LOS PRINCIPIOS DE LA BUENA ENSEÑANZA

LOS PRINCIPIOS SUPREMOS DE LA BUENA ENSEÑANZA DE RICHARD LEBLANC

Los docentes no debemos de olvidar los principios supremos de la buena enseñanza, creados por Richard Leblanc, de la Universidad de York en Ontario Canadá. Los cuales dicen lo siguiente

1. El primer principio nos habla que para la enseñanza hay que tener pasión y razón, no es solamente motivar al alumno a que aprenda, si no enseñarle como aprender, de una manera relevante, llena de significado y que sea memorable para él. Saber cuidar el arte de enseñar, apasionarse por él y saber transmitir esa pasión a nuestros alumnos.

2. Debemos de considerar al alumno consumidor del conocimiento, así como existe la relación entre cliente y comerciante, en la que lo más importante es la calidad del producto que se ofrece, así también nosotros los docentes debemos de poner en primer plano el ofrecer una enseñanza de muy buena calidad; nos obliga a hacer un mayor esfuerzo para actualizarnos en nuestros campos y no solo el conocimiento sino que la buena enseñanza consiste en saber tender un puente entre la teoría y la práctica.

3. El saber escuchar es un pilar importante en la buena enseñanza ya que escuchar, saber preguntar, ser sensible y no olvidar que cada alumno es diferente, debemos saber provocar la respuesta o las respuestas que queremos a nuestras interrogantes, también desarrollar las habilidades de una comunicación efectiva con el estudiante con sus padres y los demás docentes dentro y fuera del aula, no olvidando que hay que ser humanos, respetuosos de los demás y ser un profesional siempre.

4. Recordemos que la buena enseñanza no consiste en tener una agenda activa y rígida, hay que ser flexibles con un ánimo experimentador, teniendo la confianza necesaria para saber reaccionar y ajustarnos a las circunstancias, si se presenta una buena oportunidad de aprendizaje debemos aprovecharla ya que un punto importante de la buena enseñanza consiste en el balance creativo entre ser un dictador y un condescendiente.

5. El estilo personal que uno le imprime a su cátedra es muy importante cuando se trata de contextualizar en lo propio o en lo ajeno el aprendizaje, ya que la enseñanza efectiva no consiste en clavarse en un solo lugar del salón o tener los ojos fijos en el pizarrón o en lo que proyecta el cañón, ya que los buenos maestros saben trabajar el espacio en el aula y sabe con certeza donde está cada alumno, si hacemos una analogía los alumnos son los músicos integrantes de una orquesta y el maestro es el director ya que cada estudiante toca un instrumento diferente y con diferentes grados de habilidad y la batuta del director es la técnica con la que guiará al alumno a desarrollar los diversos grados de habilidad ejecutoria.

6. El buen humor nunca sobra en la buena enseñanza porque es importante no tomarse a uno mismo demasiado en serio, con frecuencia consiste en hacer bromas inofensivas

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