LOS NIÑOS EN LA EDAD PREESCOLAR
Enviado por normalfep • 24 de Abril de 2013 • 1.425 Palabras (6 Páginas) • 314 Visitas
LOS NIÑOS EN LA EDAD PREESCOLAR
El desarrollo físico y psicomotor de los niños en la edad temprana son aspectos importantes, ya que en esta etapa se amplían nuevas capacidades físicas como respuesta al crecimiento y la maduración de habilidades que se desarrollan tales como experiencia y capacitación proporcionada por los adultos.
En este proceso de crecimiento influyen factores: genéticos, motrices, de salud, alimentación, movimiento, locomoción, estabilidad, equilibrio, manipulación, proyección y la recepción de capacidades motrices, las que ayudan al niño a darle un sentido a su acción; a orientar y controlar sus movimientos, así como a expresarse y comunicarse con los demás mediante su cuerpo; a resolver problemas motrices con creatividad, imaginación, iniciativa, etc.; a construir una base para la confianza y autonomía progresiva; además de brindarle conocimiento de sus posibilidades y áreas de oportunidad.
En conjunto, es lo que permite la promoción del desarrollo integral y armónico de los niños, compensando, en la medida de las posibilidades de la educadora y demás adultos, las desigualdades provocadas por factores de carácter social, cultural, familiar y económico; estimulando sus potencialidades y fortaleciendo su desenvolvimiento educativo y social.
Para lograr el desarrollo integral que se pretende en el niño, la educación preescolar brinda, precisamente, estas oportunidades que favorecen el desarrollo físico y psicomotor de los niños, favoreciendo a la vez, procesos cognitivos (durante actividades motrices); competencias motrices y la relación con los procesos de socialización y afectividad de los niños; comunicación y expresión (a través del cuerpo); adquisición de habilidades para el cuidado de la salud y el cuerpo, etc.
Así como existen oportunidades para lograr el desarrollo armonioso del niño, existen riesgos que se pueden correr en la realización de actividades motrices, como son: el desatender en la práctica la diversidad de los niños; desmedido énfasis en actividades de escritura y repetición de trazos; inicio temprano de la práctica deportiva competitiva; no respetar la necesidad de movimiento de los niños, exigiendo quietud en el aula y fuera de ella, entre otros.
Para favorecer dicho desarrollo psicomotor brindando oportunidades que respondan a la necesidad de cada niño y del grupo en general y evitando en cuanto sea posible los riesgos que truncan avances, es necesaria una preparación adecuada y competente de la educadora, así como su intervención oportuna, para favorecer y generar aprendizajes significativos y desarrollo de competencias, partiendo del desarrollo actual de cada niño, así como de sus necesidades e intereses, respetando los conocimientos que ya poseen, promoviendo el proceso de interacción maestro- alumno, alumno-alumno.
La intervención de la educadora implica disposición, porque en todo momento es necesario observar a los niños, interpretar conducta, organizar y controlar al grupo, establecer comunicación, selección del material y espacios adecuados y la elaboración de una planificación adaptada a necesidades del grupo, etc.
Para lograr esto, debe diseñar estrategias, técnicas y emplear recursos acordes a las características de su grupo, que impliquen desafío. También es necesario tomar en cuenta algunos criterios para la planeación y realización de dichas actividades, como: la promoción gradual de retos, el desarrollo de la seguridad en sí mismos y la confianza en sus capacidades, la flexibilidad de las actividades, variedad y pertinencia, actividades que propicien la interacción en pequeños grupos y el aprendizaje entre pares.
Estas actividades deben integrar acción, vivencia y aprendizaje, por estar orientadas a una finalidad que va más allá de lo inmediato y del contenido intelectual. Se debe procurar que cuenten con sentido personal y social.
Para lograr que las actividades tengan sentido se requiere que la educadora sea capaz de responder a motivaciones e intenciones educativas, basadas en situaciones o problemas, compartidas por los otros miembros del grupo de trabajo y por otras personas o instituciones sociales; conectar los motivos de la educadora con los intereses objetivos de los alumnos, aunque no sintonice exactamente con sus intereses subjetivos; servir para construir un entramado cognitivo y afectivo en el alumno que sea transferible a otra temática y circunstancias; no ser algo cerrado, ha de permitir la elaboración por parte de los alumnos; facilitar la interacción en el aula y la mediación social de los adultos o de los iguales; contar con la mediación instrumental que sea precisa según la edad de los alumnos y permitir la búsqueda de alternativas.
Las actividades
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