La Alegria

La Alegría de un Milagro de Jesús

MILAGROS DE JESUS GORIS ESTEVEZ

Nació el 21 de junio de 1952 en este municipio de San José de las Matas. Fue la tercera de los seis hijos de Manuel Goris y Herminia Estévez. El 1 de diciembre de 1974 contrajo matrimonio con Rafael Antonio García, con quien procreo cuatro hijos: Niurka, Bielka; Yuderka y Otoniel.

Siendo Bachiller ingresó al magisterio en el año 1975, labor que realizó con gran apego, amor y dedicación en diferentes centros educativos hasta ser jubilada. En 1989 empieza a formar parte de la familia Plan Sierra donde se destacó de una forma considerable, por su carisma, entusiasmo, alegría y disposición.

Alegría, no hay otra palabra para describir lo que fue Milagros. Mujer pequeña, que se convirtió en un verdadero milagro de Dios para quien haya tenido la dicha de conocerla. Y es que no hubo tristeza que su rostro reflejara ni servicio que no estuviera rebosado de amor.

Fue un milagro para quienes de ella recibimos su cariño, amor, paciencia, desprendimiento económico, lealtad, comprensión, apoyo, ternura y esa alegría que solo ella irradiaba, y todo esto sin esperar nada a cambio.

Fe, descripción cristiana que define a nuestra Milagros. Esa mujer cuyas armas fueron La Eucaristía, El Santo Rosario, El Cursillo de Cristiandad. Ese cursillo que marcó su vida, al salir de ahí sus años se convirtieron en un “cuarto día”. Con cuanto orgullo hablaba ella de su constante asistencia a las reuniones y que empeño ponía para estar en todas las ultrellas y clausuras. Con cuanto entusiasmo recibía a sus “nuevos hermanos”.

Una vida basada en el amor a Dios, a su familia y al prójimo. Un sueldo pequeño, pero que alcanzaba para socorrer a muchos. Que muestra de desprendimiento y humildad. Esta amiga supo ser el prójimo para quienes tenían menos, para cada enfermo que conoció. Siempre visitando o llamando a para dar seguimiento a la salud de sus conocidos.

Perdón, “perdona y te sentirás mejor” fue uno de sus consejos. Ella supo perdonar y pedir perdón. A quien le ofendiera le regalaba su perdón sin que se lo pidieran. Jesucristo perdonó más de ahí, decía.

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