercer Acuerdo: No hagas suposiciones . . .. . . .. . 11

5. El Cuarto Acuerdo: Haz siempre tu máximo esfuerzo .. . . .. . 11

6. El camino tolteca hacia la libertad: Romper viejos acuerdos . . . . 11

7. El nuevo sueño: El Cielo en la Tierra . . .. . . .. . . . 11 Oraciones . . .. . . .. . . .. . . .. . . .. . . 11

Agradecimientos

Me gustaría expresar mí humilde agradecimiento a Sarita, mí madre, que me enseñó el amor incondicional; a José Luís, mi padre, que me enseñó disciplina; a mi abuelo, Leonardo Macías, que me entregó la llave para acceder a los misterios toltecas, y a mis hijos Miguel, José Luís y Leonardo.

Deseo expresar mi más profundo afecto y aprecio a Gaya Jenkins y Trey Jenkins por su dedicación.

Me gustaría hacer extensiva mi más honda gratitud a Janet Milis, editora y creyente. También estaré permanentemente agradecido a Ray Chambers por iluminarme el camino.

Me gustaría manifestar mí respeto a mi querida amiga Gíni Gentry, una «mente» increíble cuya fe me llegó al corazón.

Me gustaría también reconocer la contribución de las numerosas personas que generosamente entregaron su tiempo, su corazón y sus recursos para apoyar estas enseñanzas. Una lista parcial incluye a: Gae Buckiey, Teo y Peggy Suey Raess, Christinea Johnson, Judy «Red» Fruhbauer, Vickí Molinar, David y Linda Dibble, Bernadette Vigil, Cynthia Wootton, Alan Clark, Rita Pisco Rivera, Catherine Chase, Stephanie Bureau, Todd Kaprielian, Glenna Quígley, Alan Hardman, Cindee Pascoe, Tink y Chuck Cowgill, Roberto y Diane Paez, Siri Gían Singh Khalsa, Heather Ash, Larry Andrews, Judy Silver, Carolyn Hipp, Kim Hofer, Mersedeh Kheradmand, Diana y Sky Ferguson, Keri Kro-pidlowski, Steve Hasenburg, Dará Salour, Joaquín Galvan, Woodie Bobb, Rachel Guerrero, Mark Gershon, Collette Michaan, Brandt Morgan, Katherine Kilgore (Kítty Kaur), Michael Gilardy, Laura Haney, Marc Cloptin, Wendy Bobb, Edwardo Fox, Yari Jaeda, Mary Carroll Nelson, Amari Magdelana, JaneAnn Dow, Russ Venable, Gu y Maya Khalsa, Mataji Rosita, Fred y Marión Vatínelli, Diane Laurent, V. J. Polích, Gail Dawn Price, Barbara Simón, Patti Cake Torres, Kaye TKompson, Rarnín Yazdani, Linda Lightfoot, Terry «Petie» Gorton, Dorothy Lee, J, J. Frank (Julio Franco), Jennifer y Jeanne Jenkins, George Gorton, Tita Weems, Shelley Wolf, Gígí Boyce, Morgan Drasmin, Eddíe Von Sonn, Sidney de Jong, Peg Hackett Cancienne, Germaíne Bautista, Pilar Mendoza, Debbie Rund Caldweil, Bea La Scalla, Eduardo Rabasa y el Cowboy.

Los toltecas

Hace miles de años los toltecas eran conocidos en todo el sur de México como «mujeres y hombres de conocimiento». Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o una raza, pero, de hecho, eran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados. Formaron una comunidad de maestros (naguales) y estudiantes en Teotihuacan, la ciudad de las pirámides en las afueras de Ciudad de México, conocida como el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios».

A lo largo de los milenios los naguales se vieron forzados a esconder su sabiduría ancestral y a mantener su existencia en secreto. La conquista europea, unida a un agresivo mal uso del poder personal por parte de algunos aprendices, hizo necesario proteger el conocimiento de aquellos que no estaban preparados para utilizarlo con buen juicio, o que hubieran podido usarlo mal intencionadamente para obtener un beneficio personal.

Por fortuna, el conocimiento

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